sábado, 23 de octubre de 2010

Queridos lectores, despues de estos meses, ya años, buscando la manera de dar forma a la estructura de este blog, creo, como consecuencia del crecimiento del número de lectores, procedentes de más de 20 países de todo el mundo, que he conseguido la combinación más al gusto de mis seguidores: una parte de historia y una parte de análisis critico de la política actual.
A pesar de mi costumbre de detenerme los fines de semana, hoy deseo compartir con todos ustedes una reflexión, pues solo aquel que comparte puede ser dueño de algo, decía Larralde, y el blog es de todo el mundo, pues es leído en, al menos, veinte naciones del planeta, para reflexionar juntos acerca de la necesidad de adoptar, casi diría exigir, una postura intelectual decidida, imprescindible, ante la deforme y escabrosa sociedad que se nos ha impuesto, como resultado de muchos años de mentiras y maquinaciones, falsas bondades y fortunas espirituales e instrucciones mazdeistas, simplificación de los hombres en amigos y enemigos, tan del gusto del Islam, y, como no, del socialismo, el cristianismo, el judaismo e incluso los constructores de un universo único, pero para ellos.
Es mi hilo conductor de pensamiento, hace mucho tiempo, que el hombre social, debe dejar de serlo, para sí, y volver a encontrar su ética, su pensamiento y su moral, con una nueva Ilustración. Ese es el secreto. Aquellos ilustrados herederos del racionalismo de Descartes, Bacon, Leibniz, Spinoza o Galileo, que lucharon por superar la creencia por la fe y los prejuicios, a través de la razón empirista y el conocimiento, como Montesquieu, Voltaire o Bufón, legaron al pensamiento humano el camino de la libertad (que no del liberalismo) de la razón, el juicio y la especulación, hacia un romanticismo, aún más comprometido.
En España no se amilanaron cerebros como Feijóo, Jovellanos, Cadalso, Luzán, Meléndez Valdés, Moratín, Olavide o Lista, por solo señalar algunos, y su patrimonio fue aprovechado por cerebros como Azorín, Maeztu, Baroja, Unamuno, Galdós, Ortega, y sobre todo el inefable Ramón y Cajal. Y España, una triste y desangrada España, avanzó, bien que doliente, hasta que se produjo la masificación del pensamiento, la masa, la colmena, tan del gusto y provecho de políticos y próceres del pensamiento de la masa, empeñados, como bien supremo, en vendernos una nueva "Diosa Razón" revolucionaria, un nuevo becerro de oro, al parecer inevitable: la Democrácia.
Es menester retomar la independencia e individualidad del pensamiento, sin perder de vista nuestra propia historia, y, aquí y ahora, decir ¡NO! a preceptos e "ideologías" hueros, a conceptos de masa impuestos para "gozar de una sociedad de bienestar", y caer en la trampa de participar en la destrucción del hombre como identidad única, individual e indivisible (y no aglomerable), mediante colectividades, asociaciones, agrupaciones, castas y redentorismos que mutilen, ya lo han hecho, reduciendo a guisos sociales, políticos o religiosos el legado que recogerán (ya lo han hecho) nuestros descendientes.
Esta es mi filosofía, mi religión y mi política. No me lo guardo, lo participo a mi entorno, ese es el sentido de este blog, pero nadie conseguirá incluirme en ningún club distinto de cualquier academia cuya finalidad no sea el conocimiento compartido, el saber y el mundo de la cultura intercambiada.
Amigos míos, volvamos a la Ilustración, pensemos por nosotros mismos, y neguémonos a abonar con las 30 monedas de nuestra individualidad de razonamiento a los agitadores de la masa y los colectivos, y los redentores para dirigir un mañana que solo pertenece a la persona.
Y después de este rollo, espero que algún lector, tenga a bien hacer algún comentario. El lunes, vuelta a nuestra memoria histórica. Abrazos


No hay comentarios: