domingo, 16 de octubre de 2011

El navegante y explorador británico James Cook, que es sin duda el más célebre viajero de la historia del hombre desde Cristóbal Colón, muere asesinado durante una escaramuza con los belicosos indígenas de la isla Hawai, descubierta por él mismo en un viaje anterior, varios años atrás, y bautizada, igual que todo el archipiélago del que forma parte con el nombre de Sandwich, en homenaje al político inglés John Montagu, conde de Sandwich y, en aquel momento, primer lord del Almirantazgo.
De orígenes campesinos, Cook se inició como marino a la temprana edad de 14 años. A los 20 ya era oficial de la Royal Navy.
Geómetra y astrónomo autodidacta, ciencias que más tarde completó con unos cortos estudios académicos en Halifax, en 1769 descubrió Nueva Zelanda, y en 1770, durante aquel mismo viaje, realizó los primeros reconocimientos exhaustivos de las costas de Australia. En otro viaje (1772-75) llevó a cabo dos temerosas incursiones por el occeano Antártico. En el último viaje iniciado en 1776 con dos navíon: el Discovery y el Resolution, su principal objetivo era encontrar un paso marítimo circumpolar, al norte del continente americano. Habiendo penetrado en el estrecho de Bering, los bancos de hielo le obligaron a dar marcha atrás, ante el peligro de que sus navíos naufragaran o sufrieran algún daño irreparable.
Con anterioridad había llegado al archipiélago por él denominado islas Sandwich, cuyos indígenas le tributaron un pacífico, aunque receloso, recibimiento. A su regreso a estas islas, un año despues, su presencia, que se prolongaría durante 3 meses, provocó entre los indígenas un creciente malestar, que los condujo a la fatídica revuelta.

Curioso comentario de Alfonso de Lamartine al decreto del gobierno provisional de la revolución de Febrero de 1848, suprimiendo en Francia los títulos nobiliarios:
"No inauguremos la república con un acto ridículo. La nobleza está abolida de hecho, pero no pueden abolirse los recuerdos ni las vanidades".
El 19 de Agosto de 1989 se puede considerar como la fecha de la caída del Telón de Acero en Europa y el 25 de Diciembre de 1991 Gorbachov dimitió como presidente de la URSS dando fin a la Unión Soviética y renaciendo Rusia con Yeltsin como primer presidente; el fracaso del socialismo/comunismo como sistema socio-económico, que daría la réplica a los errores al capitalismo, estaba cantado. De hecho, recientemente el mismo Castro reconoció el fracaso del modelo comunista para Cuba. A partir de entonces a todos los defensores de las tesis marxistas como paradigma ante los problemas sociales y económicos del mundo se les desplomaron los palos del sombrajo. El desconcierto, la confusión, la duda y la ofuscación recorrió el mundo en donde el capitalismo estaba siendo combatido con "argumentos" que, los mismos padres del invento, habían reconocido inútiles cuando no falaces. Durante unos años las células marxistas existentes en todos los paises occidentales, con mayor o menor programación revolucionaria (salvo los criminales demagogos y poco interesados en argüir tesis ni evidencias testimoniales como los asesinos vascos o los grupos armados hispanoamericanos, africanos o asiáticos, así como aquellos a los que el comunismo u otra "doctrina" o fervor que no sea su medro personal les importa una higa, como los sindicalistas españoles, los de IU o el PSOE) dio la impresión que habían desaparecido de la violencia callejera y la agitación programada; hubo unos años de estupor en que parecía que, en efecto, el comunismo/socialismo (no la majadería esa de la social-democracia que es una forma de capitalismo repintado) había desaparecido.
Pero poco a poco aquellos entenebrecedores de la paz social fueron resucitando con apelativos sui generis que no los delatara, pero haciendo uso igualmente de la violencia y la extorsión social, en sociedades que como se llaman democráticas no saben o no quieren defenderse: partidos verdes (los más rojos), tribus ciudadanas, grupos antisistema (da lo mismo el sistema), y ahora los cerdos indignados. El rebrote de las izquierdas profesionales de la agitación y la violencia, perfectamente organizadas y subvencionadas (en España por Rubalcaba y la masonería) solo tiene un único fin: la destrucción de las sociedades occidentales cuyo sistema capitalista tampoco ha sabido dar respuesta a las demandas sociales, capitalismo brutal que se les ha escapado de las manos, razón por la que se encuentran enormemente debilitados, e incluso indefensos para ofrecer alternativa y contundente respuesta a esta chusma parásita. Así tuvo lugar el final del Imperio Romano.
Y entre aquellos grupos que son llamados radicales, que no son sino mafias asesinas al servicio de otro sistema capitalista distinto, está la ETA que nos va a escenificar una payasada, junto a los restos del socialismo español, y la presencia de sinvergüenzas de la calaña de Kofi Annan, y como todos somos imbéciles, quedaremos convencidos de que el crimen y el odio en la podrida Vascongadas se ha evaporado de la noche a la mañana gracias a los buenos oficios de Zapatero y Rubalcaba, y a cambio de... a saber cuantas bellaquerías.
Barbey D´Aurevilly escribió en "Las Diablesas":
"En los presentes deliciosos tiempos, cuando se refiere una historia inverosímil , no parece sino que la ha dictado la realidad".

Que descansen.

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