jueves, 28 de julio de 2016

¡Pero de qué se escandalizan los político, periodistas y jueces ahora! De que los catalanes están echados al monte; de que se pasen las órdenes del Tribunal Constitucional, del Supremo o de cualquier otro tribunal por las ingles; de que Cataluña sea un refugio de mafias independentistas, del más puro nacional socialismo y de odio a España y a todo lo español.  Pues yo no me sorprendo en absoluto. ¿Y de quién es la culpa? pues de todos ustedes, que usan la "democracia" para su medro, pero que les faltan cojones para haber dado un puñetazo en la mesa hace mucho tiempo para impedir la destrucción de esta nación. Claro que viendo el papelón que están haciendo durante los últimos meses... Para empezar Cataluña está gobernada por una panda de extrema izquierda, de anarquistas y de antisistema, lo que significa que la democracia, el estado de derecho y Cataluña les importa una puñeta; no quieren gobernar un estado independiente, vamos que no quieren gobernar nada. Su tribuna no es un parlamento sino la calle, la revolución marxista y el enfrentamiento violento con los poderes del estado; su intención es destruir nuestro sistema y establecer una cabeza de playa revolucionaria marxista/anarquista en Europa. ¿Y quien los apoya? pues los votantes catalanes. Cuantas veces habré explicado en este blog los graves perjuicios de la democracia y del estado de las autonomías en España. Que en un país de botarates iletrados hay armas que no puede entregárseles al pueblo del mismo modo que a un niño no puede dejársele jugar con una pistola cargada.
Repito, esta chusma catalana no tiene ningún interés en el parlamento catalán, en una república catalana democrática, unida a la Comunidad Europea y a la OTAN, ni en un cargo dependiente de ninguna administración, nacional, local o independiente, están jugando a una especie de entretenido "Stratego" o "Risk" contra la democracia y contra Cataluña, y, naturalmente, contra la España que todos los que la hemos trabajado y la están trabajando con esfuerzo y sufrimiento hemos creado, y no estoy hablando de ningún político.
No cabe la menor duda de que también se puede ser un alto cargo militar  y ser un zoquete, pero lo cierto es que el 13 de febrero de 1981 unos militares poco preparados para tal aventura, iniciaron un destartalado golpe de estado que se disolvió en su propio caldo en pocas horas. Sobre este episodio, que en modo alguno fue el primero de la historia reciente de España (solo en el siglo XIX pueden contabilizarse más de 30 golpes, asonadas o cuarteladas), se ha derramado tinta y lágrimas para llenar una piscina olímpica, se ha querido implicar al rey, se han puesto velas a diferentes santos y los presuntos culpables (lo de presuntos es por imperativo) a la cárcel (claro es que no eran de ETA). Y todavía todos los años se recuerda aquella fecha invernal con alarde contrito y mesado de cabellos. Pero los catalanes llevan 50 años atentando contra España, sus instituciones, el presunto estado de derecho y la unidad, seguridad y bienestar de los españoles, pero de manera mas sibilina e inteligente, y todo el mundo mirando para otro lado... porque hay que negociar y parlamentar,  y nadie en la cárcel y ni siquiera se ha querido aplicar el artículo 155 de la vigente Constitución, como permite la ley, ni se aplicará. El peligro no es que Cataluña obtenga la independencia, lo malo es que, en tal caso, los badulaques que nos gobiernan o pretenden hacerlo negociaran un acuerdo económico que beneficie a los catalanes, y claro nos perjudique a los españoles, y lo peor aún, que la región catalana, lo mismo que se pretende en Vascongadas, será secuestrada por fuerzas anarquistas revolucionarias de acción callejera que intentarán, ya lo están consiguiendo en el litoral mediterráneo, extender sus prodigios sociales al resto de España.
Yo, de momento, en esta tierra asturiana, me siento bastante a salvo de andanzas de semejante corte, aunque ya nos está gobernando un tripartito izquierdista que incluye al ambicioso PSOE, al decimonónico Partido Comunista y al anarquista Podemos; y así nos va.
¿Está claro? Nada que no se enteran.

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