En fin, que en nuestro cuento, puramente de ciencia ficción, algún astuto chiquilicuatre, conocedor, por separado, de aquellos asuntillos que demandaban solución, por separado, el del aceite vendido para freir boquerones, y el de las neumonias muy poco típicas, pensó que podían intentar solucionarse como si se tratara de un único conflicto; es decir unir ambos en un complejo trajín y aquí paz y después gloria.
Pero claro, entonces podrían producirse muchas víctimas inocentes... Sí, pero se salvaba el honor de la patria, es decir del lejano reino.
Y así lo hicieron. Cambiaron la temperatura de calentamiento del aceite de Brassica, con lo que el precipitado de Anilida volvía a incorporarse a su composición y lo sacaron a la venta, como ya se venía haciendo, pero a sabiendas de que iba a provocar algunas destemplanzas intestinales, algo de fiebre y alguna basca, pero ya tenían a quien echar la culpa de las neumonias, en tanto se resolvía la fuga de tóxicos de la base de naves de guerra del Oscuro Imperio, se adquirían todas las hortalizas, se recalificaban las huertas para construir alguna urbanización, naturalmente regalandole un pisito de 60 metros cuadrados a cada hortelano, y resuelto el problema (esto último es una suposición añadida al cuento).
Pero, hete aquí que las personas, presuntamente intoxicadas con el aceite presentaban unos cuadros clínicos mucho más graves que una simple diarrea, muriéndose a centenares, retorcidos como sarmientos, o desarrollando parálisis o secuelas, con frecuencia, incompatibles con una vida decente. Aquello se les había escapado de las manos a los padres del lejano reino, pero ya no tenía marcha atrás. ¿Se trataba de la asociación de la Anilida y el tóxico almacenado en la base del Imperio Oscuro? ¿Era solo el aceite el responsable? ¿Era el veneno de la base que no se había conseguido aislar?
En un alarde de lúcida profesionalidad, un médico del entorno del pueblo del Torrijón, negó rotundamente que sus enfermos afectados de este cuadro fueran victimas, solamente, del aceite dichoso. Al médico no se le conocía ninguna enfermedad grave, pero, enseguida murió de una manera repentina.
Las autoridades sanitarias, las del "bichito", pidieron a la población que todo el que tuviera en su casa una garrafa de aceite de Brassica, lo llevara, inmediatamente a su centro de tratamiento médico porque se le cambiaría por otra de aceite de oliva. ¡Bueno! La que se montó fue de alivio; además la gente llevaba hasta garrafas de aceite usado de automóvil para conseguir su aceite de oliva. Luego, todas las garrafas se mezclaban en grandes contenedores y se intentaba el análisis de aquel pringoso líquido. Los resultados obtenidos prefiero callármelos.
La gente seguía muriendo o quedando mutilada o enferma. Se crearon unidades sanitarias especialmente dedicadas a pacientes afectados de lo que ya se conocía como "enfermedad tóxica". A algunos se les indemnizó con algunos denarios (pocos), y se dejaron transcurrir los años necesarios y suficientes para que la "opinión pública" diluyera su angustia entre otras preocupaciones, que en nuestro lejano reino nunca han faltado. Algún desgraciado fue a la cárcel por maloso, y colorin colorado... Por cierto, cualquier parecido de este cuento con alguna realidad, les aseguro que es pura coincidencia.
¡Ah! A la planta Brassica Napus, también se la conoce como la colza.
Otro día hablaremos del 11-M
Resulta que hoy, día 3 de Agosto, en la tertulia de la mañana de esRadio, un "representante" de los controladores en conflicto, que era entrevistado, ha acusado, de manera gratuita, porque no venía al caso, a la Medicina de endogamia en sus puestos de trabajo. Yo no voy a entrar en las razones de su conflicto; de hecho me tiene sin cuidado, por mi como si desaparece la aviación (y de paso los AVE, y volvemos a los expresos) pero me veo obligado a precisarle a este chulo, que opine de lo que conoce, es decir de seguir un puntito luminoso en una pantalla, y ya; al fin y al cabo un guardia de tráfico bien comido y bien bebido, y que no confunda Medicina con Sanidad... Ni puta idea de lo que estoy hablando ¿Verdad genio? Pero si este tipejo quiere descubrir sobre lo que es estrés, angustia y fatiga mental y física en el trabajo, que se meta conmigo en un quirófano a operar a su madre. Lo cierto es que cobráis mucho más que un médico con guardias, es decir sin descanso alguno en 36 horas, al menos, vuestra responsabilidad ni se aproxima a la de un médico, y a los médicos, al servicio de la administración pública, sí se nos ha bajado el sueldo. Yo cobro alrededor de 600 euros mensuales menos de lo que debía cobrar, y estamos callados ¿sabes majadero? Lo que sí es cierto es que nos tenéis a todos hasta las gónadas. Vosotros y algunos privilegiados más.
Y ahora, tras confesar ser un taurófilo acérrimo, un ruego: por favor ¡ Váyanse a hacer puñetas con los toros de los catalanes! ¿Vale?
Por último una reflexión: ¿Me aseguran que el Pedro J. del Diario 16 y el actual son el mismo? ¡Como es posible que habiéndose casado con una diseñadora de moda tan colorista, resulte tan gris el pobre! Otro misterio sin resolver.
Escucha Rubalcaba, yo no creo en la justicia humana en absoluto, ni en ese aserto que afirma que, antes o despues todo el mundo pagará los males que haga. Yo no creo en el Cielo ni en el Infierno, ni creo en las bendiciones, y por tanto tampoco en las maldiciones, pero puede ocurrir que yo esté equivocado, de modo que por si acaso yo te maldigo a ti y a tu descendencia, para que sobre todos caigan los males que vengaran la sangre de tantos inocentes como estas pisoteando.
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