sábado, 12 de noviembre de 2011

Estamos en el año 1982. Mientras en Argentina arrecian las manifestaciones contra la carestía y el estado de sitio, la Junta Militar produce un golpe de efecto , que le permitirá, por algunas semanas, establecer un ilusorio contacto con el pueblo indignado.
El 2 de Abril desembarcaban en las islas Malvinas 5.000 soldados y hacían prisioneros a los 79 miembros de la guarnición británica. Al día siguiente son tomadas las islas Sandwich del sur y Georgias de sur. Los tres archipiélagos que para Gran Bretaña forman parte de su territorio antártico, Argentina los considera usurpados.
Los militares acertaron en algo: al conocerse la ocupación de las islas, una ola de entusiasmo popular conmovió al país. Era previsible. Desde 1833, cuando los británicos se apoderaron por la fuerza de las Malvinas, Argentina no dejó nunca de reclamar su devolución. Es una reivindicación que nadie cuestiona.
En Inglaterra, una similar ola de indignación popular conmovía al gobierno popular de Margaret Thatcher, que ve en la recuperación de las islas y la reafirmación del poderío británico una magnifica oportunidad de fortalecerse. Al ultimátum exigiendo la inmediata evacuación, siguen los preparativos de guerra. 36 naves y gran parte de la flota de submarinos nucleares, parten hacia las Malvinas. Los EEUU, pese a ser miembro de la OEA brindan apoyo logístico a los británicos.
El aeropuerto de Port Stanley, capital malvinense, es bombardeado y queda fuera de servicio. El crucero argentino General Belgrano es torpedeado y se hunde con 350 hombres a bordo. La flota argentina es retirada a puertos seguros. El destructor británico Sheffeld es hundido por cohetes exocet lanzados por aviones argentinos, que tambien dañan el destructor Coventry, al Atlantic Conveyor y a dos fragatas.
Se inicia el desembarco de las tropas británicas, que trás algunos combates cercan a las tropas argentinas. Su jefe, el general Menéndez, se rinde. En la irresponsable aventura militar han muerto 712 soldados argentinos. El país estalla de indignación. El 1 de Julio, el general Bignone sustituye al general Galtieri en la presidencia y anuncia que entregará el poder a un gobierno civil. Lo demás hay que leerlo en los libros.

Gustavo le Bon solía afirmar:
"Un país gobernado por la opinión no lo está por la competencia":
Ya me he quejado en más de una ocasión de la calamidad que significa para España, y para su avance al ritmo de los países occidentales más destacados, que la política haya sido transformada en una profesión, en lugar de un modo de servicio al ciudadano. -¿Usted que es ?- Yo soy político. En realidad algo muy parecido a: -¡Yo soy consejero de siete consejos de administración! es decir un vago improductivo... En realidad nuestras desgracias sociales tienen en su orígen esta maldita usanza, en este momento, ya, tradicional e indestructible, que es hija de este periodo post-franquista que se ha dado en llamar "democrático". El político es un parásito porque él se lo ha buscado, pero con muy buenas artes, como modus vivendi.
-¿Y tu niño/a ha terminado ya el bachillerato? -No, dice que no quiere seguir estudiando, porque eso es muy difícil, incómodo y no va con él, a pesar de haber pasado los últimos 4 cursos con 5 y 6 asignaturas pendientes -No te preocupes, hazle de las juventudes del PSOE (podría ser del PP) donde va a estar sin dar ni golpe pero viviendo del cuento hasta los 30 años, como he hecho yo con el mío, porque ¡yo soy socialista de toda la vida!. en cuanto sean mayores de edad pasan a trabajar en el Ayuntamiento repartiendo propaganda, luego se presenta a concejal, luego acaba de cabeza de lista para alcalde de Navalamierda, luego el Villarojete... y así acabará en las candidaturas a la Comunidad Autónoma y luego parlamento, y cuando tenga 45 igual es presidente del gobierno; en cualquier caso a los 8 años calentando el sitio y votando lo que le diga su líder, se habrá subido el sueldo 12 veces y tendrá derecho a una pensión de lujo, coches de lujo, juergas y putas de lujo y, lo que es más importante, habrá adquirido conocimientos en el mundo de la industria y la construcción y si no tiene una cuenta bien gorda en Suiza es porque, además de analfabeto, es gilipollas. -Me emocionas, ¡mi hijo diputado!.
Este diálogo, que lo hubiera firmado Arniches, Muñoz Seca (asesinado por Carrillo por tomar el pelo a los rojos), Jardiel Poncela, Maura o Fernández Florez, se repite, sin lugar a dudas, en miles de familias todos los años. No les quepa la menor duda de que un imbécil puede nacer, pobrecito, como una desgracia en una familia normal y trabajadora, pero también se puede hacer; el problema de España es que los imbéciles se fabrican intencionadamente como "animal de compañía". Y si quieren una prueba contemplen, estuporosos, el video que han diseñado la "juventudes socialistas" iluminar la campaña con una epifanía de Rubalcaba. Según estos esclarecidos intelectuales, cachorros de majadero, pero en ello alumnos avanzados, las ideas del vil Rubalcaba son equivalentes a las de Isaac Peral, Juan de la Cierva, José Luis Oriol, o Alejandro Goicoechea, equivalentes a los inventores del Chupa-chups, la fregona, la grapadora o el futbolín. Pero lo que no les consiento. Pero lo que no consiento a los "seminaristas" del estupidario del marxismo es que comparen el intelecto del candidato del PSOE con Severo Ochoa o Ramón y Cajal, personas cuya talla profesional, intelectual, humanista y humana, estos soplapollas son incapaces de comprender teniendo una corteza cerebral del tamaño de un papel de fumar, por desuso. A pesar de todo reconozco que van bien encaminados para la profesión política y llegarán... ¡vaya si llegarán! Lo unico que lamento es que hace años se haya desterrado de la legislación penal la ley de vagos y maleantes que tan útil nos hubiera resultado a día de hoy.
Pero háganme caso, no vayan a votar; no entreguen su beneplácito a un payaso ignorante que cobra unos sueldos de temblar, que apoyado por su partido o sindicato, nunca va a estar en el paro y que con 8 años de cotización tiene asegurada una pensión sobrereforzada, mientras a los demás, ellos mismos, nos exigen de 35 a 37 años y subiendo.
En el manifiesto a los españoles, dado en Cádiz, en 1868 contra la desdichada política de Isabel II, por el general Topete, y que avalaban Prim, Dulce Serrano, Espartero, Nouvillas, Primo de Rivera y Caballero de Rodas extraemos este fragmento:
"La paciencia de los pueblos tiene su límite en la degradación". Y todavía considero a aquellos insignes personajes ingenuamente bondadosos con el raciocinio del pueblo español.

Buenas noches

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