domingo, 14 de enero de 2018

Ratifico que en nuestra Europa y en la ultramarina América no cabe un imbécil más, a tenor de los comentarios leídos y escuchados desde esas tierras llevados a  cabo sobre el episodio, no concluso ni siquiera actual, catalán y que son de una ignorante necedad que hacen llorar. Pues bien brindo a estos iluminados el siguiente comentario:
Pues señor, hubo un tiempo, en el pasado siglo XX, en que el marxismo y el nazismo (fascismo nacionalista), valga la redundancia, unieron sus intereses y su fuerza, naturalmente para el mal, es decir para destruir Europa, destruirla y corromperla con ambas ideologías, cada uno a su manera: Hitler invadiendo las tierras con sus Panzer y su Wehrmacht, mientras el "amigo" Stalin prefería, previamente infectar de metástasis marxistas las sociedades, los estados democráticos a través de enviados políticos para desestabilizar sus regímenes hasta deshacerlos.
Pero los políticos occidentales, nunca conocidos precisamente por su sagacidad, pudieron reconocer el peligro del asesino Hitler, se esmeró en derrotarlo quedando convencido de que lo había destruido y neutralizado el nazismo, mas nunca presintió alarma en el marxismo, que de manera sibilina supo ocultarse en la piel del socialismo, la social-democracia, comunismo parlamentario, etc., y mira por donde, después de todo lo que ha pasado Europa, después de todo lo que ha sufrido España, se destaparon toda una selección de chacales que nosotros (ellos) mismos los hemos metido en nuestras "democráticas" instituciones, porque hay que "borrar el pasado" y pelillos a la mar.
En alguna de mis pasadas intervenciones en este blog he comentado y desarrollado la idea de la identidad de sinonimia entre fascismo/nazismo y comunismo, doctrinas alcanzadas por los ideólogos al uso recorriendo dos diferentes caminos, es decir un perro de presa con dos cabezas. Lo que en palabras de Francois Furet: "El movimiento fascista se nutrió del anticomunismo, y el movimiento comunista del antifascismo, pero ambos comparten un odio al mundo burgués que les permite también unirse", deja bien aclarado, tras un exhaustivo análisis compartido con el historiador alemán Ernst Nolte, que Europa y España en particular, la primera tras una guerra (2GM) de extrema devastación tras la cual quedaron ambos credos socio-políticos perfectamente desenmascarados y la nación española tras una contienda desgarradoramente destructiva e inacabada, no han querido comprender, bien por estulticia, ignorancia e incompetencia de sus subsiguientes responsables políticos, bien por desconocimiento absoluto de lo que es la democracia y el recorrido e incumbencia que la misma puede y debe alcanzar en un verdadero estado de derecho, por cobardía, indiferencia, complejos de añejas culpas, provecho en el oportunismo circunstancial interelectoral, o todo a la vez, y, gracias a las habilidades del bando partisano, que si se exterminó a uno de los peligros, ni siquiera se intentó con los marxistas a los que se arropó del derecho a coexistir en la nueva Europa/España, bajo el manto de una democracia que, así, nacía enfermiza.
Así las cosas, en España hemos llegado a un punto de descuido y necedad política, bien labradas a lo largo de cuarenta años, en que contemplamos, algunos con estupor, como, el interés político espurio conduce a la más pornográfica cohabitación  de fascismo y comunismo, e incluso anarquismo para lograr un fin, destructivo naturalmente, de los cimientos del estado, aunque vestido de apariencia constructiva, en toda la nación y de manera volcánica en territorios como en Cataluña donde, incluso, se cae la reflexión de Furet pues a la trilogía antes expuesta y ya de por sí antinatural, se asocia para esta labor la misma burguesía enemiga mortal tanto de comunistas como de fascistas y anarquistas.
Y ¿Qué piensan los catalanes que puede salir de ahí? No piensan. Claro los sentimientos nacionalsupremacistas ante todo. Y ¿Qué piensa el Partido Popular y su gobierno? ¿Y qué piensa el PSOE? ¿Y Ciudadanos? ¿Y el resto de los españoles? Ah, que tampoco piensan. Bastante tienen con la violencia de género que tanto preocupa, la degradación del macho acosador y piropeador, las Navidades sin belenes ni villancicos, pero con langostinos, las cabalgatas de Reyes Magos sin Reyes Magos, las diferentes tertulias radio-televisivas que comparten la vaciedad por bandera, la inexplicable obligación de portar cadenas en los automóviles cuando nieva, etc.
Pero qué he querido yo decir con toda esta homilía, pues que para que un sistema democrático perdure y se desarrolle es imprescindible destruir al fascismo, al comunismo y al anarquismo, exterminarlos como a cucarachas para poder dedicar el cuidado, la atención y el trabajo a mantener bajo control a los nacionalismos, las corruptelas, las burguesías ambiciosas y sectarias y dedicarse a gobernar para el bienestar y la satisfacción de los ciudadanos. Algo me dice que no hay nada que hacer. Pues nada seguiré varias semanas sin escribir mientras sucede todo lo previsible para no resultar cansino.