miércoles, 18 de agosto de 2010

Tenemos que tener presente que este siglo XIX es el siglo de exaltación del pensamiento, las revoluciones, la exaltación del nacionalismo, y de la búsqueda de la justicia social; de los descubrimientos y de los inventos. De las transformaciones en el arte, el progreso de las ciencias que descubren a los ojos de los hombres sus secretos, poco a poco, gracias a una tecnología en indetenible avance. Es el siglo XIX.
Para 1805 podemos resaltar con satisfacción, para España que la agricultura alcanza gran expansión, gracias a la generalización de cultivos como la patata o el maíz, aunque insuficiente para cubrir las necesidades, muy perentorias, por cierto, de la población. Un ejemplo de este crecimiento, sería Guipuzcoa, pero que, como afirmaba Vargas Ponce: "como fecunda madre de los hombres, produce mayor número de los que es posible sustentar".
No obstante, en este año, por otro lado, la industria y el comercio textil catalán experimentan una profunda crisis, a causa de la competencia con el Reino Unido, que dificultaba la exportación hacia América, al no poder competir en precio con los británicos.
El venezolano Francisco de Miranda, consigue un apoyo económico del primer ministro británico William Pitt, para iniciar la revuelta independentista de su país. Asimismo consigue el apoyo del presidente americano Jefferson a favor de su proyecto. Como se ve siempre hemos sido, y somos, queridos por todos los países del mundo mundial.
En China se produce una crisis de la relación con los países occidentales, y el cierre de sus fronteras a las ideas de los diablos del poniente. Se expulsa a los jesuitas, a los que, tradicionalmente se apreciaba en su valor, no ya misionero, sino por su cultura y conocimientos científicos y técnicos. Todo occidental es expulsado del país.
Tras el fiasco de la ocupación de Egipto por tropas de Napoleón y británicas, el Imperio Otomano, se hace cargo del gobierno del país de los faraones, Mehmet Alí en calidad de "bajá" o gobernador otomano.
Siguiendo la tónica nepótica que practicaba Napoleón, instala a su hermano Luis como gobernador general del Piamonte.
En Diciembre de 1805, España declara la guerra a Inglaterra, y por tanto a Portugal que era su aliado, bajo la presión del emperador francés y de algunos incidentes navales en aguas portuguesas. Esta alianza franco-española hace concebir a Bonaparte la esperanza de destruir la fuerza naval británica.
Mientras, el emperador Napoleón I, se convierte en soberano del nuevo reino de Italia que él mismo acaba de instaurar, y nombre virrey al hijo del primer matrimonio de la emperatriz Josefina, Eugène de Beauharnais.
Gran Bretaña y Rusia firman un acuerdo, que se suma a la coalición con Prusia y Austria, para pararle los pies a Napoleón.
El 9 de Mayo, muere Schiller.
El escritor madrileño Leandro Fernandez de Moratín, a la sazón bibliotecario de José Bonaparte y traductor de Molière y Shakespeare, estrena su obra cumbre: "El sí de la Niñas", inspirada en la obra "Entre bobos anda el Juego", de Rojas Zorrilla.
Ludvig van Beethoven, estrena en público, al fin, en Viena, la 3ª Sinfonía, retitulada "La Heroica", que dirigió ante el príncipe Lobkowitz, el año anterior.
Por contra, en la capital de España, muere Luigi Boccherini, instalado en Madrid desde hacía años, al servicio de la familia Benavente. Su música, de características prerrománticas y de gran riqueza armónica, captan a la perfección la cadencia del sentir en el alma de nuestro pueblo.
Dada la riqueza de sucesos de 1805, dejaremos por hoy nuestro relato de este año para retomarlo mañana en este punto.

Pues resulta que el antiguo Narciso Serra, natural y residente en Cataluña, a día de hoy absorbe 9 policías nacionales para una personal escolta, menos cuando sale a hacer futin (¿se escribe así?). Digo yo si le serán necesarios para evitar ser apedreado por lo mal que toca el piano.
Ahora, lo que ya es de paranoia esquizoide es lo de Gallardón, que cuando se desplaza por ahí, merma Madrid de policia municipal en un tercio o así, para que le protejan. Pero este tipejo que piensa que es un alcalde. Creo que a este majadero deberian retirarle de la política para siempre, porque ya le ha afectado a la cordura y resulta, peligroso para los madrileños.

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