lunes, 7 de febrero de 2011

Queridos lectores, ayer dejamos a la Península Ibérica, afamada en la historia por la prosperidad del imperio de Tartessos, acaudalado reino del Mediterráneo occidental de la península, principalmente por el emplazamiento y explotación de sus minas de oro, plata y estaño, lo que les proporcionó una magnífica relacción con los comerciantes fenicios con los cuales intercambiaban productos y conocimientos, y quienes divulgarían por el orbe conocido la existencia de tan próspero reino. Mientras tanto estos mismos trajinantes del oriente, para quienes haber encontrado el chollo de la península Ibérica les retenía durante años en sus costas, se afanaron en clavar sus pendones en otros territorios de la costa mediterránea que les sirviera de base de operaciones; de este modo llegaron a fundar la ciudad de Cartago en el norte de África.
Después de los fenicios, llegaron los Griegos, conocedores, de las riquezas existentes en la Tarsis de la desembocadura del Guadalquivir, para comerciar, pues en el Mediterráneo del levante se corrió la voz de la existencia de un rico reino, allá en el occidente, donde las columnas de Hércules. Tanto fenicios como griegos dieron comienzo a la carrera para fundar factorías en la costa mediterránea, que les facilitara el comercio a sus naves.
Pero en un momento dado los fenicios, pacíficos mercaderes, rompieron la dependencia de su original Fenicia, tierra ya muy lejana y nada rentable para regresar con las mercancías intercambiadas, para que las disfrutara el rey de turno, y, considerándose autosuficientes, edificaron un nuevo reino, con capital en la nueva ciudad de Cartago; ahora se llamaban Cartagineses, hablaban el cartaginés y se les agrió el carácter resultando guerreros de poco fiar. Destruyeron Tartessos (se cree) y se repartieron la costa mediterránea con los griegos, en un orden de convivencia, relativamente pacifica, con las tribus de los alrededores. Estas tribus que se habían dado cuenta, al fin, de la necesidad de unirse en grupos más grandes y poderosos para sobrevivir, se coaligaron según las mas análogas identidades tribales, identificadas por costumbres, deidades e idiomas afines.
Así fue como aparecieron, ya con personalidad propia los Turdetanos, Bastetanos, Contestanos, Edetanos, Ilercavones (por favor que nadie rime), Layetanos, Indigetes (no indigentes, que esos somos nosotros, con la crisis), Sordones (que al parecer oían muy bien), Ilergetes, y muchos más. Esto pueblos repartidos por la costa eran los ricos y cultos, favores que les proporcionaba el comercio y la relacción con los pueblos del mar (ya se veía la posibilidad de instalar en el futuro una Marbella), mientras los habitantes del interior, eran conocidos, de manera casi despectiva, como los demás Iberos, asentados en las mesetas y el norte peninsular, mucho más pobres, aislados del mundo y aferrados a unas costumbres ancestrales francamente montaraces.
En estas que llegaron los Celtas de centro-Europa, ya más rubios, altos y de ojos azules, que aportaron una alfarería de mayor calidad y variedad y que proporcionaba muchos mejores cacharros, así como el vidrio y el trabajo de forja. Pero estos grandullones con coletas tenían otra estructura social: se agrupaban en familias, y no tenían monarcas sino jefes militares "democráticamente" elegidos (es decir, el más bruto. Ahora, en nuestra democrática era suele ser el más tonto o "corruto"), y, entre ellos, la aristocracia vivía en pueblos fortificados, de modo que sin perder sus costumbres se pusieron a poblar con sus edificaciones el territorio por el que pasaban.
Ahora bien, lo que en aquellos siglos era un follón fue la religión, porque cada uno traía sus dioses (los pillines de los celtas adoraban a diosas, todo mujeres) lo que les enfrentaba en franco conflicto con los de las tribus locales, y ya sabemos que a lo largo de la historia, la religión ha sido un elemento, junto con la lengua, fundamental de identificación patria (y sigue siendo hoy día, a lo que se ha unido el respectivo equipo de fútbol). De modo que las luchas entre unas y otras tribus eran continuas, siendo los más peligrosos siempre, los Griegos (expertos en guerrear en su tierra), y sobre todo los fenicios-cartagineses, que se habían vuelto francamente desagradables y chulos.
Bueno, por fin todas estas tribus, tanto las del interior como las costeras, ya con nombre propio, y una organización social reconocible, habían establecido en la Península Ibérica un asentamiento más estable, o al menos más previsible. ¡Pero, amigos!, Roma, que según la tradición fue fundada en el 753 adC., por dos mamones (cuidado, es que resulta que pasaron a la historia porque los amamantó una loba), en estas fechas ya se había transformado en una potencia. Incluso, en el 447 adC., allá, en la Península Itálica, consiguieron expulsar a sus primitivos reyes y fundaron una república (prohibido hacer comparaciones). De modo que ellos serán los culpables de la siguiente zapatiesta en la verde Iberia.

Dice un apotegma anónimo sobre la limosna que:
"Muchos "¡Dios le ampare!" suenan a "¡Váyase al diablo!".
Bien, pues Mas, como buen catalán, ya esta pidiendo dinero a Zapatero; para ser más exactos quiere endeudarse más aún. Como verán estos sátrapas ven a Rodriguez tan hundido en la miseria, que, no les quepa duda, se van a ir lanzando para arrancarle trozos de carne, de nuestra carne, como harían los buitres y las hienas sobre una res moribunda; y lo conseguirán. De todas formas el independentista este a quien tiene que pedir permiso para endeudarse no es a ZP, sino a Merkel. Más, sin lugar a dudas, que el barco se esté hundiendo les importa un carajo a los paletos provincianos estos; ellos han botado su lancha salvavidas y allá los demás. Se irán a pique también, pero ¿y lo que se llevan en los bolsillos?
Hoy he tenido conocimiento de que la sutil y delicada subdirectora de tráfico resulta que es la protegida del director de la DGT Pedro Navarro. ¡Acabáramos! A ver si me he aclarado yo: este catalán presuntamente sociata y, a saber si masón (no creo), siguiendo la teoría de la intelectual Pajín, es muy probable que también contrate a "quien le sale de los cojones", e igualmente despida a funcionarios de la susodicha Dirección, según el mismo criterio sexual. En fin si La Cedenilla es una amistad del director... Claro que ¿han visto ustedes, en la foto de prensa, la pinta que tiene la señorita de marras?. Vaya, que todo va cuadrando. ¡Ay Clinton, Clinton!
Ahora, para desengrasar, unas conocidas redondillas de Sor Juana Inés de la Cruz (que sí celebraba la Navidad) sentencia:
"¿Cual será más de culpar,
aunque cualquiera mal haga,
la que peca por la paga
o el que paga por pecar?
Pero el que me dá una pena penita pena, una tristeza y una depresión de "Orfidal", por el amargo trance a que le han conducido estos fachas de periodistas y de penalistas, es el inefable señor Garzón. ¿Como puede la gente tomarle inquina a un señor tan majo y tan leído? Total solo protegió a los asesinos vascos en el caso "Faisán", presuntamente, por supuesto; hay quien dice que esto puede constituir delito de prevaricación ¡Pero hombre, por Dios!. Además la mala gente le acusa de cohecho por aceptar pasta de Botín para abandonar su trabajo, marcharse de bureo a los EEUU, o donde fuera, y luego enredar con una sentencia que favorecía al banco de Santander ¡Señor, Señor, que cruz! No conformes con todo lo anterior, y para desprestigiar su cristalina carrera judicial -como es la envidia- van y dicen que anduvo, magnetofón en ristre, grabando las conversaciones de los abogados del Gürtel ese con sus clientes, que son otros fachas del PP, que habría que fusilar, y que eso es un grave delito de... ¡Vaya usted a saber que! (yo no lo sé). ¡Pero por favor si es el juez supremo! Pues digo yo que podrá autorizar estas maniobras para descubrir a los malos. Y ya, en un alarde de maldad mala de todas las maldades, se mofan de este señor por lanzarse a perseguir a Franco al más allá. Esto no tiene nombre; hay que comenzar los paseillos, porque así no podemos seguir. Tanto es así que la artista del intelecto Trini le paga una pasta para que vaya a asesorar a la presidenta, o canciller que dicen allí (ignoro si es lo mismo, pero me trae al fresco), de Colombia sobre asuntos judiciales y... DE IMPUNIDAD, nada menos. Vamos, ¿Se puede ser más honorable con ese traje rayado tan elegante como el que llevaba Frank Nitti?
El sabio Cicerón, ante el desvío de Catón y los suyos, calificó de tonto al pueblo y prestó su adhesión a Pompeyo, que por cierto, le recompensó espléndidamente.Con las siguientes palabras quiso justificar su evolución:
"Ya que no puedo hacerme querer de los que nada pueden, haré que me quieran aquellos en cuyas manos está el poder".
Los huesos de Lorca no aparecen, pero Rajoy tampoco.
Y finalmente, aunque no es mi costumbre tratar sobre el deporte nacional (el fútbol, no la maledicencia), no puedo por menos que afearle los modos de pronunciarse el entrenador Guardiola en relacción con la alegría, que lo es, de un compañero, una bellísima persona que a todos, como hombre de bien, nos merece el respeto que tan escasamente me merece algún otro español. Bien es verdad que ya Ussia le puso en su sitio, pero yo, más humilde escribiente, dejando aparte cualquier otro prejuicio (que lo tengo) le aconsejaría que la bilis, cuando nos inunda el corazón hay que consultar a un psiquiatra.
Tirso de Molina, nos viene de perilla en este momento con estos versos:
"Y mirad que siempre ha sido
el valiente comedido
y descortés el cobarde".

Buenas noches, amigos.

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