miércoles, 17 de agosto de 2011

Desde el desastre de 1898, con la pérdida de las colonias españolas en ultramar, y lo que moralmente y económicamente representaba para el país y para la burguesía industrial, principalmente la catalana, es decir la masonería, esta región no dejó en ningún momento de echar leña a un fuego que amenazaba con abrasar la monarquía española desde antes de comenzar el reinado de Alfonso XIII. Si a eso añadimos la misérrima situación social, la ausencia de una industria mínimamente competitiva, el azote marxista leninista, y la guerra de Marruecos, la nación caminaba hacia una guerra civil indefectiblemente.
Y sería la desastrosa campaña del Rif, trufada de desatinos, penosas acciones militares y traiciones, lo que condujo a una situación tan inestable y tambaleante para Alfonso XIII, que no tuvo más remedio que aceptar un golpe de estado del Capitan General de Cataluña Miguel Primo de Rivera, en 1923, aunque se mantenía la figura del monarca, bastante tambaleante. Primo de Rivera, en primer lugar resolvió el conflicto de Marruecos, en 1925, que, a pesar de todo, no dejó satisfecho a nadie, pues la alegría de haber alcanzado el fin del conflicto, que había durado un cuarto de siglo, quedaba ensombrecida por las gravísimas secuelas que había arrastrado en vidas y capital. Ahora D. Miguel tenía que elegir el camino de reconstrucción nacional, y eligió bien desde el punto de vista económico, pero mal desde el punto de vista político y social. Consideró primaria la construcción de infraestructuras: carreteras, ferrocarriles, pantanos, industria... Y posiblemente ese fuera el camino, aunque sus beneficios llegarían al pueblo, cuando pronto a medio plazo, y la miseria no permitía ni un día de plazo, algo que les venía de perilla a la presión de izquierdas, tanto sindical como partidista.
A ello habría que añadir la oposición a Primo de gran parte del ejército y del mundo intelectual, lo que, finalmente condujo al rey a destituir al militar. Ahora, Alfonso XIII se había quedado solo, y los errores que cometió a partir de este momento acabarían con su reinado. Al rey, todo el mundo le acusaba de todo, y su acción no podía ser más errática. Se produjeron varios pronunciamientos militares, que no llegaron a prosperar, y la aristocracia y la derecha tradicionalista le abandonaron, acusándole de no detener las pretensiones populares, cada vez más "impertinentes".
En definitiva, que el 12 de Abril de 1931 se celebraban elecciones municipales, para nombrar alcaldes y concejales en toda España. Para presentarse a los comicios se asociaron todos los partidos republicanos (hoy día no figuran, como tal, en nuestro espectro político). En el cómputo general triunfaron los partidos conservadores y monárquicos, pero en las capitales resultaron más votados los partidos republicanos (debido a que los tradicionalistas y la aristocracia, quisieron "castigar" al rey sin presentarse a votar). En realidad, aquí debía haberse quedado la cosa, en el nombramiento de los distintos concejos, que es para lo que se había votado, pero la acción política de las izquierdas, los republicanos y un buen grupo de intelectuales, sobre todo estos, le dieron a estas elecciones carácter de plebiscito, que no habían ganado, por cierto, y dieron UN GOLPE MILITAR más, declarando instituida la Segunda República. Concretamente los intelectuales que impulsaron aquel Golpe de Estado, de la categoría de Ortega, Marañón, Pérez de Ayala, Romanones y muchos otros eminentes cerebros, se habían dejado llevar, parece mentira, de su ansiedad republicana, sin pensar con que país estaban tratando y cual era la presió extranjera, la situación de agitación revolucionaria y los verdaderos intereses que abrigaba; y eso sin contar con la poderosa acción de la masonería que tan bien supo manejar López Malo. Y aquí, en este Golpe de Estado de 1931 comenzó la guerra civil. Sí, en 1931, y no en 1936.
Ahora, en nuestros días se le quiere dar legitimidad a aquella imposición de una república ilícita, como por ejemplo Antonio García Santesmases que, bajo el gualdrapo de catedrático de filosofía política de la UNED (claro, de la UNED) se permite escribir un artículo en el diario "El Mundo", defendiendo la legitimidad de la Segunda República, que muchos sectores populares salieron a la calle en defensa de la libertad (a quemar iglesias) y alabando al canalla de Manuel Azaña quien, afirma, supo percibir el desastre que la guerra había provocado, en 1938 (hombre trás dos años de guerra no hacía falta ser muy lúcido, sobre todo si tenemos en cuenta que había sido uno de los incitadores a la violencia populachera); además insiste en que Azaña era consciente de que ser republicano no significa cerrar los ojos ante la barbarie y que mayor era la represión y la crueldad de los rebeldes, eso quien en el 31 ante la quema de iglasias y conventos y las matanzas de religiosos por las turbas republicanas, cuando le pidieron que sacara a la calle a las fuerzas de seguridad, dijo que en ese caso se podrían producir muertos entre la plebe y "todas las iglesias y conventos de Madrid no valían lo que la vida de un solo republicano". Señor Santesmases para ostentar una cátedra y dedicarse a enseñar a las próximas generaciones, no se puede adoctrinar según convenga a su resentimiento sectario, aunque también es posible que, como todos los de la izquierda sea un ignorante porque solo lee aquello que le satisface su paranoia esquizoide y su negligente incultura.
Balzac escribió:
"La legalidad sería para los bribones una cosa excelente si no existiera Dios".

Por su parte Anatole France aseguraba:
"La paz pública está fundada únicamente en el escaso valor de los ciudadanos, que se respetan unos a otros, por el miedo que recíprocamente se inspiran".
Ahora España anuncia subida de impuestos, que lo único que va a conseguir es machacar más a la sufrida clase media (a los auténticamente ricos y poderosos soportes del poder vigente, no tienen lo que hay que tener para tocarles un euro), y desde luego muy lejos de la medida italiana de suprimir 35 provincias y eliminar cerca de 2.000 municipios. En realidad esta es una solución. Entonces el PSOE (Rubalcaba que es quien manda por el momento) propone que se eliminen las diputaciones provinciales, elemento político intermediario entre cada provincia y su comunidad autónoma, algo que no tiene sentido en aquellas comunidades uniprovinciales como Asturias, por ejemplo, y de esa forma se cargan el clásico concepto de provincia y potencian el de comunidad autónoma, lo cual no acaba de gustarle al PP. Pero hay todavía otra medida de austeridad mejor, es decir la única pues es lo que nos está hundiendo a los españoles y es anular las autonomías, como ya he propuesto en otras ocasiones.
En realidad el gobierno Zapatero lleva toda esta legislatura, o bien negando que exista una crisis, o haciéndose el loco para no llevar a cabo medidas drásticas e impopulares, ya que es evidente, desde hace muchas calendas, que no van a seguir gobernando, y el que viene detrás... Solo se limita a subir algunos impuestos en materias necesarias para el ciudadano y sacar a la venta bonos (con minúscula), a un interés sustancioso, que, naturalmente habrá que devolver algún día. Claro que todo este hesitante bamboleo político, a lo que se añade la permanente suelta de "pasta" por parte del Banco Europeo, es decir Trichet, recientemente 22.000 millones en el primer rescate cubierto bajo las apariencias de comprar bonos nacionales, a compartir con Italia, ha terminado como era previsible. El Banco mundial ya le ha advertido al bueno de Trichet que se deje de componendas que la está liando. Pero tanto Merkel, que ve que su PIB no sube lo que debiera, como Sarkozy, al que han estado a punto de retirarle la AAA, estan hasta las narices de sostener paises irrecuperables o que juegan al escondite con las tareas impuestas, como los malos estudiantes; han dado un puñetazo en la mesa y han decidido obligarnos a cambiar la Constitución; van a crear un Banco Central Europeo único para todos, un único bono europeo y una equiparación para toda Europa de condiciones de jubilación y trabajo, y todo ello controlado por ambos países centroeuropeos, que ya están planteando un gobierno europeo, dirigido por Van Rompuy, al que todos los países tienen obligación de obedecer. Nos van a redactar la Constitución los alemanes, los franceses nos impiden la exportación de frutas y hortalizas aunque sea por la fuerza, como Frank Nitti, nos va a gobernar la economía un ministerio europeo impuesto, común y único para todos y controlar las empresas; no nos permitirán tener bonos españoles, sino que se manejaran unos bonos europeos generales, vamos que trabajaremos para ellos bajo supervisión, de modo que otra razón para no votar en las próximas elecciones generales ¡qué más da! nos van a gobernar alemanes y franceses, de modo que habremos de solicitar el derecho a votar en las generales de esas dos naciones. ¡Gracias Zapatero! ¡Recuerdos a tu abuelo masón! (el otro era facha) Y todo mientras los EEUU del inútil de Obama está entrando en recesión, camino de un crack como el de 1929 y el Fondo Monetario Internacional, que no sirve para nada, ha pasado de manos de un golfo redomado a una pija progre investigada por un delito económico.
Una de las inteligentes subidas de impuestos de estos Zaapatero´s boys es el de la gasolina que se ve que es un chollo, aunque el consumo de la misma ha caído un 4% en el primer semestre. Vamos a ver, psocialistas ya que no sabéis de economía, algo de filosofía: un silogismo:
Si se vende menos de un producto, el estado ingresa menos dinero
Si se sube el precio de ese producto se vende menos
luego, conclusión: sois unos lerdos de cuidado, porque cuando se acaben las vacaciones la gente va a dejar de usar los coches, que además cada vez son más viejos, porque no hay dinero para cambiar de coche, y consumen más; el coche aparcado.
Las pérdidas para la nación española no puede cuantificarse a priori, pero ya avisó Lord John Russell:
"La unión de la libertad y el orden es el único grado de la civilización y la perfección de la sociedad civil".

Que descansen.

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