lunes, 14 de febrero de 2011

Continuemos charlando de nuestra Historia de España:
Bueno, bueno, pues ya tenemos instalados a los visigodos en aquella Hispania romana, salvo en la Gallaecia de los suevos y el norte peninsular ocupado por astures, cántabros y vascones, gente, toda ella, de muy mal carácter, así como un buen pedazo del sureste de la Galia (aproximadamente la Francia de Vichy de la 2ª Guerra Mundial). Esta región les duró bien poco pues que el rey franco Clodoveo I le da una considerable paliza al visigodo Alarico II que además muere en la batalla.
Así las cosas, finalmente a los visigodos les quedaba, al norte de los Pirineos, encima de Cataluña, apenas unas hectáreas para sembrar monchetas. Y, bueno salvo un incidente protagonizado por Justiniano, el rey del Imperio Bizantino (los restos del imperio que quedaron, de la debacle romana, al este, con capital en Constantinopla), que se empeñó en conquistar Asia Menor, Oriente Medio, el norte de África y un buen trozo del sur de la Hispania visigoda (Andalucía y Murcia), hacia el 554, intentando rehacer el antiguo Imperio Romano (que no le duró mucho tiempo), la España Visigoda, marchaba, pues, como se esperaba en aquellos tiempos: a garrotazo y tente tieso, entre ellos mismos, para deponer al monarca de turno y ponerme yo; la nobleza intrigando, siempre dividida entre los altos intereses, a ver si acertaban con el ganador. En fin...a mi me obligaron a aprender de memoria la lista completa de los Reyes Godos, pero como eso es una majadería, sólo insistiré en las andanzas más señeras de algunos protagonistas de fazañas, más o menos confesables, desde, aproximadamente, el año 400, con Alarico I, hasta el 711, año de la entrada de los árabes en la península, en virtud de una ocurrencia de Rodrigo, el último de la lista goda, que ya les había costado caro, por dos veces, a los romanos, precisamente con los visigodos; pero como los políticos no aprenden, pues así nos va.
Añadiré hoy, solamente que, mientras tanto, al norte de los Pirineos había un buen follón entre los Francos, que querían eliminar a las tribus Celtas o Galas (que es lo mismo), y los francos entre sí, por asuntos de partición de las herencias con derecho a corona. En verdad, un reino franco serio y poderoso, no llegara hasta la aparición de Carlomagno; pero aún es muy pronto para eso.


Noticioso Juan II de Francia de que el duque de Anjou, su hijo, que después de la paz de Brétigny quedó en Inglaterra en calidad de rehén, había logrado evadirse, y juzgando esta conducta una infracción de las leyes de caballería, fué a entregarse él mismo en Londres, donde poco después murió. Este rey fue llamado "El Bueno", más bien como homenaje tributado a sus desgracias, que por la dulzura de sus costumbres. Cuando sus fieles trataron de disuadirle de su caballerosa resolución contestó con estas palabras:
"Si la buena fe y la justicia fuesen desterradas del mundo, preciso sería que encontrasen asilo en el corazón y en la boca de los reyes".
Es posible que todos ustedes hayan tenido noticia de las palabras del Rey a una delegación de victimas del 11-M, hace un año, cuando le manifestaron su interés por descubrir lo que ocurrió en aquella luctuosa jornada. Al parecer nuestro monarca les contesto algo así como: "Pues lo lleváis crudo, porque a mi todavía no me han contado todo sobre el 23-F...".
Verdaderamente algo en España no funciona; algo en su más profundo ser y estar. No me refiero a tanta golfada, latrocinio, prevaricación, cohecho, ni siquiera el ocultar la verdad sobre tanto daño a los ciudadanos en el caso de la colza, o el crimen estatal, como el caso del GAL, o el asesinato de ciudadanos inocentes para conseguir el poder como en el 11-M, ni tampoco el más reciente chivatazo socialista a los asesinos vascos para evitar ser atrapados por la policía, al fin y al cabo, tanta mierda, en un país en el que los súbditos vivimos debajo de un apestoso puente entre ratas y desperdicios morales y éticos, ya no espanta a nadie, aunque sí beneficia a más de los que podamos imaginar. No, yo me refiero a algo más oculto en lo recóndito del alma española, algo necrotizante y siniestramente expansivo, algo que da miedo y que, a los que pensamos, y no somos unos paranoicos, nos sugiere diseñado meticulosamente y sin prisas por algún cerebro (organización de cerebros) que sigue un plan preciso, desde la muerte de Franco, o incluso antes, con un fin que produce pavor imaginarse, pero que en última instancia rematará en la destrucción de la sociedad española.
No una frase, sino una actitud como la que he relatado, del Jefe del Estado, esa muestra de indolencia, de inhibición ante lo inevitable, de abandono institucional y dejación de sus obligaciones morales, muy por encima de las constitucionales, en definitiva una abdicación funcional de la suerte de un estado sin estado, de una democracia bastarda, de un falso estado de derecho, al proyecto de una secta, logia, ingenio casi ultraterrestre poderoso e inevitable, me provoca un desasosiego, una inquietud, un desaliento y una alarma que difícilmente podría explicar.
Algo muy hondo no funciona en nuestra infeliz y estúpidamente jocosa sociedad. La comunidad hispana tiene bajo sus pies un volcan que, antes o despues, hará erupción y su destino, como nación, está, hace mucho tiempo, planificado y es conocido por gentes a las que esto es lo que tanto pánico dá: que España reviente en la Europa Comunitaria. Algo va muy mal.
Y a riesgo de parecer reiterativo, la cuestión musulmana, que ayer detallé, parece una bola de nieve rodando por una montaña nevada. El próximo sábado hay otra manifestación, nada festiva, contra Buteflika, el presidente argelino; en el "democratizado" por parte de los aliados occidentales, Irak, la gente se quema a lo bonzo, desesperados por una situación social de máximo desorden donde el crimen, el desempleo, el hambre y la miseria, es el legado de unos intereses inconfesables; en Yemen se ha intentado asaltar el palacio presidencial; la invasión de magrebíes a las costas italianas y españolas desde Túnez y Marruecos; el pueblo iraní se mueve contra Ahmadineyad convocando manifestaciones contra "el fascismo islámico"; y ya lo que faltaba: en la casi europea Turquía, se ha desmontado un golpe de estado contra Erdogan. Y mientras Europa, y el imbécil de Obama, contemplando el espectáculo como el público de los circos romanos, como si nada de esto fuera con ellos. Y este movimiento sí va, y mucho, con todos nosotros, y si no tiempo al tiempo. Es como pretender que la Revolución Francesa era un problema de los gabachos, y que el resto del continente estaba al margen.
Benavente, con esa afilada agudeza que le caracterizaba, afirmaba en su obra "La Ciudad Alegre y confiada":
"Concitar el odio de los hambrientos, de los desesperados que padecen injusticia y miseria para que amenacen, exijan y destruyan, es más fácil que persuadir a los poderosos de la tierra, al amor que apacigua, edifica y concede..."
Amigos lectores, algo va muy mal; alguien está ventoseando en el mundo musulmán y apesta en Europa. La crisis, el crack, no ha hecho más que empezar.
Y después de esta mi negativista postura, y por no hablar de que, además de jueces rojos (vg. jueces para la "democracia"), ahora vamos a tener militares marxistas estalinistas, o de que el vil Rubalcaba niega datos a una juez, o que en Andalucía se siguen repartiendo el cortijo entre los sociatas, y no digamos en Cataluña, o que Zapatero ha robado de la seguridad social más de 865 mil millones de pesetas (5200 millones de euros), es decir del dinero destinado a los pensionistas, para repartirselo, a fondo perdido y sin destino aclarado, a las comunidades del PSOE de Andalucía, Extremadura y Castilla la Mancha, o que Barden es un chulo que odia a España y a la prensa española, voy a esbozar una sonrisa a mis amigos aconsejándoles que observen con detenimiento el hortera trajecito de mercadillo que se ha embutido (literalmente) la Pajín para la ceremonia de los Goya... y dejémonos de rimas.
Hay una máxima que reza: "Una ridiculez bien llevada llega a constituir una originalidad".

Buenas noches

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