sábado, 23 de febrero de 2019

En alguna de mis pasadas intervenciones en este blog he comentado y desarrollado la idea de la identidad de sinonimia entre fascismo/nazismo y comunismo, doctrinas alcanzadas por los ideólogos al uso recorriendo dos diferentes caminos, es decir un perro de presa con dos cabezas. Lo que en palabras de Francois Furet: "El movimiento fascista se nutrió del anticomunismo, y el movimiento comunista del antifascismo, pero ambos comparten un odio al mundo burgués que les permite también unirse", deja bien aclarado, tras un exhaustivo análisis compartido con el historiador alemán Ernst Nolte, que Europa y España en particular, la primera tras una guerra (2GM) de extrema devastación tras la cual quedaron ambos credos socio-políticos perfectamente descubiertos y desenmascarados, y la nación española tras una contienda desgarradoramente destructiva e inacabada, no han querido comprender, bien por estulticia, ignorancia e incompetencia de sus subsiguientes responsables políticos, bien por desconocimiento absoluto de lo que es la democracia y el recorrido e incumbencia que la misma puede y debe alcanzar en un verdadero estado de derecho, por cobardía, indiferencia, acomplejamiento, provecho en el oportunismo circunstancial interelectoral, o todo a la vez, y, gracias a las "habilidades" del bando partisano, que si se exterminó a uno de los peligros, ni siquiera se intentó con los comunistas a los que se arropó del derecho a coexistir en la nueva Europa/España, bajo el manto de una democracia que, por ello, nacía enfermiza.
Así las cosas, en España hemos llegado a un punto de descuido y necedad política, bien labradas a lo largo de cuarenta años, en que contemplamos, algunos con estupor, como, el interés político espurio conduce a la más pornográfica cohabitación  de fascismo y comunismo, e incluso anarquismo para lograr un fin destructivo de los cimientos del estado, aunque vestido de apariencia constructiva de nuevas repúblicas  desgajadas de la piel de toro, en toda la nación y de manera volcánica en territorios como en Cataluña donde, incluso, se cae la reflexión de Furet pues a la trilogía antes expuesta y ya de por sí antinatural, se asocia la misma burguesía enemiga mortal tanto de comunistas como de fascistas y anarquistas.
Y ¿Qué piensan los catalanes que puede salir de ahí? No piensan. Claro los sentimientos nacionalsupremacistas ante todo. Y ¿Qué piensa el Partido Popular y su gobierno? ¿Y qué piensa el PSOE? ¿Y Ciudadanos? ¿Y el resto de los españoles? Ah, que tampoco piensan... Bastante tienen con la violencia de género que tanto preocupa, la degradación del macho acosador y piropeador, las Navidades sin belenes ni villancicos pero con langostinos, las cabalgatas de Reyes Magos sin Reyes Magos, las diferentes tertulias radio-televisivas que comparten la vaciedad por bandera, la inexplicable obligación de portar cadenas en los automóviles cuando nieva, etc.
Pero qué he querido yo decir con toda esta homilía, pues que para que un sistema democrático perdure y se desarrolle es imprescindible destruir al fascismo, al comunismo y al anarquismo, exterminarlos como a cucarachas para poder dedicar el cuidado, la atención y el trabajo a mantener bajo control a los nacionalismos, las corruptelas, las burguesías capitalistas ambiciosas y sectarias y dedicarse a gobernar para el bien y la satisfacción de los ciudadanos.
 

domingo, 3 de febrero de 2019

Cuenta Jan Karski en sus memorias que escasas semanas después de la invasión germana en Polonia, el 1 de Septiembre de 1939, fecha en que, se afirma, comenzó la Segunda Guerra Mundial, aunque en realidad comenzó la guerra solo para los abandonados polacos,  la ciudad polaca de Poznan se transformó en "una típica comunidad alemana. No había letrero en las tiendas y en los bancos que no estuviese escrito en alemán. Los nombres de las calles eran alemanes y también lo eran los periódicos... Sólo se oía hablar en alemán... Los polacos que se habían negado a que los germanizasen habían sido expulsados de diversas zonas de la ciudad. En muchos barrios, especialmente los del centro, ya no quedaba ni un solo polaco. Incluso había numerosas calles por las que no les estaba permitido transitar... Se veían por todas partes banderas hitlerianas y no había tienda que no exhibiese enormes retratos del Führer y sus satélites". "Un polaco -comenta Karski en otro párrafo- debía descubrirse ante cualquier persona cuyo uniforme o insignia señalasen como alemán. Si pasaba a su lado un alemán, el polaco tenía que bajarse de la acera. Un polaco no podía viajar ni en automóvil ni en tranvía y hasta tenía prohibido poseer una bicicleta. Se hallaba por completo fuera de la protección de la ley y todos sus bienes muebles e inmuebles, estaban a disposición de las autoridades alemanas". 
Este somero retrato de la invasión de una de las muchas ciudades europeas ocupadas por el nazismo, con sus consecuentes intolerancia falaz y embustera, supremacismo, fanatismo sectario, bajeza moral   y crueldad cobarde y perversa, abonado con la anuencia de buena parte de los ciudadanos de las tierras sometidas, magnetizados y corrompidos creyentes del pretextado argumento de ser conducidos hacia un mundo mejor, un universo de promisión donde manará de sus fuentes leche y miel, dirigida por una raza dominante de perfección física y mental, etc., que ya conocemos la historia, es el calco del camino iniciado, de manera progresiva desde hace 40 años, por la sociedad catalana y, en la actualidad, sus ridículas y peligrosas pretensiones independentistas. Peligrosas porque los nacionalismos destruyen, separan, y crean intolerancia y odio, y de ello la historia nos ha dado pruebas más que suficientes. Además los nacionalismos establecen argumentos para la diáspora frecuentemente ridículos, patrañas indigeribles, falacias absurdas y quimeras inaccesibles, que los independentistas exhiben, no con el rubor que cabría esperar de una persona de honor, sino convencidos y convincentes para todos aquellos que necesitan vivir en el odio, como las alimañas necrófagas se alimentan de los cadáveres que mataron los demás. Mas, cuando esos embaucados con mundos oníricos, con preciosas diapositivas coloreadas de tierras de fértiles pastos donde el ovejero llevará a sus confiados rebaños, se den cuenta de que han sido engañados... Jamás lo reconocerán, la culpa de no haber alcanzado un estado de ventura y prosperidad suma será de aquellos seres inferiores, "bestias carroñeras con una tara en el ADN, víboras, hienas, bestias con forma humana que destilan odio, un odio perturbado, nauseabundo, como de dentadura postiza con verdín... Les repugna cualquier expresión de catalanidad, es una fobia enfermiza, Hay alguna cosa freudiana en estas bestias... Se puede considerar al español como un elemento de raza blanca en franca evolución hacia el componente racial africano-semítico. El coeficiente de inteligencia de un español y un catalán... da una clara ventaja a los catalanes, que por supuesto son una raza superior", al decir de Quim Torra y sus monigotes del lacito amarillo.
¿Qué hago? ¿Le digo lo que pienso de ellos o le dejo que se muera imbécil? Pues vamos a dejarlos, aunque cociéndose en su odio, encima crecen. "Decía Balzac que “un imbécil que no tiene más que una idea en la cabeza es más fuerte que un hombre de talento que tiene millares”. Y si consideramos que quien puede mostrarles sus errores son Zapatero, Pedro Sánchez o cualquier otro político sito en un sitial del Parlamento español, que impiden la total felicidad de los españoles, pueblo alegre, capacitado e ingenioso, pero débil emocional a la hora de votar, con sus argucias... Mejor los dejaremos que se mueran imbéciles y paranoicos esquizoides, procesos morbosos que caracterizaron al carácter de Adolfo Hitler.

PD: Según la RAE: Imbécil  es persona que padece imbecilidad (deficiencia mental).
Paranoia: Enfermedad mental que se caracteriza por la aparición de ideas fijas, obsesivas y absurdas, basadas en hechos falsos o infundados, junto a una personalidad bien conservada, sin pérdida de la conciencia ni alucinaciones.
Esquizoide: Que tiene una personalidad que tiende a la esquizofrenia sin llegar a presentar la gravedad de esta enfermedad.
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