sábado, 28 de enero de 2012

Nos encontramos en Nueva York, el día 24 de Octubre de 1929, jornada que será recordada como una de las más negras de la historia de los EEUU.
Trás una sesión tempestuosa, el pánico ha cundido en Wall Street ante la vertiginosa caída de los valores bursátiles. Los títulos se han vendido a un tercio de su valor y rumores de suicidios recorren la ciudad.. Una multitud de curiosos y especuladores se han congregado frente a la sede de la bolsa y el tumulto ha sido de tal envergadura que al medio día se ha tenido que desalojar las dependencias de Wall Street reservadas al público.
La reunión urgente de los cinco grandes bancos a primeras horas de la tarde y su decisión de invertir 240 millones de dólares no ha hecho más que contener el pánico momentáneamente. El final de la jornada se ha saldado con una pérdida de 12 enteros, ínfima si se considera la situación a media mañana.
De una forma tan repentina se dá por terminada una etapa de prosperidad y euforia vivida en los EEUU en los últimos años y que se conoce como "los locos años 20", que se basó en la práctica total destrucción de Europa por la Primera Guerra Mundial, lo que produjo un florecimiento industrial americano, claramente reflejado en el sector del automóvil, convirtiéndose la nación americana en el primer exportador de manufacturas del mundo. Dentro de este clima de optimismo, quedaba oculta una intensa especulación bursátil, iniciada en 1924, y en la que se encontraban implicados personajes tan conocidos como Henri Ford o el padre de los Kennedy, quien acabaría por ser procesado por sus manipulaciones claramente al borde del margen legal. Para muchos inversores neófitos la subida de las acciones producía más elevados beneficios y más rápidos que los obtenidos con las empresas, salvo para el grupo de especuladores avispados que compraron acciones, previendo la catástrofe, cuando estas estaban desplomadas a la espera de la previsible alza algún día.
En 1927 el crecimiento era tan desmesurado, que llegó a llamar la atención de la prensa, la inflación se disparó ante un falso estado de bienestar y de consumo sin tasa. En los periódicos se producían enconadas controversias sobre la duración del fenómeno alcista y sobre los efectos que causaría. La subida espectacular de la bolsa descansaba en un sistema tan frágil como la especulación a crédito que implicaba la formación de grandes carteras bursátiles sin capital que las respaldara; el crédito bancario se producía sin ningúna garantía para el sistema financiero. Los pobres seguían siendo pobres; los ricos se hacían más ricos, en cualquier caso, pero la gran clase media que apostaba por este sistema de arriesgada forma de "enriquecerse" que creían fácil, abandonando la apuesta empresarial se encontraban sobre la cuerda floja.
Durante el año 1928 las declaraciones de optimismo de los grandes magnates arrecian, pero el alza ya no era sostenida, sino que a grandes ascensos se sucedían terribles caídas que ponían a prueba los nervios de los inversores, muchos de los cuales vivían, y vivían con lujo, exclusivamente de esta actividad. No obstante el récord de contratación sería rebasado varias veces a lo largo del año acabando con un índice de 331 enteros.
La sociedad media americana había establecido una trama, una red social burguesa de relacciones mercantiles que se llevaban a cabo en fiestas y recepciones en que todo el mundo se relacionaba con todo el mundo, donde se introducía a los incautos novatos inversores para "presentarles" a los "grandes hombres" de la economía, tejiendo una red, de apariencia gestora del poder político y económico, que sembró en los EEUU la semilla de un capitalismo brutal y suicida.
Los críticos de la llamada escuela inglesa advertían del peligro de la situación. Pero los constantes bajones, que eran, momentáneamente, "salvados" por la intervención de las entidades bancarias, empeñadas en depositar fuertes sumas de dinero para devolver la confianza y los saltos hacia arriba, llevaron al mercado bursátil al borde del colapso en múltiples ocasiones. La más grave de ellas el 26 de Mayo, en la que algunos valores bajaron más de 30 enteros. El temor de las instituciones políticas y económicas ante un posible hundimiento del mercado, se intentó paliar con manifestaciones de injustificada euforia, como las del presidente saliente Calvin Coolidge y las de Herbert Hoover, un necio que llegará a la Casa Blanca el 4 de Marzo. Todo el empeño de Hoover se asentaba en negar una y otra vez la grave crisis que ya tenían encima.
Trás un verano en que el índice alcanzó la espectacular cifra de 449 enteros, fruto de las inyecciones bancarias al sistema, el bajón que se produjo el 5 de Septiembre alertó, sin paliativos sobre la catástrofe que se avecinaba. Los bancos estadounidenses que habían prestado enormes cantidades de dinero a Alemania para que pudiera levantar su gravísima situación económica y pagar las enormes sanciones de guerra impuestas a raíz de los desafortunados acuerdos de Versalles, retiraron todo el dinero de Europa, hundiendo aún más al país germano en una situación de enorme paro y hambruna, que sería el detonante de que aquel pueblo fijara sus esperanzas en un dictador como Hitler.
Durante el resto del mes el mercado anduvo a saltos y el desánimo se apoderó de los inversores. La crisis estalla al fin la última semana de Octubre. En las semanas siguientes comienzan las quiebras de bancos en una cadena que no se detiene y que a su vez provoca, en efecto dominó, la de las empresas industriales. Al mismo tiempo la volatilización de los ahorros de muchos ciudadanos, disminuye la capacidad de consumo (en primer lugar la venta de vehículos), algo que alcanzará hasta los más elementales elementos de consumo. Las empresas de todo tipo cierran por millares enviando al paro hasta el 25% de la población activa. Los bancos que todavía no han quebrado niegan todo tipo de crédito. Entre tanto Hoover continúa negando la crisis. El precio de los productos de primera necesidad se dispara; el campo se paraliza y los EEUU sufren una tremenda hambruna.
En 1931 el banco financiero Danat suspende pagos, lo que provoca una catástrofe que obliga al gobierno alemán a congelar los fondos extranjeros en los demás bancos que permanecieron cerrados durante 2 días. De este modo aparece visiblemente en Europa la crisis iniciada en 1929 en EEUU. Ello viene a demostrar la interconexión de la economía mundial, y la dependencia europea de los mecanismos estadounidenses. En 1930, en Europa se produce el hundimiento de los productos estadounidenses (aquello que condujo a la locura de los felices años 20 en el país norteamericano), lo que mermó considerablemente el poder adquisitivo de los estados y el estancamiento de la industria europea, que hubo quedado muy deteriorada trás la Gran Guerra. Sin embargo es a través de la banca como la crisis se manifiesta en Europa. En efecto, cuando EEUU, que había realizado fuertes inversiones en Europa Central para controlar el pago de la deuda de guerra, retira sus capitales para paliar su propia situación, cunde el pánico y los demás países siguen su ejemplo. Debido a ello el 11 de Mayo de 1931 suspende pagos el Credit Anstalt austriaco, lo que acelera el proceso, viendo el Reichsbank desaparecer casi todas sus reservas de oro en pocas semanas.
Trás la quiebra del Danat la crisis se extendió por toda Centroeuropa, y después a Europa entera. Gran Bretaña se vio obligada a adoptar el patrón oro ante la caída de la libra en más de un 30%, arrastrando a sus países dependientes. La situación alemana desembocó en más de 6 millones de parados, destrucción de la industria que se encontraba en reconstrucción, paralización del comercio y finalmente el hambre, la miseria y las continuas revueltas en todas sus ciudades.

Después de esta exposición surgen algunas preguntas que me permito dirigir a mis lectores:
¿Cuantos de estos bancos, tanto en EEUU como en Europa estaban dirigidos por capital judío? ¿Puede extrañar a alguien que en Alemania prosperara la política nacional-socialista de Hitler? ¿Puede extrañar a alguien lo magníficamente que puede manipularse el nacionalismo con propósitos políticos inconfesables, destructivos o enfermizos (Sabino Arana)? ¿Qué salvó finalmente a EEUU de la situación de caos?
Con respecto a esta última cuestión la primera medida milagrosa fue la sustitución del necio Hoover por Roosevelt en 1937, otro tarugo pero con visión de lince para los negocios, que supo explotar la necesidad de perspectiva de futuro del pueblo estadounidense con algunas componendas que sostuvieron a duras penas la situación social (nacionalista, racial, pro-comunista) hasta que llegó su ángel salvador...¡la Segunda Guerra Mundial! A Alemania la salvó, momentáneamente Hitler, aunque conduciéndola a un barranco donde toda la sociedad se suicidaría junto al estrafalario y paranoico cabo, y a EEUU la salvó la guerra. Se transformó la paralizada industria de maquinaria en industria bélica y se comenzó a exportar material de intendencia hacia Europa (ropa, armamento, alimentos conservados, carne, trigo, combustible, vehículos, minerales, maquinaria, etc.); y finalmente, cuando los EEUU entraron en guerra, toda la industria se volcó en la guerra.
Después de la misma, los americanos importaron los principales cerebros alemanes y toda la tecnología pendiente de ensayar por los ingenieros y científicos germanos. El ejemplo más conocido fue el de von Braun, pero también el mismo Kissinger, brazo derecho de Nixon, y otros 700 científicos e ingenieros, y muchos más de una lista de 15.000 nombres redactada por Osenberg, miembro de la Gestapo, tenían el mismo origen. Sin duda los norteamericanos supieron sacarle partido a la Segunda Guerra Mundial, independientemente de dejarse varios millones de jóvenes tendido en los campos de Europa y en la selvas del Pacífico.
Y ahora una última pregunta: ¿No les suena todo este relato que hemos compartido sobre el crack americano y posterior europeo con alguna situación actual? ¿ No encuentran similitud entre la política de Hoover y la de Obama? ¿Y la necedad de negar las evidencias de crisis con la política de Zapatero?
Gustavo le Bon aseguraba:
"Todos los dogmas, los políticos sobre todo, se imponen generalmente por las esperanzas que hacen nacer y no por los razonamientos que invocan".


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