miércoles, 24 de agosto de 2011

Y para rematar los sucesos que desencadenaron la rebelión de 1936 hoy vamos a comentar como tuvo lugar el levantamiento militar. Ya explicamos anteriormente que en el siglo XIX, y en virtud de la gran inestabilidad social y política reinante (nunca mejor dicho) se produjeron en España alrededor de 200 pronunciamientos, o golpes militares, cuya finalidad, en la mayoría de los casos, era el cambio de gobierno, sin más. Los golpes de estado en nuestro país pertenecen a su idiosincrasia como la tauromaquia o la Semana Santa, y aquellos cambios de gabinete ministerial y, naturalmente, de tendencia política, solían traer como consecuencia popular, como mal mayor, el paso a la condición de cesante de muchos empleados públicos en activo, la característica figura del "cesante".
La verdad es que el golpe de estado de 1936, fue concebido como un pronunciamiento militar más, diseñado por los generales Mola y Sanjurjo (aquel que aconsejó al rey que más valía que se marchara porque se había puesto a disposición de la República, siendo el jefe supremo de la Guardia Civil, y no pensaba sacar a la Benemérita para defenderle), con el propósito de romper la línea de anarquía política de la nación, e implantar un gobierno militar presidido por el propio general Sanjurjo. Se uniría al pronunciamiento, presuntamente, la mayoría del ejército y aquí paz y después gloria, porque iba a resultar un paseo militar resuelto en pocos días. Y así podría haber resultado, como tantas veces antes, de no ser porque el cálculo político-social estaba mal enfocado, ya que, desde el principio de la instauración de la República, existían poderosas fuerzas, en absoluto dispuestas a sostener una república democrática y parlamentaria, sino, y a toda costa, bajo control de la URSS, una revolución marxista-leninista que destruyera la España monárquica de Alfonso XIII, y a la misma República si hacía falta, para establecer una cabeza de playa comunista a la entrada del Mediterráneo (lo mismo que luego intentó Hitler) ante el avance fascista y nacional-socialista en centro Europa.
Ese proyecto de la izquierda radical era prioritario. De modo que aquel golpe militar, diseñado por los generales Mola y Sanjurjo, y deseado por las asociaciones proletarias de izquierdas, sindicalistas y anarquistas (que desde el 1933 venían provocándolo), se transformó en una guerra civil que duró 3 años. Mola y Sanjurjo contaban con la colaboración de Franco, que estaba en Canarias, aunque este se resistió a participar, hasta el asesinato de Calvo Sotelo, algo que le decidió definitivamente. Además, Sanjurjo murió, en extrañas circunstancias, en accidente de aviación, cuando se trasladaba de Portugal a España para ponerse al frente del golpe. Ahora sí que Franco era imprescindible.
El avance militar se produjo desde África, mandado por Franco, con las tropas combatientes más experimentadas y crueles en la batalla: la legión, y un disciplinado y numeroso ejército moro, con los que consiguió una progresión espectacular hacia el norte, en tanto que Mola se hacía con el mando y se encargaba del levantamiento en el centro-norte peninsular. Pero, poco a poco, el mando se fue repartiendo entre Franco y Mola, hasta que, ¡oh casualidad!, el general Mola muere también en un accidente de aviación el 3 de Julio del 37(¡Aquellos aviones!), en vista de lo cual, Franco queda al mando total de la sublevación, con las manos libres desde el punto de vista militar, y político, dejándose querer, ya sin ambages, por las fuerzas políticas fascistas y nacional-socialistas, tanto dentro del país (falange y jons), como extranjeras.
Ya dije en otra ocasión que Franco no era, en realidad, fascista, aunque, cuando reunió todos los partidos políticos que le apoyaban en uno solo, que se llamó Movimiento Nacional, el fascismo le era imprescindible para sobrevivir. Franco era católico, anticomunista acérrimo, y sobre todo militar; lo demás, el saludo romano, la camisa negra, etc. no era más que un brindis al tendido, políticamente necesario para sus propósitos (de hecho la muerte de José Antonio Primo de Rivera, le vino a Franco de perlas, porque aquel hombre era mucho más inteligente y formado que él, y la sombra que proyectaba no le hubiera permitido llevar a cabo sus propósitos. Él y solo él, debía dirigir la falange, para tener controladas todas las piezas, y precisaba de la confianza de las camisas azules para evitar oponentes dentro de su propio cuartel). El transcurso de la guerra se puede leer donde se desee, pues hay libros para aburrir, de uno u otro color, pero quiero dejar claro que si el bando republicano perdió la contienda fue por la anarquía que reinaba en sus filas, la falta de disciplina militar, y el doble mando, el militar por un lado (con buenos jefes en general) y el político (los camaradas políticos manejados desde la URSS) y sindicalista que tenían más poder que los militares. De hecho destituían o fusilaban, sin más a aquellos militares que no obedecían a las consignas políticas. Así era imposible ganar una guerra en España, aunque había funcionado, y con mucha sangre inocente, en la Guerra Civil Rusa. Además se trató de una guerra muy primitiva, muy al estilo de la Primera Guerra Mundial, con armamento escaso, obsoleto y de corto alcance (fusiles semiautomáticos Mauser, muchos de ellos del siglo XIX y pistolas Star, Astra 300, o la más utilizada, la Cal 9 mm largo, fabricada en Valencia). Poca artillería, muy pocos y muy antiguos aviones, y apenas carros de combate, que eran pequeños y de muy dudosa eficacia. Fue una guerra de trincheras y cargas a la bayoneta; una guerra de desgaste y, sobre todo, de venganza y odio (espoleado y enardecido por las fuerzas políticas), cuyos ecos se están recuperando en nuestros días, igualmente por interés político. Lo demás es historia.

Con mucha razón afirmaba Marco Aurelio:
"Lo que no aprovecha a la colmena no aprovecha a la abeja".
A ver, las sorpresas rubalcabeñas y zapateriles del día: pues el desgobierno de la nación (toda, no Cataluña solo) va a editar un decreto, o decreto ley o no sé que rango legal tiene, en que se permite encadenar hasta el infinito todos los contratos temporales que se desee para un trabajador; Vamos, que se van a cargar de un plumazo, ¡los socialistas!, el Estatuto de los Trabajadores, o al menos de momento el artículo 15.5.¡Ah! y contratos "de formación" hasta los 30 años... ¿No escuchan ustedes, queridos lectores, como se acerca el rumor de los sindicatos de clase con sus cuadros al frente y miles de afiliados, indignados, artistas de cine, teatreros y liberados detrás, enarbolando pancartas a favor de los obreros, crispados por la injusticia? ¿No escuchan como se aproxima la gran manifestación? ¿no?... Yo tampoco, seguramente porque Tojo estará de crucero y el otro haciendo la primitiva, o al menos el primitivo, pero ambos bien comidos, bebidos y relajados. Claro que bien es verdad que esta medida tan sutil no añade nada nuevo a la situación laboral actual, porque ya se viene haciendo lo mismo por el procedimiento de llegar al límite legal de contratos temporales, luego se despide al trabajador volviéndole a contratar despues y vuelta a empezar desde un principio.
Yo no sé si esta medida es conveniente o no, Rajoy parece que la apoya, lo que sí sé es que este gobierno, que ya ni lo es ni nada que se le pueda parecer, ha pasado de enarbolar el protagonismo sectario más delincuencial, de no saber ni por donde se andaban, a andar dando tumbos como en una despedida de solteros; pero ahora yo creo que ya están claramente de cachondeo con los ciudadanos. Vamos hasta el punto que el vil Rubalcaba ha comentado que piensa incluir entre los sabios de su próxima lista gubernativa, nada menos que a Carmen Calvo. Bueno como será la coña que un montón de socialistas de toda la vida, incluso Elena Salgado, se están desapuntando de su presunta labor política.
Mientras tanto la ministra de las orejas, es decir la ministra Sinde, subvencionando millonariamente a documentales y películas que ofendan "al Borbón". Yo llevo dando avisos mucho tiempo y no hablo por hablar.
Por lo menos ya hemos vencido a Gadafi. A ver, Chacón, ¿y ahora qué? ¡Ah! lo que diga la ONU. Vale, pensaba que lo que diga Merkel, que es la que gobierna España, al menos la ONU, como hacienda, somos todos. De todas formas el batiburrillo tribal que es Libia no lo engarza la ONU ni con Sindeticón. Otro descalabro como Irak o Afganistán. Ya verán, ya.
Victor Hugo ya advertía en "Los Trabajadores del Mar":
"Un hipócrita es un paciente, en el doble sentido de la palabra: calcula un triunfo y sufre un suplicio".

Que descansen.

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