sábado, 29 de octubre de 2011

Es posible que los más jóvenes , lectores de este blog, alarmados por las calamidades ocurridas en las centrales nucleares de Chernobil y Fukushima, piensen que ese mal es un producto del empeño por la producción reciente de energía a partir de la fisión nuclear, pero no es así porque no mucho antes ya había que lamentar episodios de semejante cariz.
Año 1984: a solo 15 días de la tragedia que sumió a Méjico en una de las catástrofes mayores de su historia al hacer explosión una fábrica distribuidora de gas, causando centenares de muertos en el barrio San Juan Ipiztlanhuaca, el dolor volvió a golpear a la India cuando una de las fábricas de la Unión Carbide tiene en Bhopal dejó escapar una nube de gas venenoso, causando la muerte de más de 2.000 personas.
Bhopal, ciudad india del estado de Madhya Pradesh, cuenta con unos 380.000 habitantes y fue declarada zona catastrófica por el gobierno central de Nueva Delhi. La frecuente repetición de este tipo de fenómenos en lugares que los consorcios internacionales eligen por razones de tipo fiscal o, peor que eso, para alejar de sus respectivas metrópolis el riesgo de contaminación, constituye un peligro real para el tercer mundo.
Los planes de inversiones, que en el caso de las multinacionales son totalmente recuperados, relanzan de alguna manera, la economía decaida de los países subdesarrollados, pero ponen en un irreparable peligro los biotopos en los que asientan sus plantas.
En el caso específico de Bhopal, las autoridades locales venían cuestionando la existencia de la fábrica desde hacía mucho tiempo. La unión Carbide se hizo responsable del accidente, aunque debió empezar un proceso internacional en los EEUU para conocer el monto de las compensaciones que deberá pagar a los afectados, a las familias de los muertos y a los propietarios de cultivos y animales que resultaron involucrados en la tragedia.
Todavía se padecían las secuelas de las nubes de dioxina que el complejo químico ICMESA lanzó a la atmósfera el 24 de Julio de 1976 en la localidad italiana de Seveso, cuando esta nueva amenaza puso al día la amenaza que pende en general sobre todos los países que se ven obligados a acoger industrias peligrosas porque de ello dependen fundamentalmente sus economías.
Si la ecología está siendo menospreciada por la fiebre de producción en casi todas partes del mundo, y las industrias no respetan las más elementales medidas de seguridad, en los países subdesarrollados ese desprecio adquiere características que rozan el genocidio.

Pitigrilli sentenciaba en su "La Virgen de 18 Quilates":
"La ironía es un arte dificil: si es muy ligera, no se la comprende; y si es muy pesada puede aplastar los pies a quien la lanza".
Naturalmente que los acontecimientos que día a día nos facilitan los próceres de los poderes hispanos y, como no, algunos extrapirenaicos, dan para escribir sin parar críticas política cada jornada, propaganda a esa chusma la justa, y he estado esperando a que tuviera lugar la manifestación en favor de las víctimas del terrorismo y hacer algunas precisiones que tengo en el tintero.
No es necesario que les diga que los discursos que tuvieron lugar en el evento, y que escuché por la radio, por la única radio que lo facilitó, le ponen a uno, por poca sensibilidad que aloje en su corazón, los pelos de punta; tampoco preciso insistir, porque ya mevan conociendo, que no asistí a dicha concentración, y sobre ello en otras ocasiones he manifestado mi opinión, pero entremos en materia por ese pórtico:
En primer lugar yo jamás he asistido a ninguna manifestación de ningún signo ni credo, de la misma manera que no porto ni anillos, ni medallas, ni pulseras, ni colgantes, ni ningún otro distintivo que pueda servir para encasillarme. Y esa es uno de los motivos de mi ausencia. El otro es que no estoy dispuesto a mezclarme con embusteros, personas que por miedo, cobardía, sectarismo, falso concepto del valor de la democrácia y sus límites, espíritu de victima en "el circo romano", pusilanimidad y, sobre todo, porque la verdad les dá miedo, solo apoyan parte de la verdad. En tanto que existan dos asociaciones de victimas del terrorismo, dos asociaciones de víctimas del 11-M (por cierto una que apoya a los asesinos de sus familiares, la de la Manjón), y multitud diversa de otras instituciones de estilo ONG (Foro de Ermua, Basta ya, FAAVT, Fundación para la Libertad y no sé cuantas más), estas demostraciones no me inspira, como tales, confianza alguna. Pero es que además, como he dicho antes, constituyen, las manifestaciones en reivindicación de víctimas del terrorismo, estan sumidas en el embuste, ocultando, por una de las razones antes esgrimidas, la verdad de la cuestión. Porque exigen justicia para las victimas del terrorismo, es decir las del 11-M, y los mártires del socialismo (que viene a ser lo mismo), y los de la colza, perjudicados por los intereses políticos de la entonces UCD y de los EEUU a través de la base de Torrejón de Ardoz, causantes del "síndrome tóxico", los soldados que ha mandado a morir la Chacón, que ahora se avergüenza de reunirse con ellos, con una mierda de material a las "no guerras", las victimas de la política de la izquierda: los parados, los asesinados antes de nacer, los asesinados por Montes y su cuadrilla por ser ancianos, las víctimas del GAL, todos los que no llegan a fin de mes, los abuelos que con enfermedades en otros casos incapacitantes tienen que estar haciendo de criadas (las de video socialista), amas secas, cocineras y lo que haga falta, a costa de su esfuerzo, a veces casi imposible, y arrimando su pensión para que sus hijos puedan salir adelante malamente. En fin, las vistimas de los vascos, los catalanes, los jueces y fiscales, la policia de la secta, los profesores adoctrinados que adoctrinan; las víctimas de los sindicatos, de los medios de comunicación afines a la canalla, los perro-flauta, los de la ceja, los franceses (cuyos servicios de seguridad son patéticos cuando quieren), los moros, los rumanos... En definitiva, salgamos a la calle, con horcas y hoces, a represaliar a todos aquellos que nos han hecho víctimas y rehenes de un estado corrupto, desde la CABEZA a los pies, arruinando nuestra vida y la de nuestros descendientes. Lo demás es un brindis al sol que a quienes debería interesar, se la trae...
A pesar de todo, las lágrimas de los hoy quejosos, me siguen poniendo los pelos de punta.
Santiago Ramón y Cajal solía afirmar:
"La gloria no es otra cosa que un olvido aplazado".

Buenas noches:

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