jueves, 20 de octubre de 2011

Hoy trataremos con la escasez de espacio/tiempo que habitualmente me es rigurosamente exigible, la manera en que aparecieron en la escena medieval, hacia 1118, los Templarios.
Veinte años despues de haber finalizado la Primera Cruzada, Balduino II -primo y sucesor de Balduino I, heredero, a su vez, de Godofredo de Bouillon, comandante de la cruzada en el reino de Jerusalén- es coronado rey de Jerusalén. Por este tiempo, unos caballeros franceses: Hugues de Payns, y Geoffroy de Saint-Omer fundan entonces la orden de Los Templarios, destinada a proteger a los peregrinos cristianos que visitaban los santos lugares. También fueron llamados Pobres Caballeros de Cristo. En un principio es alojado su cuartel general en la parte sur del Templo de Salomón y organizados mediante una férrea disciplina. Entre ellos, la autoridad suprema está confiada al maestre, del cual dimana el poder al senescal, el mariscal y los comendadores.
Los Templarios hacen votos de pobreza, castidad y obediencia. Además de las reglas morales propias de la caballería, observan una regla de vida monástica, inspirada en la de San Bernardo: ayunos, disciplina rigurosa y severas sanciones. El hábito que les distingue es una capa blanca con una cruz roja de seis puntas bordada sobre el hombro izquierdo.
Una aventura que comenzó siendo el sueño de 9 monjes guerreros, se transformo en uno de los pilares más importantes de la lucha por conservar los Santos Lugares, al congregar a una importante legión de guerreros, que trás la derrota ante Saladino y la posterior pérdida de Acre, abandonaron el Oriente Medio y se extendieron por toda Europa, acumulando una de las fortunas y del poder mayor de la época, algo que acabó preocupando sobremanera al papa Clemente V y al sinvergüenza del rey de Francia Felipe IV que persiguieron a los miembros de la orden hasta masacrarlos a todos. Ya sabemos que para más información, los libros.

Benavente en "el Rival de su Mujer" me inspira un sentimiento encontrado con esta frase:
"¡Cuantas veces se pasa uno al enemigo por huir de los amigos!". Si yo pudiera exiliarme...
Creo que era Carlos Herrera quien dijo que ene España no cabía un idiota más. Les aseguro que es una frase afortunada porque de ello se han dado cuenta también los magnates del poder político y del gran capital, porque están gobernando para idiotas. Yo, personalmente, cada vez entiendo menos nada. Y naturalmente me refiero al manoseado comunicado, el enésimo comunicado, de la ETA, acerca del cual he escuchado y leido de todo, aunque lo más triste es el regocijo, no ya del PSOE y las fuerzas mafiosas vascas, sino de Rajoy, de la Casa Real e, incluso, del Príncipe de Asturias que están encantados con que se haya entregado una parte de España a una tribu, por cierto muy numerosa, de asesinos, concediendo el espaldarazo definitivo al desmembramiento total de la nación cuya bandera, yo lo vi, juró defender.
En primer lugar Rajoy mostró su satisfacción por "el cese de la violencia" que se ha llevado a cabo "sin ninguna concesión"; la Casa Real emitió una nota en que se congratulaba del acontecimiento por ser "una noticia tranquilizadora sobre el final de la violencia terrorista" (bien es verdad que no habla del final del terrorismo ni tampoco de su derrota) y finalmente el heredero de la corona considera que "el cese definitivo (y condicionado, sin duda alguna) de la actividad armada", es "una gran victoria de nuestro estado de derecho"; despues de esto para qué seguir considerando opiniones.
Los mamarrachos encapuchados representantes de los vascos ya estan asomando el hocico con las demandas sobre las promesas que los del PSOE les han hecho en las negociaciones que comenzaron trás el 11-M. Porque aunque los parlamentos fueron muy anteriores, lo cierto es que lo podría haber sido un atentado secuencial más de los vascos para que el poder pasara a las manos de los socialistas, ya que en las elecciones de 2004 iban a triunfar claramente el PP, y había que impedirlo como fuera para que los pactos con ETA del PSOE pudieran ser llevados a efecto con beneficio para ambas partes. Lo que ocurrió es que el atentado se les escapó de las manos y resultó una masacre impopular que no había más remedio que encajársela al PP, con la ayuda de Marruecos, aprovechando la guerra de Irak y la habilidad del vil Rubalcaba y sus infiltrados en el CNI, para exaltar a las masas y conseguir el poder a través del crimen, algo que en el PSOE resulta históricamente natural como el respirar.
Naturalmente, la masacre era algo que ETA no podía confesar y desde entonces vienen los socialistas-masones y los asesinos-marxistas vascos negociando una salida política que les condujera a lo que hemos llegado (con el incidente del aeropuerto de Barajas, que debía haberse llevado a cabo sin víctimas), a la entrega del poder en Vascongadas y Navarra a la mafia asesina, para que lograra, de momento, la suelta de los presos y la autodeterminación-independencia inmediatamente después. A cambio, Zapatero pasaría a la historia como el pacificador.
No sé si yo soy el único que ve todo esto, además de que Rajoy estaba en la pomada, y hace tiempo que es más que permisivo, razón por la cual se ha quitado de encima a María San Gil, a Mayor Oreja y a cualquiera que pudiera estorbar a su actitud estilo Lot (estatua de sal) mientras nos distraemos con asuntos, no de poco calado, como son la destrucción económica de España, el paro y las fechorías del ejército de Rubalcaba asaltando hoteles y teatros. Mariano es muy posible que acabe resolviendo, al menos parcialmente el paro, y la gravísima crisis financiera, pero de ninguna manera está dispuesto a meterse en el fango apestoso de la fragmentación española, ya inevitable, tanto en Vascongada como en Cataluña, para no ensuciarse el traje; ya sabemos cuanto valora Mariano Rajoy un buen traje. Y no hay más debates ni rondas que hacerle al asunto, que de evidente se cae por sí mismo.
Decía Victoriano García Martí:
"El derecho es de lo más divertido; corre detrás de todas las catástrofes para mullir el lecho del triunfador",

Buenas noches.

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