lunes, 1 de agosto de 2011

Habíamos quedado, en nuestro repaso a la Segunda Guerra Mundial, que el 7 de Diciembre de 1941, la flota japonesa, procedente de las islas Kuriles, principalmente, lanzó dos oleadas de caza-bombarderos, sobre la base naval americana de Pearl Harbor, provocando un gran estrago en los navíos allí fondeados, los aviones estacionados y las instalaciones, tanto civiles como militares. Para mayor indignidad no fue anunciada la declaración de guerra, previamente, como es considerado exigible; el ataque fue dirigido por el almirante Yamamoto, que tras cumplir con su misión bélica, comentó: "Mucho me temo que hemos despertado a un gigante dormido".También hemos comentado como las tropas niponas se extendieron como la peste por todos los países de la Indochina, Filipinas, Corea, Indonesia, Malasia y las islas de la Polinesia, Micronesia y Melanesia, con la misma velocidad y crueldad con que lo habían hecho sus socios europeos nazis.
A partir de aquí, comienza la respuesta americana, que conduciría a una guerra, que yo siempre he considerado paralela a la europea, pero con otra estructura militar, táctica y estratégica diferentes y distintos matices socio-culturales, con un episodio más de repercusión psicológica que eficaz:
El coronel de aviación Doolittle, lanza, inmediatamente después de Pearl Harbor desde el portaaviones Hornet, un grupo de 16 bombarderos B-25, muy pesados para una plataforma de longitud semejante, pero finalmente con éxito, para bombardear Japón, arriesgando seriamente la integridad de sus pilotos y la suya propia en el despegue de todas las dotaciones reunidas en el buque. Pero, lo que a mi me ha llamado siempre la atención, es que llevaban la orden de respetar la residencia del emperador Hiro Hito. Yo no lo entiendo.
Para empezar, la guerra del Pacífico fue una sucesión de batallas navales, donde cambió las clásica táctica del cañoneo de barco a barco, como era clásico en los navíos hasta ese momento, ya que serán, en lo sucesivo, los portaaviones, los protagonistas de las batallas navales. El resto, se resolvió con la invasión por parte de los aliados (principalmente los marines americanos) de islas del Pacífico, de manera escalonada y sucesiva, para ir acercándose a Japón, ubicando campos de aviación, cada vez más cercanos, con un coste en vidas tan espantoso, que solo podía obedecer al fanatismo japones de luchar hasta la muerte, y a una mala planificación de los asaltos, por parte del ejército americano, que no tenían ni idea de contra quién luchaba, y que siempre les pillaba de sorpresa la resistencia, tenacidad y supersticiosa lealtad de los asiáticos, transformando la toma de una birria de isla como Tarawa, en un auténtico baño de sangre, en tan solo 4 días.
Pearl Harbor, y en general las Hawai, significaban una posición estratégica de primer orden, un autentico portaaviones para Estados Unidos, que defendía su costa Occidental, en medio del Occeano Pacífico. Los nipones lo sabían y por eso trataron de destruir allí su flota, pero cometieron dos errores. En primer lugar cuando se produjo el ataque a Pearl Harbor, los portaaviones americanos no estaban fondeados, sino de maniobras (hay opiniones al respecto), de modo que quedaron intactos. Por otro lado, mucho lamentaría después Yamamoto, haber destruido la base de Hawai, sin haber invadido aquel archipiélago con la infantería, que le hubiera dado un poder inmenso, sobre la costa de EEUU. Pero intentarlo posteriormente, con el enemigo prevenido, resultaba ya muy tarde. De este modo no quedaba más remedio que probar en otras islas yanquis de mitad del Océano Pacífico que les permitiera un posterior salto a la costa oeste americana: las de Midway.
Fue llevada con gran secreto la planificación del ataque, que implicaba, prácticamente a toda la flota nipona , pero los americanos, que habían desplegado ya todos sus medios de espionaje y radioescucha, captaron sus mensajes y cuando los barcos japoneses se lanzaron sobre las islas, el 4 de Junio, les estaban esperando las fuerzas del Tío Sam, tanto en tierra, como en el mar, aunque, todavía, con una armada muy inferior. El factor sorpresa, ahora a favor de los yanquis, fue determinante. Conclusión, EEUU perdió un portaaviones (el Yorktown) mientras japón perdió 4 de los suyos; EEUU perdió 154 aviones, por 260 de los del sol naciente; EEUU perdió a 250 hombres, mientras los japoneses perdieron 3.050 entre marinos y pilotos. De la batalla de Midway, Japón no conseguiría recuperarse nunca.

A un ZP muerto, arrastrado y colgado para su escarnio público, como el duce, deberíamos adosarle en su tumba política, el mismo epitafio que un poeta propuso para la madre de la Pompadour:
"Aquí yace quien, de bajo origen, para hacer rápida fortuna, vendió su honor a un asentista (Tournehem), y su hija al propietario (Luis XV)".
Bueno, bueno, bueno, pues ya tenemos en la piel de toro una de las históricas manifestaciones de imperialismo que podamos recordar; trás Alejandro Magno, algún sátrapa africano o suramericano, los hitos más notorios de autocoronación de un emperador, que yo recuerde, alcanzan a nuestro Carlos V, como heredero del Sacro Imperio y en presencia del Papa, a los 20 años, en Aquisgran (que aunque no empleó la fuerza directamente, sí la imposición por dinero y por las amenazas); Napoleón, que se autocoronó emperador de Francia sin más paliativos, y ahora Rubalcaba, que se ha autoproclamado candidato, líder y gobernador plenipotenciario del PSOE, por sus santos... ¡Pues viva el imperio socialista- masón- prisaico!
Y como le verán de inapelable cesáreo los otros tipos de izquierda, los comunistas de IU, herederos del mayor asesino de la historia de la humanidad, que están buscando sus candidatos a las elecciones entre los cerdos indignados de la Puerta del Sol, esos que, ante las fuerzas de seguridad de Rubalcaba, las encargadas de velar por nuestra seguridad, sacan el príapo, la méntula, el bálamo y se les mean encima; los mismos que se colgaban en la acampada madrileña con todo lo que encontraban; los que deponían, desbebian y basqueaban en el mismo lugar donde comian, dormian y refocilaban con ramera del 15 M al uso, voluntaria o forzada como fue denunciado posteriormente; quienes demostraron rápido menester en la cría y adoctrinamiento de variados artrópodos, desconocidos en el centro de la capital desde que paseara sus arrabales el ilustre cronista de la villa don Ramón de Mesonero Romanos. Y es tal la ilustración de estos próceres de la cultura (de una cultura) y tal la visión de progreso político y social de los de la hoz, el martillo y el bocata de chorizo, que incluso les han solicitado colaboración para desarrollar su programa electoral.
Por su parte el laureado Alfredo P. ha nombrado una piara de asesores ilustres para acompañarle con su lustre en la edificación del proyecto programático de semejante evento democrático que con tanto neón iluminaran el recuerdo histórico de la muerte de dos eminentes adoctrinadores de nuestra historia política cuales fueron Francisco Franco Bahamonde y José Antonio Primo de Rivera, un frío 20 de Noviembre: ellos son, ni más ni menos que un 50% pertenecientes a los anales (de ano) del bien hallado González Márquez, don Felipe, a los que se viene a denominar el grupo de sabios, y otro 50% de los más florido de la punta de ganado zapaterista.¡Ahí queda eso!
De modo que solacémonos en la democrática campaña que nos aguarda para gozo del maduro y preparado pueblo español llamado a responsabilizarse, aunque solo sea en las urnas, de la gobernabilidad de esta históricamente, ilustre e hidalga nación.
Nos resta solo, quizá como alimento espiritual de auxilio social, conocer las intenciones gubernativas de Rosa Diez y el imperturbable, impávido, enigmático y, en definitiva ausente Mariano Rajoy. De los asesinos e independentistas vascos, catalanes (y sus reses baleares), navarros, canarios (que les tira más el moro que el cristiano), gallegos y tal, y tal, no hace falta conocer programa alguno porque ya estamos suficientemente ensangrentados con sus salpicaduras "democráticas".
Y ahora lo que me quedaba por ver, leer y oír es que en una Universidad catalana, se describa, en la asignatura de filosofía, a don José Ortega y Gasset, en nombre de la Generalidad, como "fascista, absurdo, ampuloso y supuestamente liberal y anticatalanista". Verdaderamente el provincianismo paleto y resentido, en resumen la ignorancia, de los catalanes, resulta una lastimosa exhibición que no requiere más comentario.
Y ahora queridos lectores, a partir de mañana pongámonos nosotros a redactar nuestro propio programa, digo yo que de mínimos imprescindibles para encauzar una vida social ciudadana sin sobresaltos, al menos inducidos por nuestros gobernantes.
Dice un anónimo adagio:
"Elección: compromiso del que suele salir el hombre haciendo justamente lo contrario de lo que debería hacer".

Que descansen

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