domingo, 6 de noviembre de 2016

Amigos lectores, creo que en alguna ocasión ya he tratado someramente este tema: no soy ni el primero ni el único que afirma que el marxismo y el fascismo/nacismo han tenido su origen en la misma "célula madre". De hecho Francois Furet y Ernst Nolte han dejado claro, de manera independiente en sus relaciones epistolares, puesto que sus principios base, sus ideologías éticas difieren fundamentalmente, aunque en variedad de puntos llegan a coincidir, que, en efecto, las fanáticas opiniones de Mussolini y de Lenin habían partido de un socialismo ultrarrevolucionario y que "el sistema liberal, en lo que ofrece de contradictorio y de indefinidamente abierto hacia el futuro, constituyó la matriz de las dos grandes ideologías, comunista y fascista". Insisten estos historiadores que "en el plano práctico, el exterminio de la burguesía realizado por Lenin en nombre de la abstracción de la sociedad sin clases, crea un pánico social en el punto de Europa más vulnerable a la amenaza comunista, ocasionando el triunfo de Hitler y del contraterror nazi". En otras palabras, el desarrollo del marxismo ideológico y su aplicación en la economía y sociedad de los pueblos de manera fanática, furiosa, cruel y homicida de personas, creencias y derechos fundamentales, favoreció, como método de defensa o vacuna, el éxito rotundo de los nacionalismos extremos del polo opuesto: fascismo y nazismo. Tengamos en cuenta que el marxismo partió, en el siglo XIX, de una teoría económica y pasando por una filosofía social se transformó en una acción política popular; el fascismo/nazismo surgió tras la Primera Guerra Mundial, como daño colateral de una crisis europea no resuelta en el Tratado de Versalles, sino todo lo contrario, encarnizada por el mismo.
En algunas culturas semejante dicotomía parece amortiguarse por una mayor experiencia compartida de convivencia de opuestos: así es indudable que la izquierda en Francia tiene su origen en la Revolución Francesa, efecto tan arraigado en los chovinistas afectos históricos galos, pero este no es el caso de Rusia, tan poco revolucionaria como acomodada y obediente a la dictadura del "padrecito" zar y sumisa a las doctrinas del pope del lugar, durante siglos y siglos, aunque ello conllevara un enorme sacrificio de los administrados en todos los órdenes materiales.
Es una evidencia indiscutible que no puede entenderse el nazismo/fascismo y el comunismo, el uno sin el otro; ambos principios son equiparables. Más no así los finales. El fascismo tuvo su desarrollo entre una sociedad de muy dudosa disciplina social, política y moral, como es el italiano, como prueba que a medio conflicto bélico cambió el interés del pueblo, como el viento cambia sobre las velas de un barco, y donde dije digo, digo Diego o lo que es igual, donde dije viva Mussolini, pues le asesino y vivan los yanquis.
Los otros dos sistemas son más dignos de estudio: la difusión de la doctrina nazi, impuesta a su mismo pueblo, el elegido, mediante la convicción erudita de un líder necesario y suficiente, hacia otras culturas y naciones, se llevó a cabo mediante la invasión militar de países sometidos por la fuerza y el terror de los ejércitos y las armas de millones de gentes del pueblos alemán elegidos como "hijos" entusiastas de un caudillo levantado en andas por la nación alemana, valiéndose de una de las muchas trampas que esconden los sistemas democráticos  dentro de sus urnas. Hitler pretendía extender su dominio invadiendo físicamente y sometiendo a sus vecinos, y a los vecinos de sus vecinos, siempre atravesando fronteras con sus Panzer, su Wehrmacht y su fiel Gestapo, al más puro estilo teutón, vándalo, burgundio o turingio, por ejemplo.
No es este el caso de Stalin y de los ideólogos Comunistas. Ellos no invaden por tierra, (si exceptuamos la opresión ideológica mantenida mediante el terror militar de los países del Pacto de Varsovia) invaden las ideas, quebrantan las almas, destruyen el pasado, las epopeyas, los testimonios de los pueblos y las personas, someten por el pánico a su mismo pueblo y sus personas, a cambio de una idílico estado cuya justicia social se base en el odio y el desprecio a todo aquel que no opine de igual manera intentando socavar sus cimientos sociales estén tan lejos como estén mediante la acción política. En otras palabras, estos dos sistemas dictatoriales tuvieron un mismo origen pero un final diferente: El nazismo es un cáncer que se disemina por contigüidad y el marxismo/comunismo por metástasis. El nazismo murió con su líder, mientras el marxismo/comunismo/socialismo sobrevive infiltrado en todos los países del globo, como ahora intenta hacer el islam, aunque hoy día en el occidente se hayan travestido de ideologías democráticas.
A pesar de todo, en los continentes desarrollados, tras la caída del muro de Berlín, y el demostrado fracaso de las políticas de izquierdas, que tantos se resisten a admitir, la dispersión de los criterios y doctrinas marxistas pareció llegar a tocar fondo en el seno de las sociedades de fundamento capitalista, digamos las sociedades "libres". Los nuevos "popes" doctrinarios de libertades benefactoras para "el pueblo", para "el trabajador" tenían que introducir algún factor de corrección en sus discursos para resultar creíbles a esas porciones tan numerosas de ciudadanos que tan bien podían arrastrar con sus flautas para desestabilizar gobiernos, estados y sistemas que parecían apetecibles y sencillos de embaucar, como es el caso de España, insuficientemente cicatrizada de una guerra civil, o guerra del odio entre vecinos, mal informada, o mejor totalmente desinformada e ignorante, en modo de autodestrucción nacionalista de sus propias raíces, de su historia y del progreso social, económico y político conseguido.
Pero la acción de las células reivindicativas de nostálgicas doctrinas de las malparadas y decepcionantes izquierdas, y tras un periodo de estupor, allá en los años noventa, ha vuelto a la carga infiltrándose en las sociedades occidentales haciendo uso de los mecanismos más depurados, y variopintos. Naturalmente valiéndose de la indefensa, impotente y desarmada por sus propios principios, democracia, para deslizarse por entre sus costuras, y creando otras paralelas cabezas de puente útiles a sus fines, como los partidos verdes, los animalistas (antitaurinos), radicales independentistas, terroristas de diverso cuño, populistas, partidos republicanos, anarquistas y como no los emboscados socialistas. Para alcanzar su fin, esto es la desestabilización de los sistemas capitalistas occidentales, se pueden asociar a cualquier grupo islamista (palestinos, iraníes, kurdos, etc.), cualquier dictadura de corte marxista o asociaciones de pretensión intervencionista y de estricta, escrupulosa, fanática e intransigente  doctrina (masonería, illuminati, bilderberg), gran cantidad de ONG y asociaciones populares (organizaciones de padres de alumnos, judiciales, de acción política, feministas, juveniles, culturales y docentes) y valiéndose de los medios de difusión para provocar (prensa presuntamente humorística) y de los tecnológicos e informáticos más avanzados (las redes). Se llaman a sí mismos demócratas, y dan lecciones de moral, de ética, decencia e integridad, pero atacan a la religión cristiana (y especialmente la católica, solo la católica), la única que defiende valores de compasión, humanidad, consideración y tolerancia hacia los semejantes, caridad y respeto a la vida, y, en cambio, apoyan al asesino islam; acometen a la propiedad privada, a la libertad de culto y de enseñanza y a la capacidad del individuo para prosperar por su propio esfuerzo, negando ayudas oficiales a todo el que no participa de sus ideas.
En fin, a todas las personas del mundo occidental libre, mucho ojo y vayamos tomando conciencia de que ya tenemos al lobo dentro del redil, con mil disfraces, y se nos va a comer las ovejas; y lo que es peor, no extrañe a nadie que un buen día surja un mesías de ultraderecha, algo que ya estamos vislumbrando en diversos países europeos y en EEUU, que nos lleve, de nuevo hacia otra calamidad armígera, hoy, potencialmente, mucho más desastrosa.

sábado, 17 de septiembre de 2016

Ortega y Gasset navegaba, en sus reflexiones sobre las masas, sobre que:
"La sociedad es siempre una unidad dinámica de dos factores: minorías y masas. Las minorías son individuos o grupos de individuos especialmente cualificados. La masa es el conjunto de personas no especialmente cualificadas... La muchedumbre, de pronto, se ha hecho visible y se ha instalado en los lugares preferentes de la sociedad... Masa es todo aquel que no se valora a sí mismo -en bien o en mal- por razones especiales, sino que se siente como todo el mundo... Hoy asistimos al triunfo de una hiperdemocracia, en que la masa actúa directamente sin ley, por medio de presiones materiales, imponiendo sus aspiraciones y sus gustos... ahora cree la masa que tiene derecho a imponer y dar vigor de ley a sus tópicos de café. Yo dudo que haya habido otras épocas de la historia en que la muchedumbre llegase a gobernar tan directamente como en nuestro tiempo. Lo característico del momento es que el alma vulgar, sabiéndose vulgar, tiene el denuedo de afirmar el derecho de la vulgaridad, y lo impone dondequiera..."
Bueno no creo que haga falta más ampliación de la idea. No obstante para las víctimas de los últimos planes de estudio he de informar que Ortega y Gasset era una sola persona, no dos; fue un filósofo español de gran renombre, catedrático de metafísica y meritorio académico de la Real de Ciencias Políticas y Morales, que vivió en la primera mitad del siglo XX. Aclarado este extremo añadiré que hubo una época en que nadie, en el mundo de la cultura, en el orbe intelectual, se hubiera atrevido a llevarle la contraria, claro que eso era antes de la Rebelión de las Masas, pero ahora, cuando "todo el mundo es masa", no puedes descuidarte de la opinión de intelectos como los de Belén Esteban, de Zapatero, de Neymar, Bibiana Aido, el mismo Pedro Sánchez y toda la troupe del populismo, estalinismo o anarquismo galopante, influyente e imperante, sus adeptos y sus votantes, vamos dos terceras partes de España. Y por qué no de enajenados como Trump, Putin, Faraje o Cameron; Berlusconi... y todos los populistas, estalinistas y  anarquistas, sus adeptos y votantes del mundo occidental; al menos dos terceras partes de los habitantes de Europa y América del norte.
En todo me remito a las reflexiones de Ortega, quien en el año 1937, fecha de la primera edición de su irrepetible obra, no podía imaginarse los límites de ignorancia, cretinismo, arrogancia y coacción  que la masa ha alcanzado en el primer decenio del siguiente siglo, cabalgando sobre la mula que denominan democracia y que les es útil para toda desventura, ultraje y acometida. El mundo occidental es una enorme Gotham, sin un Batman que la redima, una Sodoma que acabará sus días de dominio corrupto bajo el fuego purificador de la necia fascinación, el fanatismo musulmán, como acabó la refinada y corrompida Roma que dobló la cerviz ante la bestialidad invasora de las tribus del norte europeo.
A raíz de la Revolución Francesa, las clases dominantes intelectualmente, la nueva nobleza burguesa, la aristocracia detentora del capital, convencidos de poder controlar las masas, dio rienda suelta a sus exigencias sociales entregándoles un juguete que llamaron democracia, algo así como dejarle a un niño un revolver cargado y las masas se rebelaron e impusieron su doctrina de taberna de arrabal, el triunfo, como Ortega proclama, de una hiperdemocracia, la imposición de la vulgaridad y -añado yo- la política más necia y antipatriótica que se ha conocido en siglo y medio en España. Del marxismo estalinista hablaremos otro día.
Ah, por cierto, José Ortega y Gasset no era fascista, fue defensor, para su desgracia, de la segunda república española, fundando con Pérez de Ayala y Marañón (estos sí son dos personas distintas) una especie de partido político al respecto, algo de lo que tuvieron que arrepentirse años después a tenor de como se produjo este indecente tiempo político.

viernes, 12 de agosto de 2016

Quien no ha tenido la oportunidad de relajarse en horario postprandial con esos telefilms del oeste en que una caravana de colonos, dirigida con frecuencia por un listillo que se lo sabe todo y manda mucho, divisa a lo lejos un remolino de buitres volando en círculos alrededor de un arrasado campamento minero masacrado sin compasión por los malísimos pieles rojas. Naturalmente el jefecillo y dos o tres de los más hábiles tiradores, entre los que se suele encontrar un viejales que mastica tabaco, pero que donde pone el ojo pone la bala, o, en su caso, el capitán de caballería que escolta a la comitiva, a ser posible John Wayne, el teniente y otros dos, cabalgan a toda prisa hacia el lugar de autos para reconocer por las flechas cual había sido la tribu asesina. Bien pero el caso es que los buitres, que siempre están a la que salta, suelen asociarse a las correrías de matones, ya sean humanos o cazadores del reino animal para obtener el mayor provecho posible de los despojos, aunque sean putrefactos, de las matanzas de los demás; esa es su condición.
Y yo por qué estaba contándoles esta película... Me había venido a la memoria algo con similitudes... veamos... ¡Ah! si, no sé si se han enterado que Putin, ese enano de pequeños ojos que siempre mira al suelo y nunca a la cara, esta de noviazgo con Erdogan, el otro que los cerebros europeos están empeñados en metérnoslo en casa, y que ha demostrado no pararse en bobadas como los derechos humanos, el respeto a las leyes internacionales y cualquier cosa que no sea apoyar su tiránica dictadura otomana, algo así como la enfermedad que le acosa al inmaduro Maduro. Pues señor, en nuestra película del oeste, Putin representa a los buitres y el otro pájaro al degenerado paisano al servicio de las autoridades incompetentes que, bajo cuerda, vende whisky y rifles a los renegados pieles rojas, léase islámicos, causantes de tanto dolor y pesadumbre.
Obviamente John Wayne no tiene nada que ver con ninguno de los dirigentes políticos europeos o americanos en cuanto a rudeza, decisión y amor por la justicia. Pero como en esta películas de sobremesa me suelo quedar frito, pues no me entero nunca del final. Lo que sí puedo asegurarles es que si Putin, motu proprio, tiene más peligro que una piraña en un bidé, unido al sátrapa turco ni les cuento. Vayan buscando refugio en el sótano que vienen los indios.
Y a propósito de crímenes, una reflexión dedicada a las policías española y portuguesa, y de paso a las del resto de Europa (bueno la belga que se quede en su casa). Ya a nadie le cabe la menor duda de que los incendios que cada año, y este especialmente, tienen lugar en la Península Ibérica, son provocados de manera intencionada y a aquellas personas que tienen dos dedos de frente, que no son tantas, salvo que tengan la mala costumbre de asistir de manera asidua a una tertulia radiofónica o televisiva en las que cuando se agarra un tema de notoriedad se le da tantas vueltas que se acaban diciendo soberbias gilipolleces, tampoco les cabe duda de que se trata de delitos graves contra las personas, sus bienes y el medio ambiente que a nadie pertenece. Parece que las diferentes fuerzas del orden se esfuerzan al máximo en localizar y detener a los culpables... ¡Huy! Perdón, presuntos malitos. Otra cosa es que se los detenga y el/la juez de turno considere que debe aplicar con todo rigor la ley, es decir, que debe hacer justicia, vamos. Y si ello se consigue, que ya sería un puntito, aquí se terminó el cuento y colorín colorado.
Pero vayamos más allá. Como he escuchado esta mañana, no sé a quien, pero con muy buen sentido, los incendios se combaten en invierno, vamos, que menos dedicar dinero a unas elecciones tras otras, y más pensar en las personas, y ya está dicho todo, porque esto nos lleva a un tema que tocaremos otro día. Y por otro lado, a nadie se le ha ocurrido pensar que tras estos actos hay algo más. Porque yo me pregunto ¿Cuál es la consigna a la obedecen esta canalla? Eso es lo que hay que investigar, porque lo que nadie, o casi nadie (la consejera de Medio Ambiente sí lo ha dicho) ha tenido huevos para decir es que se trata de actos de terrorismo, otra forma de terrorismo, pero dirigido a un fin similar al de los asesinatos directos, a saber, destruir la sociedad occidental capitalista. Lástima que nadie se haya esforzado en intentar averiguar si el incendiario, al tiempo que cometía su crimen... ¡Perdón! presunto crimencito, había gritado ¡Alá es grande!, que en breve se completara en: ¡Alá y Putin son grandes!
Y como nuestros próceres tienen la costumbre de ahuyentar al maligno, que mira que molesta a la conciencia, con gestos solemnes, pues vaya por mi parte un ramo de flores, una velita y un minuto de silencio ante una catástrofe cuya dimensión no se quiere reconocer, ignoro por qué, ni investigar como Dios manda, aunque la destrucción de nuestro valores, morales y materiales, esté llegando a la ruina total, y la recomendación a las fuerzas de seguridad y los servicios de inteligencia de que menos esfuerzo vano y de corto recorrido y más seguir al enemigo hasta su cubil y destruirlo definitivamente. Yo, sin ánimo de faltar.

jueves, 4 de agosto de 2016

¿A que peligrosas especies zoológicas estamos alimentando con nuestra comida, en nuestros platos y dentro de nuestra casas, esas que llaman democracia? Porque, que surjan abortos intelectuales del orden de Kim jong-un, Mugabe, Teodoro Obiang, Zenawi o Gadafi, es algo inevitable en un mundo propicio para la esclavización del hombre por el hombre, pero que la gente se preste a dar voluntariamente su beneplácito, su licencia para manejar los destinos de una nación, léase su voto, a descerebrados patológicos, es algo a lo que nunca podré acostumbrarme. Que todavía haya quien apoye al retrasado mental de Maduro, al narcisista neurotiforme de Putin, al inútil de Hollande o al psicópata social de Trump o, por qué no, al soberbio resentido socialista español Pedro Sánchez, y tantos otros, es fehaciente prueba de que la selección natural no ha concluido su labor evolutiva al llegar al Homo Sapiens. La estupidez, la maldad y, en general, los siete pecados capitales (para los de la Logse: soberbia, gula, lujuria, avaricia, pereza, ira y envidia), al igual que las radiaciones ionizantes (radiación atómica o ultravioleta) tienen carácter acumulativo a medida que se ejercitan. Es decir que si se les concede un dedo de la mano se van tomando el brazo y el cuerpo entero hasta destruirlo. Y un cuerpo gravemente debilitado, como en  este caso es Europa y Norte-América, afectado de sida (síndrome de inmunodeficiencia adquirida), cualquier germen que lo asalte, por ejemplo un par de islámicos dementes, valga la redundancia, acabará poniéndolo de rodillas.
Hay quien ha comparado la actual situación en el Viejo Continente con la caída del Imperio Romano, debilitado por haber arrastrado una política corrupta y frívola, por la  pérdida de sus principios y su autoridad y de su capacidad de estado, algo que Europa todavía no ha conseguido enarbolar, y creo que yo fui uno de ellos. Pero los ataques coordinados y sucesivos de tribus germanas, godos y hunos es un fenómeno difícilmente comparable con la picadura de algunas avispas con barba y turbante. El principal enemigo de occidente es su incapacidad para renovar sus columnas, sus apoyos, reforzar los principios que son inmutables para nuestra civilización con nuevos preceptos, paradigmas y normas que refresquen modelos de estructuras acordes con las demandas más actuales. Pero si todavía el mundo político occidental basa sus ideales en las derechas y las izquierdas, en las bondades del marxismo o del fascismo/nazismo, en el espíritu filantrópico de la república sobre la monarquía o viceversa, capitalismo vs. anarquismo/comunismo o liberalismo ante patriotismo, vamos, si todavía no ha salido ninguna nación occidental (los nórdicos tampoco) del siglo XIX, si nos mantenemos lamiéndonos las heridas de las guerras de la centuria anterior, tanto las civiles como las territoriales o europeas, si somos incapaces de cepillar el polvo de miserias pasadas que nos acosan y no nos dejan soñar con un progreso brillante, universal y dirigido a las personas, pues llegan los hijos de... Saladino, conjurados en un odio medieval, principalmente a la vida y mediante una silente invasión gota a gota, impondrán sobre nuestras sociedades, su cultura e historia (que muchos occidentales niegan y odian) sus desarrapadas costumbres de esclavitud, violencia y suciedad. Pero si a estos energúmenos musulmanes el cerebro no les da ni para concebir un dios de vida, de prosperidad social e individual y de amor, si el islam es un cadáver maloliente, tan anciano que no ve, ni puede andar, ni sabe reír, ni ama la vida, anquilosado hace mil años en los páramos de un desierto sin agua, sin alegría, sin bosques ni flores ni otros sueños que la muerte, el polvo y los escorpiones . Lo malo es que occidente, con sus majaderos y discapacitados intelectuales subidos al minarete político y llenando la cabeza de los ciudadanos de resentimiento por un pasado "pret a porter",  democracias de purpurina imposibles de digerir y otras necedades, está, hoy por hoy, indefenso ante su propia fragilidad por agotamiento del sistema, y tipos como los enunciados al principio, peligrosos en extremo, cada uno a su estilo, roerán nuestras vidas y la de nuestros hijos y nietos, hasta no dejar más que miserias humanas que ya se encargaran de liquidar del todo las termitas islámicas u otros parásitos devoradores de los andamiajes de la civilización humana más avanzada tecnológicamente.

jueves, 28 de julio de 2016

¡Pero de qué se escandalizan los político, periodistas y jueces ahora! De que los catalanes están echados al monte; de que se pasen las órdenes del Tribunal Constitucional, del Supremo o de cualquier otro tribunal por las ingles; de que Cataluña sea un refugio de mafias independentistas, del más puro nacional socialismo y de odio a España y a todo lo español.  Pues yo no me sorprendo en absoluto. ¿Y de quién es la culpa? pues de todos ustedes, que usan la "democracia" para su medro, pero que les faltan cojones para haber dado un puñetazo en la mesa hace mucho tiempo para impedir la destrucción de esta nación. Claro que viendo el papelón que están haciendo durante los últimos meses... Para empezar Cataluña está gobernada por una panda de extrema izquierda, de anarquistas y de antisistema, lo que significa que la democracia, el estado de derecho y Cataluña les importa una puñeta; no quieren gobernar un estado independiente, vamos que no quieren gobernar nada. Su tribuna no es un parlamento sino la calle, la revolución marxista y el enfrentamiento violento con los poderes del estado; su intención es destruir nuestro sistema y establecer una cabeza de playa revolucionaria marxista/anarquista en Europa. ¿Y quien los apoya? pues los votantes catalanes. Cuantas veces habré explicado en este blog los graves perjuicios de la democracia y del estado de las autonomías en España. Que en un país de botarates iletrados hay armas que no puede entregárseles al pueblo del mismo modo que a un niño no puede dejársele jugar con una pistola cargada.
Repito, esta chusma catalana no tiene ningún interés en el parlamento catalán, en una república catalana democrática, unida a la Comunidad Europea y a la OTAN, ni en un cargo dependiente de ninguna administración, nacional, local o independiente, están jugando a una especie de entretenido "Stratego" o "Risk" contra la democracia y contra Cataluña, y, naturalmente, contra la España que todos los que la hemos trabajado y la están trabajando con esfuerzo y sufrimiento hemos creado, y no estoy hablando de ningún político.
No cabe la menor duda de que también se puede ser un alto cargo militar  y ser un zoquete, pero lo cierto es que el 13 de febrero de 1981 unos militares poco preparados para tal aventura, iniciaron un destartalado golpe de estado que se disolvió en su propio caldo en pocas horas. Sobre este episodio, que en modo alguno fue el primero de la historia reciente de España (solo en el siglo XIX pueden contabilizarse más de 30 golpes, asonadas o cuarteladas), se ha derramado tinta y lágrimas para llenar una piscina olímpica, se ha querido implicar al rey, se han puesto velas a diferentes santos y los presuntos culpables (lo de presuntos es por imperativo) a la cárcel (claro es que no eran de ETA). Y todavía todos los años se recuerda aquella fecha invernal con alarde contrito y mesado de cabellos. Pero los catalanes llevan 50 años atentando contra España, sus instituciones, el presunto estado de derecho y la unidad, seguridad y bienestar de los españoles, pero de manera mas sibilina e inteligente, y todo el mundo mirando para otro lado... porque hay que negociar y parlamentar,  y nadie en la cárcel y ni siquiera se ha querido aplicar el artículo 155 de la vigente Constitución, como permite la ley, ni se aplicará. El peligro no es que Cataluña obtenga la independencia, lo malo es que, en tal caso, los badulaques que nos gobiernan o pretenden hacerlo negociaran un acuerdo económico que beneficie a los catalanes, y claro nos perjudique a los españoles, y lo peor aún, que la región catalana, lo mismo que se pretende en Vascongadas, será secuestrada por fuerzas anarquistas revolucionarias de acción callejera que intentarán, ya lo están consiguiendo en el litoral mediterráneo, extender sus prodigios sociales al resto de España.
Yo, de momento, en esta tierra asturiana, me siento bastante a salvo de andanzas de semejante corte, aunque ya nos está gobernando un tripartito izquierdista que incluye al ambicioso PSOE, al decimonónico Partido Comunista y al anarquista Podemos; y así nos va.
¿Está claro? Nada que no se enteran.

miércoles, 27 de julio de 2016

Las ansias de expansión, históricas y tradicionales, del imperio ruso hacia el mar Negro y, sobre todo, hacia el Mediterráneo para controlar su ala oriental, se han apoderado del alma de todos los emperadores, desde los zares, pasando por Stalin hasta Putin inclusive, y en estos afanes han contribuido a derramar tanta sangre como fuera necesario, unas veces enfrentados con el Imperio Otomano, como en la guerra de Crimea, y otras como aliado de estos, cual es el caso actual. Porque ¿A que distancia podemos considerar que se encuentra el zar Putin de Erdogan en el autogolpe de este tirano? ¿Desde qué minarete intriga el narcisista ruso para atraerse  la confianza del turco, apoyándole desde la sombra a cambio de favores? Porque aunque, de momento, Turquía pertenece a la OTAN y soporta en Incirlik una base estadounidense, ello no es óbice para pasarse al bando ruso e incluso jugar a doble baraja, la bota anatólica es muy grande.
No les quepa la menor duda de que si América tiene un manojillo de dictaduras "democráticas" sobre las que resalta el peligro viviente de Maduro, en Asia, en África y en Oceanía algunas más, En el viejo continente, majaderos de cualquier color político y en cualquier país, no nos privamos del privilegio de soportar, un tanto acongojados, al zar Putin que lo mismo le da dejar morir a la tripulación de uno de sus submarinos, el Kursk, que envenenar a un opositor, o dos, o tres, o los que haga falta, que invadir naciones argumentando derechos históricos, que... asociarse con el diablo para conseguir propósitos de poder y de revancha ante un occidente que le mira de reojo.
                                                                               *
Y ya retornando a los sucesos domiciliarios, resulta que el pueblito costero donde yo vivo desde hace dos años, y espero que para siempre, en la Asturias de Don Pelayo, perteneciente al concejo de Ribadesella, posee una preciosa playa de cerca de 2 Km. de longitud que en estas fechas veraniegas se satura de ávidos bañistas que acuden en bandadas, principalmente en fines de semana. Tengamos en cuenta que esta aldea cuenta con medio centenar de vecinos, y una infraestructura proporcionada a esta población y ha habido algún domingo en que el arenal ha soportado hasta más de cuatro mil quinientos turistas, con sus consabidos automóviles en sus pequeños terrenos. En esos momentos los atascos, caravanas, maniobras disparatadas de coches y aparcamientos a la buena de Dios son la tortura de los vecinos. Las turbas de visitantes, debido a que el espacio para aparcamiento establecido, de manera accidental, ya que el proyecto de construir una variante y aparcamiento, que sacara el tráfico rodado del pueblo para acceder a la playa, los políticos de la comunidad autónoma lo han aparcado desde hace 10 años, a pesar de tener expropiados y pagados los terrenos para ello,  en la playa es insuficiente para tanto vehículo, abandonan sus vehículos donde les parece bien en el interior y aledaños del pueblo, dentro de cualquier finca, huerto o entorpeciendo el acceso a propiedades sin permitir el paso a sus dueños o en los laterales de estrechas calles del pueblo dificultando el tránsito de otros vehículos.
Esta situación ha sido denunciada en la radio (COPE) y en la prensa (La Nueva España y el diario Comercio) de manera reiterada, tratando de mentalizar al ayuntamiento de Ribadesella del peligro que para los viandantes  y lugareños, la mayoría personas muy mayores, representa semejante invasión descontrolada, y solicitando, en fines de semana, un par de policías municipales para gobernar tales desmanes. Pues bien, la respuesta del concejal al uso del partido FORO, ha sido que no se pueden permitir EL LUJO de prescindir de ningún policía en Ribadesella para enviarlos a la localidad de VEGA, que es como se llama esta aldea, y que además la vía, tanto de acceso como en el interior del pueblo, salvo un cachito de apenas 150 metros junto a la playa, le pertenece al Principado de Asturias y no a ellos. Y yo digo, pero los impuestos locales ¿a quien se los estamos pagando, al principado o al municipio? Vamos que se desentienden del problema. Tengo mis dudas de que este comentario la llegue a leer algún representante político, ya sea municipal o autonómico, pero me gustaría saber contra quien habrá que querellarse en los tribunales el día, que llegará, en que ocurra alguna desgracia por atropello o violencia.
Naturalmente soluciones las hay, variadas y de distinta índole. Algunas se les ha ofrecido a los munícipes, otras quedan en el aire. Prefiero pensar que les importa un rábano el problema de este puñado de habitantes de su concejo antes que llegar a la conclusión de que la dificultad está en la necedad de políticos que ni siquiera tienen claras las prioridades para repartir el dinero que cotizamos los ciudadanos, pero aún así, y en cualquiera de esas dos posibilidades, la soberbia nunca tapa la vergüenza de su vacía palabrería durante los periodos electorales.

sábado, 16 de julio de 2016

Las ideologías no son sino el sustituto de la razón y, en base a ello, los programas políticos, sobre todo esos programas tan anodinos, triviales y baladís que igual pueden servir, en su desarrollo posterior, para un roto como para un descosido, serían la comunicación entre el cínico mendaz y el necio receptor que no se esfuerza en demasía en pensar acerca de las posibilidades de un futuro comprometido; si luego no le gusta lo que ve y oye, protestará, culpará a alguien (a Franco o a Aznar, es un decir) y a otra cosa.
Francia está atravesando una de las peores singladuras de su historia reciente (al alimón del resto de Europa). Porque presidentes de esta 5ª Republica lamentables y mala gente, los ha habido notabilísimos pero su vileza la vertían normalmente hacia los demás, sobre todo contra España. Pero este Hollande ha resultado el más nefasto para Francia en un siglo.
Bien es verdad que el país de los gabachos siempre ha ido por el mundo sacando pecho y arrogándose la propiedad de ser el refugio de los desheredados del mundo mundial, la madre amorosa a cuyos pechos acudían los desvalidos, excluidos y desvalidos, para arroparse con su "liberté, egalité y fraternité" (por cierto un lema muy masónico). Y de este modo la madre Francia los acurruca... en guetos, alejados del señorito francés, en rediles propios de ciudadanos de segunda división donde, miles de familias han sobrevivido como Dios les ha dado a entender... que en España sabemos muy bien lo que es un francés.
Las grandes oportunidades de progreso en el país vecino siempre han sido para los galos de raigambre, y no para todos. pero para la primera generación de inmigrantes, ello resultaba, al menos, suficiente para flotar y criar unos hijos para los que deseaban, como todos los padres, una vida mejor, para lo cual se mataban a trabajar en las tareas que mejor hubieran podido alcanzar. Algo parecido a lo que también ha venido ofreciendo Alemania desde hace decenios a los inmigrantes, aunque fueran comunitarios, o los mismos británicos, cuya apolillada estructura imperialista se está desmoronando hacia la enorme grieta que separa a los viejos, aún victorianos, y los más jóvenes y más perspicaces analistas de un presente nuevo y, necesariamente, gregario.
Pues bien, en esos nichos sociales marginados franceses, el paro, la falta de integración conducente a la desintegración colectiva, la inseguridad ciudadana, el desequilibrio económico y el fracaso político, que incluso ha conducido a muchos trabajadores a votar a la ultraderecha y a los jóvenes a echarse violentamente a la calle, han echo de un precioso, que no amable, país una nación indeseable para muchos ciudadanos europeos y norteamericanos, teniendo en cuenta que entre nuestras tierras occidentales ya no existen los turistas, sino los visitante.
Dicho esto, más valdría que cambiaran la agresiva y chovinista letra de la Marsellesa, hasta que las autoridades francesas aprendan a proteger a sus ciudadanos, a sus instituciones y a sus invitados, por cualquier procedimiento aunque sea por un método políticamente incorrecto y del poco gusto de un presidente socialista; es decir, que, junto a sus aliados, y para empezar, barrer sin contemplaciones a la escoria de Daesh, a quienes les apoyan o les ignoran, hasta que no quede ni uno, y luego mantener una vigilancia extrema, en casa, de todo aquel que huela a islam, prohibiendo de entrada las chilabas y en las mujeres el burka, el niyab o el chador, ropas que pueden ocultar el odio y el resentimiento a los "diabólicos cruzados".
Y por favor no llamen a Zapatero para negociar la paz.
Por cierto, y ya recogiéndome en casa, y para información de informadores equivocados, la chusma que se congratula de la muerte de un torero, los insulta  a ellos y a sus familiares deseándoles el mal, no tienen nada que ver con el amor a los animales, porque jamás se han pronunciado ni se han presentado en pelotas bien ensangrentados/as en los cotos de caza, o en los ríos Narcea, Sella, Cares, Nalón, Navia o Porcia, por poner algunos de los del territorio nacional, donde este año se han capturado hasta la fecha 1.134 salmones, a enseñarles las tetas y llamarlos asesinos y desearles que se le mueran sus hijos, entre otras cosas porque un asturiano de estos les mete una bofetada sin más miramientos que los escabecha. Tampoco he observado, ni siquiera desagrado por las peleas de gallos, ya que la Guardia Civil ha detenido a 17 canallas dedicados a este menester, el otro día, liberando a 217 aves, muchos de ellos ensangrentados por sus heridas. Y ya puestos, nunca se han despelotado en los pueblos de Castilla o Extremadura en que todavía la matanza del cerdo es tradicional, o deseando la muerte de los que ahorcan lobos vivos y los exponen en público para protestar de que les comen el ganado, ni de ir a llamar asesinos a los dueños de los criaderos de pollos, ni... vamos que son, además de unos cobardes sectarios, unos mentirosos, porque lo que de verdad odian, con toda sus fuerzas es a España y todo lo que huela a español y que llegan a denominar "los opresores del sistema". Odian al rey de España, a Rajoy, a la fabada o el cocidito madrileño, a las corbatas, a la buena educación, al conocimiento... y a mi. Pero aunque no podemos evitar que dentro de nuestra sociedad haya de todo, faunas, por cierto, que podían vivir en el subsuelo de las más profundas letrinas, y la vida sería mucho mejor, lo más grave es que la acomplejada democracia que han diseñado nuestros vacuos políticos, nos los está metiendo en casa, o lo que es lo mismo en el parlamento y eso me proporciona otro argumento para no ser demócrata.  ¿Está claro? Pues eso.

miércoles, 29 de junio de 2016

En fin, yo no quería decir ni pio acerca de estas penúltimas elecciones generales, hasta no contemplar serenamente, desde mi atalaya de "intelectual", que tanto desprecia el periodista David Gistau, como acaba este vodevil "arnichano" de nuestros (míos no) próceres más señeros. Pero como observo que abriéronse las compuertas del pantano de la opinión y los diferentes pareceres, la mayoría, entre atolondrados y desasosegados por quedar bien, fluyen en riadas descompuestas y juicios "convenientes", doy un paso al frente e izo mis "prejuicios" (Gistau dixit) para dosificar en su medida tanto y tan variado argumento sectario... Demasiado preludio.
Es del conocimiento de mis lectores que yo no acudí a votar, que no soy demócrata, que tampoco soy de derechas (y mucho menos de izquierdas), ni tampoco liberal; soy intelectual "prejuiciado", pero que conozco perfectamente la historia de España (la de verdad) y que hace muchos años juré bandera. Todo ello me permite conocer las necesidades de mi país, las mismas que mi país desconoce, parafraseando a Blaise Pascal, pues esta nación de adolescentes intelectuales  no está y le queda mucho para estar social, política y moralmente maduros, y que son sencillamente aquellas que conducen a un "demócrata" a buscar el bien común, la ventura y gloria de la patria, y la prosperidad de la sociedad en la que sus hijos habrán de vivir, antes que el triunfo "friqui" de su capricho sectario y personal.
Pues bien, las propuestas que desde hace meses les vienen haciendo a estos ciudadanos de tercera división, ya casi vasallos, que llamamos españoles, un manojito de advenedizos incapaces, podrían enmarcarse en la definición de patrañas para mentecatos, y se las han esnifado como adictos a todo sectarismo que no les obligue a romperse la cabeza en complicados razonamientos, unos porque son católicos apostólicos y romanos, otros porque son ateos a muerte (a muerte de los demás), otros porque a su abuelo lo mató Franco (que a saber que haría su abuelo), algunos más porque están enfurruñados con la corrupción (pero solo la de unos), otros porque están a favor de la corrupción (que les beneficia y de ella se aprovechan), otros porque son antisistema por el bien del planeta verde y se uniforman de guarros, otros porque el capitalismo cuanto más bestial más les produce, algunos porque el marxismo constituye el bien de la economía de los pueblos (y por supuesto no han leído a Marx, que, por cierto, es intragable, ni la historia del comunismo asesino), aquellos otros porque añoran un líder nazi porque no son capaces de iluminar ni una idea por sí solos y, en fin, otros porque no saben lo que son y solo cada cuatro años se colocan la corbata o la pana.
Para la información de todos aclararé que Sánchez es un chulo de taberna, un ignorante impresentable, maleducado y sin la menor talla para representar a España ni como abrecoches de un ministro. ¡Pero es socialista! Rivera es un niñato caprichoso, inmaduro y soberbio, encantado de haberse conocido a sí mismo, que  se enardece con rabietas que dan risa, que no tiene media bofetada intelectual ni política. ¡Pero es de centro! Iglesias es un personaje siniestro, un alambicado flautista de Hamelín, multifacético, patibulario e inicuo, que se ha aprovechado del descontento personal de una parte de la sociedad que se sentía perjudicada en sus intereses, los suyos, porque la prosperidad de la nación les trae al fresco. ¡Pero es...! bueno este tiene días, aunque yo sé muy bien lo que es.
Y finalmente Rajoy es el único decente y experimentado, pero carente de todo tipo de empatía popular y excesivamente preocupado de una parte de la economía, solo de una parte, porque ha despreocupado la deuda pública, es decir la deuda de las Comunidades Autónomas, y el bienestar personal de los españoles (el paro, la consideración hacia los conocimientos y valores de los jubilados y el apoyo a la pequeña empresa, por ejemplo), así como otros valores éticos y morales y aquellas tradiciones valoradas y amadas por las persona (según el significado griego clásico del vocablo) y que tienen que ver con un bienestar íntimo y popular que les relaciona con sus allegados y resulta irrenunciable. Por cierto la corrupción también es importante pero en modo alguno pretexto para esconder la indigencia ideológica.
Todas las demás presuntas reflexiones que se escuchan o se leen no son sino "tochures", como dicen en Asturias, para rellenar debates o cuadrar mediáticos articulillos.
Dicho todo esto, que nadie se acompleje, porque España no detenta la exclusiva de políticos necios y de negro futuro, que en esta mundo traidor variarán los modos según las latitudes, pero el "zoon politikon" y el alborotado y circense votante son dos especies que juntas, o por separado, han provocado más calamidades que la peste bubónica en cualquiera de las tierras de nuestro planeta que se definen a sí mismas, con orgullo de camélido, de demócratas.

viernes, 24 de junio de 2016


Durante la Revolución Francesa se popularizó la palabra “Nación”, y durante el proceso expansivo de esta revolución por Europa es cuando se crean las “Nacionalidades”, términos estos que a día de hoy hacen furor en algunas regiones españolas, por ser identificadas con valores identitarios.
El principio de estas nacionalidades, proclamado por la revolución, se acabará extendiendo por todo el Viejo Continente  a lomos de los ejércitos de ocupación revolucionarios galos, los cuales animan a los pueblos europeos a desembarazarse de sus respectivos soberanos.


Los patriotas en una Italia, todavía sin perfilar, en algunas ciudades alemanas, en Bélgica y en Suiza, proclaman repúblicas en las que intentan aplicar los nuevos principios revolucionarios de igualdad y libertad, si bien bajo el dominio de Napoleón, la presencia militar francesa en Europa despierta un profundo rechazo, de modo que la mayoría de los pueblos europeos acaban uniéndose en su odio hacia el invasor. Comienza así a perfilarse la tendencia de grupos o poblaciones a organizar su vida de forma conjunta y a formar un estado.
Tras la caída de Bonaparte, las potencias vencedoras se reúnen en Viena en 1815, ante el intento de ordenar Europa de acuerdo con los principios tradicionales en la idea de que, no solo Napoleón, sino la “revolución”, como concepto, finalmente, ha sido vencida. El ordenamiento y reajuste del mapa europeo corre a cargo  de las 5 grandes potencias: Gran Bretaña, Rusia, Austria, la nueva Francia borbónica y Prusia. Surge así la que fue conocida como la Europa de la pentarquía.
Pero el propósito de los políticos vencedores de restaurar el orden anterior a 1789, es decir a la Revolución Francesa, no puede ser llevado a cabo por completo, puesto que muchos soberanos se ven obligados a devolver privilegios antes otorgados, y algunas de las transformaciones sociales y jurídicas llevadas a cabo en su día tienen que ser mantenidas, lo que no es sino un síntoma claro de que la revolución no había sido vencida del todo.
Del mismo modo que la paz no puede ser considerada la ausencia de guerra, la paz no se alcanza cuando se declara terminada una guerra. La paz es un estado intelectual íntimo y transferible de equilibrado sosiego. El fin de una guerra casi nunca conduce a la paz, sino a un ansia de represalia, de un bando, y de desquite del otro.
Por ello la Gran Guerra no fue el principio de nada, pues ya venía gestada con anterioridad, ni el final de nada, ya que tuvo su continuación en la Segunda Guerra Mundial, gracias a la estupidez de los vencedores que firmaron el Tratado de Versalles, no para asegurar la paz, sino para asegurarse ellos y esta en la Guerra Fría durante la segunda mitad del siglo pasado.
Es más Francia ya venía escocida desde el sometimiento que tuvo que aceptar de Alemania, en la guerra Franco-Prusiana que se desató, por la patética búsqueda del gobierno español de un rey, no Borbón, tras la destitución de Isabel II, y donde perdió las regiones de Alsacia y Lorena.
En el seno del Reino Unido, creado el 1 de Enero de 1801, Irlanda es una nación oprimida por otra nación. Eminentemente rural, quiere disfrutar de su tierra; católica, reclama la emancipación religiosa; unida contra su voluntad a Gran Bretaña, aspira a la ruptura. Dirigidos por carismáticos líderes políticos, sobre todo Charles Parnell, utilizan el sistema parlamentario británico para hacer presión sobre su dominadora. Pero a pesar de su alianza con los liberales de Gadstone, no obtiene la independencia hasta 1921.
En el siglo XIX la economía capitalista y la industrialización, había provocado un crecimiento industrial enorme, y, como consecuencia, la aparición de grandes excedentes de producción, para los cuales resultaba imprescindible encontrar nuevos mercados, incluido el armamento. La creciente necesidad de materias primas, para la industria hacían sentir el deseo de buscar nuevos territorios en los que invertir y proveerse de nuevas materias. En el último cuarto del siglo XIX, Gran Bretaña, que poseía ya un basto imperio, demostró lo que es la ambición colonizadora, usando para ello los métodos más ruines y desaprensivos. El reparto colonial se produjo con inusitada rapidez, no solo por Gran Bretaña, sino por la mayoría de las potencias europeas, a causa, sobre todo, de la incapacidad de los territorios dominados para protegerse en forma eficaz. Es el imperialismo. El Imperialismo y el colonialismo, a base de bayoneta, sobre pueblos humildes, sumergidos en sus ancestrales costumbres, a los consideraban inferiores y a los que dominar bajo el pretexto de que se les iba a civilizar, para robarles a manos llenas y humillarlos sin recato, ha sido durante dos siglos la política de la Gran Bretaña de cara al resto del mundo. Como ejemplo traigo a la memoria la guerra del opio con China (1889-1912), una de las mayores canalladas del león británico sobre gente a la que pisotear para terminar robándoles la colonia de Hong Kong. Esta es la "Gran" Bretaña.
Pero resulta que los "british" siguen enrocados en su universo de dominio colonialista como esas divas de la escena que pasando de los 70 años continúan acicalándose como si tuviera 25, alcoholizándose, resultando ridículas y peligrosas para sí mismas.
Que los ingleses no tenían ninguna ilusión en compartir un futuro mejor con una Europa, por otro lado, cada vez más débil en sus estructuras, precisamente debido a los renacientes nacionalismos, es algo que yo me maliciaba, y de hecho en este blog anuncié en su día. Pero un nuevo conflicto bélico, aunque solo fuera económica, a renglón seguido de la Guerra Fría que Putin se ha encargado de despertar, como siempre, también les caería sobre la cabeza a las islas, y, como siempre, habrá que sacarles las castañas del fuego que ellos ya no podrán. Pero si eso es lo que quieren, por lo que a mí respecta, que se vayan a hacer puñetas con su porridge, su clima infernal y su cara de ajo porro... Ah, y su magnífica armada.


Durante la Revolución Francesa se popularizó la palabra “Nación”, y durante el proceso expansivo de esta revolución por Europa es cuando se crean las “Nacionalidades”, términos estos que a día de hoy hacen furor en algunas regiones españolas, por ser identificadas con valores identitarios.
El principio de estas nacionalidades, proclamado por la revolución, se acabará extendiendo por todo el Viejo Continente  a lomos de los ejércitos de ocupación revolucionarios galos, los cuales animan a los pueblos europeos a desembarazarse de sus respectivos soberanos.


Los patriotas en una Italia, todavía sin perfilar, en algunas ciudades alemanas, en Bélgica y en Suiza, proclaman repúblicas en las que intentan aplicar los nuevos principios revolucionarios de igualdad y libertad, si bien bajo el dominio de Napoleón, la presencia militar francesa en Europa despierta un profundo rechazo, de modo que la mayoría de los pueblos europeos acaban uniéndose en su odio hacia el invasor. Comienza así a perfilarse la tendencia de grupos o poblaciones a organizar su vida de forma conjunta y a formar un estado.
Tras la caída de Bonaparte, las potencias vencedoras se reúnen en Viena en 1815, ante el intento de ordenar Europa de acuerdo con los principios tradicionales en la idea de que, no solo Napoleón, sino la “revolución”, como concepto, finalmente, ha sido vencida. El ordenamiento y reajuste del mapa europeo corre a cargo  de las 5 grandes potencias: Gran Bretaña, Rusia, Austria, la nueva Francia borbónica y Prusia. Surge así la que fue conocida como la Europa de la pentarquía.
Pero el propósito de los políticos vencedores de restaurar el orden anterior a 1789, es decir a la Revolución Francesa, no puede ser llevado a cabo por completo, puesto que muchos soberanos se ven obligados a devolver privilegios antes otorgados, y algunas de las transformaciones sociales y jurídicas llevadas a cabo en su día tienen que ser mantenidas, lo que no es sino un síntoma claro de que la revolución no había sido vencida del todo.
Del mismo modo que la paz no puede ser considerada la ausencia de guerra, la paz no se alcanza cuando se declara terminada una guerra. La paz es un estado intelectual íntimo y transferible de equilibrado sosiego. El fin de una guerra casi nunca conduce a la paz, sino a un ansia de represalia, de un bando, y de desquite del otro.
Por ello la Gran Guerra no fue el principio de nada, pues ya venía gestada con anterioridad, ni el final de nada, ya que tuvo su continuación en la Segunda Guerra Mundial, gracias a la estupidez de los vencedores que firmaron el Tratado de Versalles, no para asegurar la paz, sino para asegurarse ellos y esta en la Guerra Fría durante la segunda mitad del siglo pasado.
Es más Francia ya venía escocida desde el sometimiento que tuvo que aceptar de Alemania, en la guerra Franco-Prusiana que se desató, por la patética búsqueda del gobierno español de un rey, no Borbón, tras la destitución de Isabel II, y donde perdió las regiones de Alsacia y Lorena.
En el seno del Reino Unido, creado el 1 de Enero de 1801, Irlanda es una nación oprimida por otra nación. Eminentemente rural, quiere disfrutar de su tierra; católica, reclama la emancipación religiosa; unida contra su voluntad a Gran Bretaña, aspira a la ruptura. Dirigidos por carismáticos líderes políticos, sobre todo Charles Parnell, utilizan el sistema parlamentario británico para hacer presión sobre su dominadora. Pero a pesar de su alianza con los liberales de Gadstone, no obtiene la independencia hasta 1921.
En el siglo XIX la economía capitalista y la industrialización, había provocado un crecimiento industrial enorme, y, como consecuencia, la aparición de grandes excedentes de producción, para los cuales resultaba imprescindible encontrar nuevos mercados, incluido el armamento. La creciente necesidad de materias primas, para la industria hacían sentir el deseo de buscar nuevos territorios en los que invertir y proveerse de nuevas materias. En el último cuarto del siglo XIX, Gran Bretaña, que poseía ya un basto imperio, demostró lo que es la ambición colonizadora, usando para ello los métodos más ruines y desaprensivos. El reparto colonial se produjo con inusitada rapidez, no solo por Gran Bretaña, sino por la mayoría de las potencias europeas, a causa, sobre todo, de la incapacidad de los territorios dominados para protegerse en forma eficaz. Es el imperialismo. El Imperialismo y el colonialismo, a base de bayoneta, sobre pueblos humildes, sumergidos en sus ancestrales costumbres, a los consideraban inferiores y a los que dominar bajo el pretexto de que se les iba a civilizar, para robarles a manos llenas y humillarlos sin recato, ha sido durante dos siglos la política de la Gran Bretaña de cara al resto del mundo. Como ejemplo traigo a la memoria la guerra del opio con China (1889-1912), una de las mayores canalladas del león británico sobre gente a la que pisotear para terminar robándoles la colonia de Hong Kong. Esta es la "Gran" Bretaña.
Pero resulta que los "british" siguen enrocados en su universo de dominio colonialista como esas divas de la escena que pasando de los 70 años continúan acicalándose como si tuviera 25, alcoholizándose, resultando ridículas y peligrosas para sí mismas.
Que los ingleses no tenían ninguna ilusión en compartir un futuro mejor con una Europa, por otro lado, cada vez más débil en sus estructuras, precisamente debido a los renacientes nacionalismos, es algo que yo me maliciaba, y de hecho en este blog anuncié en su día. Pero un nuevo conflicto bélico, aunque solo fuera económica, a renglón seguido de la Guerra Fría que Putin se ha encargado de despertar, como siempre, también les caería sobre la cabeza a las islas, y, como siempre, habrá que sacarles las castañas del fuego que ellos ya no podrán. Pero si eso es lo que quieren, por lo que a mí respecta, que se vayan a hacer puñetas con su porridge, su clima infernal y su cara de ajo porro... Ah, y su magnífica armada.


Durante la Revolución Francesa se popularizó la palabra “Nación”, y durante el proceso expansivo de esta revolución por Europa es cuando se crean las “Nacionalidades”, términos estos que a día de hoy hacen furor en algunas regiones españolas, por ser identificadas con valores identitarios.
El principio de estas nacionalidades, proclamado por la revolución, se acabará extendiendo por todo el Viejo Continente  a lomos de los ejércitos de ocupación revolucionarios galos, los cuales animan a los pueblos europeos a desembarazarse de sus respectivos soberanos.

Los patriotas en una Italia, todavía sin perfilar, en algunas ciudades alemanas, en Bélgica y en Suiza, proclaman repúblicas en las que intentan aplicar los nuevos principios revolucionarios de igualdad y libertad, si bien bajo el dominio de Napoleón, la presencia militar francesa en Europa despierta un profundo rechazo, de modo que la mayoría de los pueblos europeos acaban uniéndose en su odio hacia el invasor. Comienza así a perfilarse la tendencia de grupos o poblaciones a organizar su vida de forma conjunta y a formar un estado.
Tras la caída de Bonaparte, las potencias vencedoras se reúnen en Viena en 1815, ante el intento de ordenar Europa de acuerdo con los principios tradicionales en la idea de que, no solo Napoleón, sino la “revolución”, como concepto, finalmente, ha sido vencida. El ordenamiento y reajuste del mapa europeo corre a cargo  de las 5 grandes potencias: Gran Bretaña, Rusia, Austria, la nueva Francia borbónica y Prusia. Surge así la que fue conocida como la Europa de la pentarquía.
Pero el propósito de los políticos vencedores de restaurar el orden anterior a 1789, es decir a la Revolución Francesa, no puede ser llevado a cabo por completo, puesto que muchos soberanos se ven obligados a devolver privilegios antes otorgados, y algunas de las transformaciones sociales y jurídicas llevadas a cabo en su día tienen que ser mantenidas, lo que no es sino un síntoma claro de que la revolución no había sido vencida del todo.
Del mismo modo que la paz no puede ser considerada la ausencia de guerra, la paz no se alcanza cuando se declara terminada una guerra. La paz es un estado intelectual íntimo y transferible de equilibrado sosiego. El fin de una guerra casi nunca conduce a la paz, sino a un ansia de represalia, de un bando, y de desquite del otro.
Por ello la Gran Guerra no fue el principio de nada, pues ya venía gestada con anterioridad, ni el final de nada, ya que tuvo su continuación en la Segunda Guerra Mundial, gracias a la estupidez de los vencedores que firmaron el Tratado de Versalles, no para asegurar la paz, sino para asegurarse ellos y esta en la Guerra Fría durante la segunda mitad del siglo pasado.
Es más Francia ya venía escocida desde el sometimiento que tuvo que aceptar de Alemania, en la guerra Franco-Prusiana que se desató, por la patética búsqueda del gobierno español de un rey, no Borbón, tras la destitución de Isabel II, y donde perdió las regiones de Alsacia y Lorena.
En el seno del Reino Unido, creado el 1 de Enero de 1801, Irlanda es una nación oprimida por otra nación. Eminentemente rural, quiere disfrutar de su tierra; católica, reclama la emancipación religiosa; unida contra su voluntad a Gran Bretaña, aspira a la ruptura. Dirigidos por carismáticos líderes políticos, sobre todo Charles Parnell, utilizan el sistema parlamentario británico para hacer presión sobre su dominadora. Pero a pesar de su alianza con los liberales de Gadstone, no obtiene la independencia hasta 1921.
En el siglo XIX la economía capitalista y la industrialización, había provocado un crecimiento industrial enorme, y, como consecuencia, la aparición de grandes excedentes de producción, para los cuales resultaba imprescindible encontrar nuevos mercados, incluido el armamento. La creciente necesidad de materias primas, para la industria hacían sentir el deseo de buscar nuevos territorios en los que invertir y proveerse de nuevas materias. En el último cuarto del siglo XIX, Gran Bretaña, que poseía ya un basto imperio, demostró lo que es la ambición colonizadora, usando para ello los métodos más ruines y desaprensivos. El reparto colonial se produjo con inusitada rapidez, no solo por Gran Bretaña, sino por la mayoría de las potencias europeas, a causa, sobre todo, de la incapacidad de los territorios dominados para protegerse en forma eficaz. Es el imperialismo. El Imperialismo y el colonialismo, a base de bayoneta, sobre pueblos humildes, sumergidos en sus ancestrales costumbres, a los consideraban inferiores y a los que dominar bajo el pretexto de que se les iba a civilizar, para robarles a manos llenas y humillarlos sin recato, ha sido durante dos siglos la política de la Gran Bretaña de cara al resto del mundo. Como ejemplo traigo a la memoria la guerra del opio con China (1889-1912), una de las mayores canalladas del león británico sobre gente a la que pisotear para terminar robándoles la colonia de Hong Kong. Esta es la "Gran" Bretaña.
Pero resulta que los "british" siguen enrocados en su universo de dominio colonialista como esas divas de la escena que pasando de los 70 años continúan acicalándose como si tuviera 25, alcoholizándose, resultando ridículas y peligrosas para sí mismas.
Que los ingleses no tenían ninguna ilusión en compartir un futuro mejor con una Europa, por otro lado, cada vez más débil en sus estructuras, precisamente debido a los renacientes nacionalismos, es algo que yo me maliciaba, y de hecho en este blog anuncié en su día. Pero un nuevo conflicto bélico, aunque solo fuera económica, a renglón seguido de la Guerra Fría que Putin se ha encargado de despertar, como siempre, también les caería sobre la cabeza a las islas, y, como siempre, habrá que sacarles las castañas del fuego que ellos ya no podrán. Pero si eso es lo que quieren, por lo que a mí respecta, que se vayan a hacer puñetas con su porridge, su clima infernal y su cara de ajo porro... Ah, y su magnífica armada.

martes, 14 de junio de 2016

Pues señor, resulta que el mamarracho de Donald Trump, refiriéndose a la masacre de Paris en la discoteca Bataclan dijo que si en Francia se permitiera la libre venta de armas no se hubieran producido semejante matanza. Ahora le toco el turno a los EEUU, otra vez, por cierto, una nación en donde tienen armas hasta las monjas, aunque parece que los homosexuales no. Que Dios proteja a Norteamérica, pero no de los terroristas, sino de presidentes portadores de una necedad semejante a la del multimillonario Trump, que para no dejar de hablar, para no callar, dice que la culpa de la degollina del club de  Orlando  es de Obama... Otro, que como se marcha de la Casa Blanca y con el "merecidísimo" Premio Nobel de la Paz bajo el brazo, procura no pronunciar la palabra Islam al referirse a los asesinos por aquello de pasar al universo de los defensores de la Alianza de Civilizaciones. Porque lo suyo sería meter a 250.000 marines en Oriente Medio y barrer a aquella chusma islamista sin dejar a uno/a  ¿Tendrá envidia del mediador de causas perdidas Zapatero? Puede que ahora se asocien para "bien de la humanidad". Hay que preservar la paz. Mira Barak, la paz no se consigue ante la ausencia de guerra, la paz es un estado intelectual íntimo y transferible de equilibrado sosiego de cada persona. Tu te largas de la presidencia, de puntillas para no hacer ruido, dejándole la patata caliente al que entre en el 1.600 de la Avenida Pennsylvania, y un rosario de problemas sin resolver. Pero no importa, no hay nada nuevo bajo el sol, al fin y al cabo los presidentes de los EUA, desde hace muchas décadas, no han parado de hacer estupideces, en todos los campos, algo que a los americanos les ha costado muchos miles de muertos, el 90% jóvenes. Ahora como lo consiga Trump... Otro premio Nobel.
Ahora lo que sí es inapelable es la inutilidad de la policía federal americana, el famoso FBI, porque si exceptuamos la mala educación (valor que junto a la zafiedad, el carácter pendenciero, la incultura y la exaltación por el alcoholismo forman la esencia yanqui)   y brutalidad policial, para meter miedo, su ineficacia en la defensa de los ciudadanos es histórica, y ello junto a la ineptitud de la CIA, que no ha parado de "cagarla", a lo largo de su historia, apuntándose otro buen puñado de miles de cadáveres. Va a ser cuestión de mandarles a la Guardia Civil a ver si aprenden lo que es efectividad, profesionalidad y educación ciudadana.
Y ya que hablamos de defecaciones institucionales, resulta que en cuanto se ha puesto a prueba a las instituciones francesas, pues mira por donde los gabachos, que tan machotes parecen con los camioneros españoles (en honor a la "fraternité"), pagan su sueldo a una policía que tampoco son capaces de proteger a su gente, ni a los turistas que van a ver el fútbol, que alguno habrá que no vaya a hacer el cabestro, vamos como los belgas; y mira que se han pasado la vida sacando pecho como adalides de la "liberté" y la democracia, creyéndose superiores al resto de Europa (favor a la "egalité") porque recogen toda la basurilla humana que queda por ahí descolgada. Ellos y los pistoleros de allende los mares, al decir de ellos mismos, son los más en cuanto a democracia. Otra razón para no serlo yo.
Lo cierto es que me quedan muy pocos sitios donde viajar animoso y sin pavor. Bueno, en los EEUU en Rusia o Bélgica ya no se me ha perdido nada, pero en París... Francia no se merece París.
Ah, por cierto, a los británicos que los echen de la UEFA, de Europa, del planeta y que se vayan a la mierda junto a su Commonwealth.
Y como ya saben mis lectores en las próximas elecciones no voy a votar, porqu no se presenta Mafalda. He dicho.

sábado, 4 de junio de 2016

A la dictadura o la autocracia se llega, comúnmente, a través de la imposición por la fuerza, por el crimen y embadurnándose las manos de sangre. Curiosamente hay una forma de tiranía autocrática, al parecer, dicen por ahí, que es aceptable, e incluso beneficiosa, que es aquella que se alcanza a través de una revolución, palabra que mantiene una santificación muy generalizada, aunque en su motivo se alcance la aniquilación de personas, derechos y libertades (léase la Segunda República española, por ejemplo, o la línea política de izquierdas, todas ellas, que a día de hoy trabajan en España para imponer un nuevo orden marxista-anarquista), siempre que un sagaz ideólogo advierta a la masa que es para alcanzar un bien superior para el pueblo; todo para el pueblo...
Esta es la senda elegida para el establecimiento, en Rusia, del socialismo-comunismo, forma política que no entiende de libertades y que para perpetuarse precisa devorar continuamente a sus propios hijos; es un método político de terror y que, finalmente, no ha conseguido resolver ninguno de los problemas de justicia social que, a veces con razón, lamentaba el pueblo, ni en Europa, ni en Asia, ni en América, y mucho menos en África. Pero, aunque parece imposible, hay millones de individuos en mi país que persiguen todavía la quimera marxista y a sus diáconos, aquellos que valiéndose de las elecciones democráticas, es decir cubriéndose con la piel de un cordero, aun pretenden clavarnos la hoz y el martillo en el cerebelo (ojo, que ya empiezan a intentar clavarnos también la esvástica).
Con igual método impositivo y cruel que el comunismo podemos aludir al Fascismo en su origen, pero no al Nacismo, cuya implantación se alcanzó mediante el sistema político más débil, más manipulable, más deficiente, complaciente con el delito y la corrupción y eternamente inacabado: la Democracia. En efecto Hitler se valió de ella para trepar a donde todos lo hemos visto, al igual que Chávez y tantas otras dictaduras africanas y americanas, siempre al servicio de unos pocos y siempre apoyados en la demagogia populista, en el crimen y en la ignorancia y desidia de los súbditos. Y a través de la manipulación de aquellos derechos que en sus principios se consideraba consustanciales a la democracia, hoy en día la han prostituido  en todas sus facetas a lo largo y ancho de la geografía mundial.
Porque una dictadura, como ya he proclamado en otras ocasiones, tiene la inmediata solución de la muerte, del asesinato del dictador (bien lo saben los autócratas, pues no hay ninguno que no mantenga unas fuerzas paramilitares y de inteligencia a su servicio), pero una democracia, limpia, si es que existe en algún lado, o perversa no tiene ninguna salida para los ciudadanos, o si no contémplese el panorama que rige en Venezuela y que hay quien trata de imponer en España, gracias a la necedad de muchos millones de votantes.
Ahora bien son condiciones sine qua non de la democracia el que la verdad está en manos de la mayoría, que el poder lo ejerce el pueblo y que todos los votos tienen el mismo valor.  Premisas que yo niego rotundamente. La glorificación de la democracia se basa únicamente en su clásico significado para los griegos antiguos, mas en nuestros días este sistema político ha llegado con tal número de abusos sobre su identidad que ya solo sirve para los fines de la gentuza más corrompida, depravada, inmoral y desvergonzada de la sociedad, que cada vez son más y más difícil de reconocer a priori.
Así las cosas estas democracias corrompidas y envilecidas, como la española, por poner un ejemplo, en las que los depredadores, es decir los políticos de turno, se apoyan para conseguir el ansiado poder, o mejor dicho los ansiados poderes, los tres, hoy por hoy, no les quepa la menor duda, solo tienen un recurso por parte de la gente ¡abstenerse de votar! Porque todo ese cuento chino de que "el ejercicio democrático, del sufragio es una obligación ciudadana", a la par que un derecho, a estas alturas, puede embaucar a los necios, que son infinitos como las estrellas del cielo, y que aunque les engañen una vez, y otra, y otra, y... las que hagan falta, seguirán a un majadero que chilla mucho, insulta mucho y promete mucho, como juramentados. Contemplen las vociferantes gradas de un gran estadio de fútbol y pregúntense, como yo hago, si toda aquella masa descerebrada puede llegar a tomar una decisión responsable con una papeleta en la mano.
Un voto es una opinión reflexiva, meditada, juiciosa y honesta, vamos que, como en Sodoma y Gomorra, si existe una docena de sufragistas que reúnan esas condiciones en nuestro país nos podíamos dar por salvados de la lluvia de fuego que se nos avecina. Es por ello que afirmo que mi voto nunca tendría el mismo valor que el de cualquier otro paisano.
Y dadas las circunstancias que, al menos a mi, me amedrentan en este momento, tras las próximas elecciones solo podrán gobernar el Partido Popular o Podemos que ha fagocitado a los comunistas de IU, y al PSOE del mentecato de Sánchez, mientras los "Ciudadanos" de Rivera tienen la fuerza de una caja de frutas arrastrada por una riada.
Naturalmente yo no voy a votar a toda esa morralla y espero de todo corazón que la abstención alcance tasas vergonzantes para los que no tienen vergüenza... ni quien se la ponga ¡en las urnas!

sábado, 21 de mayo de 2016

Una gran preocupación corroe el alma, ahora, de algunas mentes algo más lúcidas que las que están en uso de sus facultades ejecutivas de poder y complacencia u obligación sectaria al partido que les alimenta, y es que resulta un problema, ahora, que un país, este país, haya llegado a una deuda que supera el PIB, es decir que debamos más de lo que producimos. Ahora. Independientemente de que algunos ya lo dijimos (yo en este blog) hace años, en lo referente a España, la deuda no es exactamente nacional, sino propia de las comunidades autónomas, esas instituciones creadas al servicio de oligarquías y oligopolios, la suma de los cuales, dicen, se llama España (no me atrevo a decir reino de España).
Conclusión, el daño que el estado de las autonomías ha hecho a este país es incalculable, a la par que previsible, al menos para mí, a pesar del esfuerzo de políticos y plumíferos "ad hoc" por, cuarenta años después, seguir insistiendo en las bondades "democráticas" de este reparto quasi federal de las tierras provinciales. Vamos que lamiéndole el culo a las regiones "históricas" y no tan históricas hemos alcanzado un grado de destrucción nacional que ni Maduro ha conseguido.
Esta situación ¿hubiera tenido solución hace tiempo? Sí ¿Y tendría solución ahora? También. Incluso aplicando la anodina constitución que rige los designios de algunos españoles (otros se la pasan por el arco del triunfo y no pasa nada).
Verán: si una autonomía se endeuda de manera injustificada, se le advierte, no corrige una vez y tampoco otra; entonces el estado, en aplicación del articulo 155 de la susodicha que reza:
  1. Si una Comunidad Autónoma no cumpliere las obligaciones que la Constitución u otras leyes le impongan, o actuare de forma que atente gravemente al interés general de España, el Gobierno, previo requerimiento al Presidente de la Comunidad Autónoma y, en el caso de no ser atendido, con la aprobación por mayoría absoluta del Senado, podrá adoptar las medidas necesarias para obligar a aquélla al cumplimiento forzoso de dichas obligaciones o para la protección del mencionado interés general.
  2. Para la ejecución de las medidas previstas en el apartado anterior, el Gobierno podrá dar instrucciones a todas las autoridades de las Comunidades Autónomas





El estado acondicionaría semejante desbarre retirándole su capacidad de autogobierno, y hasta que ello no esté enmendado, no revertirá la trasferencia autonómica. Ello es de aplicación, igualmente, en economía, sanidad  y enseñanza, por ejemplo. Pero, amigos míos, la blandura, la cobardía, la dependencia de la justicia respecto a los partidos políticos (y las ideas políticas del puñetero) y la falta de patriotismo ahogan día tras día el progreso de la nación, y, pues, hemos llegado a donde hemos llegado.
Ocurre que una dictadura tiene una salida muy fácil, la muerte del dictador, el asesinato del tirano; pero un sistema democrático, sea tan podrido y miserable como el nuestro o no, no tiene solución. No vamos a matar a todos los que han votado a Podemos, a la CUP o a ETA en todas sus denominaciones, por ejemplo. Y tratar que el Homo "Sapiens Ibericus" reflexione y actúe, ante las urnas, según un adecuado y exigible nivel intelectual sencillito en fútbol y en política, valga la redundancia, es pedirle al olmo peras; pues a joderse tocan. Ahora bien, esta situación acabará por explotar. ¡Vaya si explotará! Ignoro cómo ni de qué manera, pero la onda expansiva se acabará extendiendo a o desde toda Europa.
Y dicen los que piensan que nos aleccionan a todos, que la mayor preocupación del ciudadano es la corrupción (a la que venimos habituados desde tiempo de los Tartessos), el paro (muy relativizado, por cierto, con el trabajo a la sombra) o las esteladas (que por mí pueden introducírselas por el recto), pero la progresiva desintegración ética, intelectual y moral de la nación, empezando por sus líderes, a expensas de un sistema democrático perverso, basado en la demagogia histórica y la destrucción del todo para satisfacción de una parte, y un estado  de derecho coercitivo y agraviador (bien que diseñado por mentes marxistas resentidas y revanchistas) y para una sociedad ignorante como pocas las ha habido en el último siglo y medio, es, al menos para mí, la principal cuita, la mayor intranquilidad del espíritu, en tanto espero el desenlace final. Y si ya Antonio Machado anunciaba:
 
Ya hay un español que quiere
vivir y a vivir empieza,
entre una España que muere
y otra España que bosteza.
Españolito que vienes
al mundo te guarde Dios.
una de las dos Españas
ha de helarte el corazón
 

a día de hoy, con 17 Españas, las previsiones me resultan, más que venezolanas, coreanas del norte.
Un político del siglo pasado dijo:

                        Los gobernantes liberales no creían ni siquiera en su misión propia; no creían que ellos mismos estuviesen allí cumpliendo un respetable deber, sino que todo el que pensara lo contrario y se propusiera asaltar el Estado, por las buenas o por las malas, tenía igual derecho a decirlo y a intentarlo que los, guardianes del Estado mismo a defenderlo.
                       De ahí vino el sistema democrático, que es, en primer lugar, el más ruinoso sistema de derroche de energías. Un hombre dotado para la altísima función de gobernar, que es tal vez la más noble de las funciones humanas, tenía que dedicar el ochenta, el noventa o el noventa y cinco por ciento de su energía a sustanciar reclamaciones formularias, a hacer propaganda electoral, a dormitar en los escaños del Congreso, a adular a los electores, a aguantar sus impertinencias, porque de los electores iba a recibir el Poder; a soportar humillaciones y vejámenes de los que, precisamente por la función casi divina de gobernar, estaban llamados a obedecerle; y si, después de todo eso, le quedaba un sobrante de algunas horas en la madrugada, o de algunos minutos robados a un descanso intranquilo, en ese mínimo sobrante es cuando el hombre dotado para gobernar podía pensar seriamente en las funciones sustantivas de Gobierno.
 Ha sido un placer.