miércoles, 26 de marzo de 2014

Pues no pensaba yo escribir nada acerca del fallecimiento de don Adolfo Suarez, pero he pensado que como médico voy a hacer alguna reflexión que hasta ahora no se ha hecho. No cabe duda de que con este eminente hombre de estado, con este hombre y padre de familia, finalmente, la naturaleza ha sido compasiva y le ha sometido a una irreparable enfermedad que bloquea la memoria, algo que en el caso suyo es un alivio para evitar seguir viviendo con recuerdos tan dramáticos como aquellos por los que su historia le ha obligado a padecer. Y esta reflexión me acudió a la mente cuando contemplé la canalla, los hijos de perra que acudieron a pintar la mona ante su cadáver después de haber sido quienes le torturaron con su deslealtad, su ingratitud, vil traición y abandono cuando ya solo era un hombre enfermo y acometido por el drama familiar, de manera sañuda y destemplada, en muchos casos por apearle del sillón para hacerse con el poder. Afortunadamente muchos ya han desaparecido, como Fraga o Areilza (creo), pero otros como Martín Villa, Abril, Landelino Lavilla, Oreja, Rosón,  todos los cuales y muchos más, la tarde del 23-F revoloteaban como buitres alrededor del moribundo político Adolfo, cuando Tejero irrumpió en el hemiciclo, para acabar de extraerle las entrañas, todavía, si no estoy mal informado, andan portando por este mundo de los vivos su aureola de traición, ya marchita y pringosa.  Y que decir de los franquistas Villar Palasí, Letona, Licinio de la Fuente, Barrera, Cabanillas y todos los desaparecidos ya que bien que le acosaron, o, como no, los padres de la ambición y la egolatría Felipe González, Alfonso Guerra, Boyer, Solchaga, Solana, Lluch, o Ibarra (al que no vi en el sepelio), Bono (al que tampoco vi) y tantos otros pintamonas, que se pasan la vida dándonos lecciones de cualquier cosa, cuya desfachatez, y desvergüenza solo es comparable con su facilidad para la representación teatral, en algunos casos con espectáculos tan edificantes como el de algún mamarracho que acude a un funeral de estado sin corbata y con los faldones de la camisa por fuera, siendo quien defiende y, presuntamente, claro, subvenciona a la turba que apalea policías. Es más, muchos de los ciudadanos anónimos que aplaudieron al paso del féretro, aquellos que alcanzan una cierta edad, es indudable que estuvieron implicados en revueltas, manifestaciones, mítines, alborotos y sublevaciones encaminadas a dificultar lo más posible, desde la derecha o la izquierda, la labor del presidente Suarez para alcanzar la tan traída y llevada "democracia", a día de hoy enfangada y apestada por los tres poderes políticos, más la prensa. Toda esta reflexión conduce a otra meditación: si Adolfo Suárez no se hubiera hecho cargo de la tropa española, si no hubiera atravesado el camino de la pasión con la cruz a cuestas de las miserias de los españoles, ¿estaríamos ahora soportando a los responsables políticos y judiciales que liberan asesinos vascos y les permiten gobernarnos, que sacan a la policía "para defenderse" y ser apaleados, que acosan a los pocos jueces honrados que intentan castigar a los ladrones que se han forrado de modo delictivo, que permiten a un psicópata paranoide predicar la independencia de tierras de España, que enseñan a los niños, en vez de a esforzarse y trabajar para ser hombres de bien, a denunciar a sus padres para encarcelarlos porque les den una colleja, que nos han traído, y nos siguen trayendo, desde los cuatro puntos cardinales a una mísera inmigración para transformarlos en delincuentes o desdichados explotados; que han pisoteado el honor de las fuerzas armadas y la bandera...? El esfuerzo de don Adolfo Suárez ¿ha sido inútil? ¿España se merecía un Adolfo Suarez o le iba de perilla con otro dictador? Quien sabe.
Por cierto, ahora van a estar descubriendo las autoridades todas las organizadas maniobras de grupos asesinos que actuaron el famoso 22-M conocida por manifestación de rojos (¿vieron ustedes alguna bandera española? todas eran rojas y republicanas), ahora, algo que se tenía que haber previsto antes. Pregunta ¿Cuándo van a ser expedientados los mandos de la policía implicados, y a dimitir la delegada del gobierno, doña Cristina Cifuentes y el ministro del interior? Están en ello ¿verdad?
¡Inútiles!

martes, 18 de marzo de 2014

La historia reciente (toda la historia del hombre es reciente, muy reciente comparada con la del planeta Tierra, es decir que equiparando esta con un calendario anual que empezara el 1 de Enero con la creación de la Tierra, la historia del hombre ocuparía los últimos minutos del 31 de Diciembre) nos demuestra que no hay nada nuevo bajo el sol. Resulta que después de una amarga experiencia, durante el siglo pasado, con la Primera Guerra Mundial, más amarga todavía si consideramos las condiciones en las que se desarrolló el Pacto de Versalles, y la prueba de la desatención de los aliados hacia una Polonia que podía haber parado las ambiciones del genocida Stalin durante la guerra Polaco-Soviética, resulta que, pocos años después un recién llegado llamado Adolf Hitler, que ya había dado muestras sobradas de su talante "democrático" y "europeísta", se anexiona Austria manu militari, aunque sin pegar un tiro... y nadie le recrimina. El ejército alemán crece en cantidad y calidad de manera extraordinaria ante los ojos del mundo... y no pasa nada. En Septiembre de 1938 don Adolfo se anexiona la región de los Sudetes y como nadie dice ni pio, en Marzo de 1939 pues invade toda Checoslovaquia... y no solamente no pasa nada sino que los respectivos ministros de Francia y Gran Bretaña, Daladier y Chamberlain, un poco acojonados ya, van corriendo ante el líder germano a solicitar un papelito que diga que a ellos no les va a pasar nada. El 23 de Agosto Hitler firma un pacto "secreto", conocido por todo el mundo, con Stalin para tener las manos libres... y no pasa nada, porque aunque las dos "potencias" europeas, Francia e Inglaterra también habían acordado un convenio de mutua defensa con Polonia, en Mayo de ese mismo año -algo muy común entre estados europeos desde hacía un siglo- cuando el 1 de Septiembre de 1939 los ejércitos alemanes invaden las tierras polacas a sangre y fuego y masacrando a su población, la reacción de los gobiernos aliados es tibia y medrosa. Conclusión de este contubernio... más de 60 millones de muertos, y una gravísima crisis económica, social y política para todo el continente.
Y ahora pienso yo: el dictador, jefe de todas las mafias rusas, Vladimir Putin invade con sus ejércitos Georgia... y no pasa nada. Invade ahora con sus tropas, o lo que es peor, con unas tropas de sicarios a cargo de Moscú, la región de Crimea, y no pasa nada. Naturalmente ya está estudiando el siguiente paso para anexionarse una parte de Ucrania y luego todo el país... y no pasará nada, y no hace falta tener muchas luces para sospechar que a continuación desfilarán ante sus asesinas órdenes Bielorrusia, las Repúblicas Bálticas, Estonia, Letonia y Lituania,  Moldavia, Georgia, Azerbaiyán y Armenia, a los que ya tiene acogotados, y, por qué no, como no pasa nada, Polonia, Rumanía, Eslovaquia y el resto del antiguo Pacto de Varsovia, ambición que al tirano Putin le quita el sueño. Todas las frases grandilocuentes de los EEUU y de la Europa occidental, que reclaman quitarle a Putin la tarjeta Visa y poco más, con la excusa de que es mejor hacer uso de la diplomacia y la negociación para evitar una guerra han tenido como respuesta en la prensa rusa ligada al régimen que están dispuestos a convertir a los EEUU en escombros nucleares. Ahora lo que debe hacer Hussein Obama y los líderes de la CE es conseguir, como hicieron Daladier y Chamberlain, un papelito firmado por Putin -aquel que dejó morir a sus marinos en el submarino Kursk por odio a occidente- que les tranquilice asegurándoles una inmunidad militar; y a los países de la frontera que les den. Creo, amigos lectores que, o la historia se equivoca, o una próxima guerra, evitable a día de hoy, planea sobre nuestras cabezas. Mientras llega podemos entretenernos pasándoles la mano por el lomo a los islamistas y negros africanos aplicando la política zapaterista de la alianza de civilizaciones.