lunes, 21 de noviembre de 2011

Hoy he podido escribir algo:
La Revolución Francesa que, a finales del siglo XVIII, condujo a un radical cambio político y social en el país franco, alarmó a todas las monarquías europeas que temían que se extendiera el espíritu subversivo. La república francesa, recién estrenada, que se propone barrer en Europa el absolutismo y el feudalismo remanente, deberá enfrentarse ahora a una coalición de gobiernos monárquicos, alentados por Inglaterra y protagonizada por el ejército austro-prusiano, y que cuenta con el respaldo de España, Holanda y de todas las fuerzas conservadoras del continente. La coalición anti-francesa pasa al ataque en Julio de 1793 y se apodera de las fortalezas de Longwy y Verdún: de esta manera parece abierto ante las tropas invasoras el camino hacia París. Sin embargo la coalición no cuenta con la vigorosa reacción de los revolucionarios, que se haría patente trás la batalla de Valmy. Mientras tanto las fuerzas de la coalición aspiran, sobre todo, a tender un cordón sanitario en torno a la Francia republicana y a su ideología. Las medidas militares son complementadas, en cada país coaligado, con una fuerte represión contra los elementos antimonárquicos, liberales o sospechosos de simpatizar con los franceses. En París, los dirigentes revolucionarios no ocultan sus intenciones políticas de expandir el movimiento; pero desde el punto de vista militar son más cautos: se limitan a reclamar para Francia, como fronteras naturales, los Alpes y el Rin.
La crisis revolucionaria, que comenzaría en Octubre, tiene una incidencia directa en el curso de la guerra; la república descubre que muchos de sus jefes militares son sospechosos de vinculaciones con el enemigo, trás la traición de Dumouriez, hasta entonces general en jefe de confianza de sus fuerzas.
Emprende entonces la gigantesca tarea de reclutar un ejército de voluntarios dotados de una alta moral. Para más información, en los libros.

Que razón tenía Rousseau cuando decía:
"Los remordimientos se adormecen en la prosperidad y se agudizan en los malos tiempos".
No sé si han caído ustedes que después del escrutinio de votos en las provincias vascas, han sido elegidos representantes del pueblo alrededor del 75% de partidos que apoyan a los asesinos (AMAIUR+PNV+PSE), es decir que tres cuartas partes de los representantes vascos son asesinos; y esto son matemáticas. Ahora sumen a estos votantes los comunistas y los que miran para otro lado con complacencia, voten a quien voten, si es que votan. Del escaso 15 % que queda, la mayoría son independentistas que no apoyan el crimen como método, pero que les viene al pelo y el resto son los que han tenido que salir pitando de Vascongadas para salvar el pellejo, y comprobarán que nunca he exagerado lo más mínimo denominando asesinos a los vascos. Esta es la primera reflexión que acude a nuestra calculadora mental... ¡por cierto! El PP ha bajado en Vascongadas, es decir que ha perdido allí.
En cuanto a Cataluña, resulta que estan cerrando hospitales y ambulatorios y ya no les queda dinero ni para pagar sueldos y los números en esa región rozan la ruina , pero más del 75% ha votado a partidos independentistas y dilapidadores de su capital. Igual que en Vascongadas, si sumamos los que les trae todo al fresco pero opinan que el Barsa es su partido político preferido y mueran los de Madrid, nos quedan solo algunos andaluces y extremeños (no sé si los moros y rumanos votaran independencia); en resumen ¡muera España y el Borbón! De Andalucia ya hablaremos después de las autonómicas.
Por cierto, el vil Rubalcaba tenía razón. ¡ojito que viene la derecha! y la derecha llegó en el día que festejan la muerte de Franco y de José Antonio, día peligroso donde los haya... de hecho gran parte de la abstención fue el miedo de los de izquierdas a salir de casa debido a las bandas de derecha extrema que marchaban por Madrid y otras capitales; hasta los cerdos del 15-M se escondieron o huyeron en desbandada... En efecto, en el Valle de los Caidos se manifestaron unos 300 falangistas... esa es la derecha en España, ¡gilipollas!. Claro que como sigan tocándonos el epidídimo puede que, como está pasando en Europa a pasos agigantados, los criminales de izquierdas se encuentren un día enfrente a numerosos criminales de derechas y ya veremos como salimos de esa.
En fin, que Rajoy tiene por delante reformas gordas que no permiten la más mínima demora, en relacción con la economía, que es su fuerte: retornar a una situación alentadora de economía interior, recuperar los mercados, principalmente los extranjeros, desterrar el fantasma del paro, pagar las deudas nacionales, etc.. Pero no voy a despistarme en otras necesidades que no puede abandonar el nuevo ejecutivo: expulsar a los asesinos vascos de las instituciones aplicando el dictamen del Supremo; revertir las leyes del aborto, del "asesinato honroso" de enfermos o como quieran llamarlo los sociatas y del "matrimonio" homosexual; eliminar la ley de "memoria histórica"; devolver las seguridad a las calles de las capitales (palos a los indignados); retirar la subvención a partidos políticos y sindicatos; combatir con la prisión previo expediente disciplinario a los políticos corruptos, jueces y fiscales prevaricadores y funcionarios tendentes al cohecho (barrer la basura dentro del CNI); expulsando a los miembros de los cuerpos de seguridad que han pactado de manera delictiva con los socialistas estos años; devolviendo la dignidad a las fuerzas armadas; expulsando de los puestos ejecutivos a todos los colocados a dedo por ZP y Rubalcaba. Reforma de la enseñanza, las leyes de huelga, electoral, patrimonial; eliminar las TV autonómicas; reforma de las legislaciones penal (muy especialmente la de los menores), civil, fiscal etc... y en general todo aquello que permita vivir a las pequeñas empresas, y respirar a gusto a los trabajadores ya sean al servicio de la administración pública o empresas privadas. Y todavía nos quedaría recuperar tejido industrial que no sea al servicio de la construcción y el turismo necesariamente, eliminar el tribunal Constitucional y, eventualmente, el Senado es decir renovar la Constitución, pero a favor del ciudadano; revertir al gobierno central la sanidad, la justicia y la enseñanza, al menos, desde las CCAA; eliminar privilegios económicos y en servicios de los políticos (incluye también alcaldes y concejales); eliminar subvenciones a la mayoría de ONG, refugio de vagos y delincuentes, y ayudar a proyectos culturales y de interés general; privilegiar, en general, a los nacidos en España, en relacción con los foráneos, ya que ahora es al revés y endurecer las condiciones de inmigración... Y en absoluto pasar página con el 11-M, el mayor genocidio institucional desde la muerte de Franco, ni con el Faisán, hasta conseguir la prisión para ZP, Rubalcaba y todo aquel que esté implicado. Y más cosas que se me irán ocurriendo con el paso del tiempo. ¡Ojo Rajoy que te vigilo!
Alonso de Ercilla en "La Araucana" versificaba:
"Que no es buena la cura y experiencia
si es más seria y peor que la dolencia".

Que descansen

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