viernes, 29 de enero de 2016

Que en los mentideros, los pub o la prensa extranjera den su opinión, por cierto de aquello que nadie les ha pedido, ignorando absolutamente de lo que hablan o escriben, es algo, a la vez que inevitable, lógico, tratándose de temas de raigambre hispana, pero de ninguna manera es una novedad, ahora bien, verdaderamente, en España no cabe un imbécil ni un ignorante más, con toga o sin ella. Porque el absurdo debate que ha surgido acerca de la fotografía de Francisco Rivera, dando un derechazo a una vaquilla, a la que yo me atrevería a meter un capote, con su hija en brazos, demuestra una calidad de necedad, cursilería e incultura propias de  una sociedad esteparia y ociosa, que necesita, como en los años veinte del siglo pasado, una auténtica preocupación, que les haga despegar su culo de las cómodas poltronas (por ejemplo el inútil pollo ese que se denomina defensor del menor), retirarles la legañas del intelecto y olvidarse de la tal sociedad del bienestar para acceder a una sociedad de la cultura, de los  libros,  del trabajo esforzado, y  en definitiva una renovación ilustrada; vamos, que ya va necesitando la sociedad capitalista occidental una nueva guerra para que espabile y tenga algo por lo que preocuparse de verdad. De todas formas, y mientras tanto, no puede negarse que cada uno hace el ridículo como más le plazca, y en este tierno asunto acerca del gran diestro y su preciosa niña, han hecho el ridículo medio mundo, y España entera, desde unas autoridades insensibles, una prensa grotesca, y un populacho esperpéntico, que así luego salen las votaciones que salen.
 
 
 
 
 

domingo, 17 de enero de 2016

Ignoro cuanta gente estará al tanto de que ente año evocamos el cuarto centenario de la muerte de dos de los más grandes e ilustres literatos de la historia: uno es William Shakespeare y el otro Miguel de Cervantes. Ambos murieron con unas horas de diferencia en Abril de 1616, aunque con una desigualdad de 17 años, en favor de Cervantes, es decir que el inglés murió más joven. No me cabe la menor duda de que en el mundo anglosajón los homenajes a Shakespeare, sustentáculo ineludible de la lengua inglesa, van a constituir celebraciones, homenajes y festejos de rango principal y memorable, como es de naturaleza; no olvidemos que en la enseñanza de todo el mundo anglosajón la lectura y análisis de los poemas del inglés son materia obligada en la enseñanza de la literatura. Otra cosa viene a ser los homenajes a Cervantes, representante de la cúspide de las letras hispanas del siglo de oro que, en España ocupa, nada menos que a cerebros tan ilustres como Fernando de Rojas, Lope de Vega, Tirso de Molina, Calderón de la Barca, Francisco de Quevedo, Fray Luis de León, Garcilaso de la Vega, y tantos otros genios de la escritura. Porque en mi España de marxismo oculto o, ya, evidente, de antipatria, es decir de antiespañolismo, y de años y años de podrida enseñanza sectaria, de mentiras históricas para satisfacer la ansiedad de poderes nacionalistas (ya separatistas) y apuestas populistas a la ignorancia sobre la excelencia, no espero más que alguna mamarrachada al estilo de la cabalgata de los Reyes Magos de Madrid conducida por la alcaldesa de extrema izquierda de la capital. Otra cosa distinta sería para mi una sorpresa. Claro que para que los presuntos homenajes a tan ilustre personaje calen en la ciudadanía habría que comenzar por convencer al pueblo de leer el Quijote, y a sus hijos, desde los 5 a los 18 años a obligarles a su lectura como base de la enseñanza literaria y explicarles que la más grande novela escrita en lengua española no puede servir, por más que se empeñen, para la trama de un videojuego.
Naturalmente en Cataluña y provincias Vascongadas no solo es que no se llevaran a cabo conmemoración cervantina alguna, sobre todo si consideramos que coincide con el día de San Jorge, sino que me conformaría con que no prohibieran la difusión en las librerías de las aventuras del ingenioso hidalgo D. Quijote de la Mancha, al más puro estilo de la Noche de los Cristales Rotos (en alemán Kristallnacht). Y en el resto de nuestra agonizante España, las autoridades que sufrimos o no querrán, o no "podrán" porque el dinero debe destinarse a otros menesteres (como el robo a manos llenas) o no sabrán ni siquiera quien era Cervantes (por ejemplo Zapatero).
Así las cosas me limitaré a aconsejar a quienes me siguen que lean el Quijote, incluso a aquellos lectores de países, no solo extranjeros, sino ni siquiera hispanohablantes. Me lo agradecerán. Yo por mi parte, como homenaje al autor de las Novelas Ejemplares, si compruebo que en las próximas semanas el seguimiento de este blog es suficientemente copioso añadiré, por capítulos, un repaso a la vida y obra de don Miguel de Cervantes. No obstante para quienes sean nuevos en la lectura de este blog, les informo que busquen artículos del pasado en que añadía fragmentos sobre historia mundial.

sábado, 9 de enero de 2016

Veamos: si A es igual a B, y B es igual a C, pues resulta que A es idéntica a C. Puede parecer una reflexión obvia pero no es ni más ni menos que un fundamento termodinámico. El ser humano está diseñado cerebralmente para ser el más estúpido de los mamíferos que llamamos superiores, no solo porque haya que explicarle estas evidencias, que cualquier chimpancé reconoce, con números, sino que hay que escribírselo y hasta ponérselo en colores. Para un chimpancé, si este fruto, "A", es comestible y el fruto "B" es igual que el "A", pues es que también es comestible, y nuestro amigo el primate no va dando saltos por la sabana gritando que lo ha entendido por fin y que ya sabe de termodinámica, y un caballo o una zarigüeya tampoco. Y qué decir de los delfines o los elefantes esos gigantes de la ternura, la sensibilidad y la delicadeza -recordemos que la trompa con la que acaricias tienen más de cuarenta mil músculos. Estas magníficas bestias lloran a sus muertos y respetan sus restos con inmensa devoción, y si sienten amenazados a los suyos, matan sin paliativos. El hombre les ha hecho mucho daño siempre, a pesar de lo cual son capaces de trabajar para él y ayudarlo en todas sus tareas, pero sin olvidar que si un hombre mató a su madre, otro hombre, con igual aspecto, es un ser a mantener vigilado. Termodinámica pura. Pero todo ello en silencio.
Los seres humanos se pasan la vida matándose unos a otros utilizando, ya que son racionales, unos argumentos para justificarlo que, si no fuera por lo dramático del hecho, harían que se le cayeran los colmillos de risa al elefante más taciturno, circunspecto y formal. Pero el mundo sigue su égira, girando alrededor del Sol, en dirección a la estrella Vega de la constelación de Hércules a unos 60.000 Kilómetros por hora, y, mientras no te toque la china, los humanos más sensibles se mantienen unidos a su "qué barbaridad", lo que les exime de desviar su preocupación de tareas de tan elevada conveniencia como, por ejemplo, adquirir un televisor de la más reciente generación que, menos mayonesa, haga de todo o empeñarse en poner nombres a los protagonistas de un evento tan viejo como la humanidad y que siempre fue considerado como un delito pero que ahora se llama "violencia de género", "violencia machista"... y al delincuente "maltratador", resolviendo el problema con medidas tan sesudas como castigar al  tundidor  a una pena de alejamiento y ya está, que se chinche. Si unos descerebrados asesinan a unos periodistas de un libelo de revista en París, pues todos somos París; si un montón de damas han sido forzadas en una noche de parranda y francachela el cualquier ciudad de Alemania, habremos de suspirar de manera condescendiente murmurando: estos teutones que descuidados son; o si en los EEUU un nene bien mata a tiros a todos sus compañeros de clase o un policía blanco tirotea hasta la muerte a un negro (perdón quise decir afro-americano) desarmado, es inevitable el "no, si ya se veía venir". Pero casi nunca nos esforzamos en aplicar el principio 0 de la termodinámica: A=B; B=C; pues coño A=C. Ni siquiera cuando la "caja tonta" nos muestra el cadáver de un niño boca abajo entre el rompiente de las olas de una playa griega. ¡Qué horror! exclamaba la aristócrata, la progre, el empresario del puro o el sindicalista enfrascado en llenarse los bolsillos con el mínimo esfuerzo.
En fin, vamos a intentarlo nosotros a propósito de la contemplación de las macabras escenas televisivas de unos seres humanos abandonados a su muerte por inanición en una ciudad de Siria por un miserable enajenado, un asesino, un canalla llamado Bashar-al Asad, calificativos que arrastraran nuestra reflexión de hoy siguiendo el ya conocido por todos principio 0 de la termodinámica. Porque a Asad le apoya Putin y a Putin le apoya Juan Manuel de Prada (para los no españoles, un cursi, molesto, repelente e infecto escritor español. Entonces... Muy bien, ya sabemos termodinámica. En definitiva, si A=B y B=C, A=C.