miércoles, 28 de septiembre de 2011

Vamos a ver, ¿Quien no ha oído hablar del estilo victoriano en los muebles, la decoración y el vestido? Naturalmente semejante acepción hace referencia a la reina Victoria de Inglaterra y a la repercusión que este personaje tuvo, no solo en la Gran Bretaña sino en todo el mundo occidental.
La reina de Inglaterra, Victoria, muere el 22 de Enero de 1901, a la edad de 81 años en el castillo de Osborne en la isla de Wight. Accedió al trono en 1838, cuando solo tenía 18 años; a los 20 se casó con Alberto de Sajonia-Coburgo-Gotha (muerto en 1861) que nunca fue proclamado rey sino príncipe consorte. Bajo el reinado de Victoria Gran Bretaña se consolida como la potencia económica e imperial más importante del planeta. Durante los 63 años que reinó respetó escrupulosamente la constitución y el sistema democrático.
Durante la era victoriana, liberales y conservadores van alternando su presencia en el gobierno. Dos grandes políticos representan ambas tendencias: Gladstone, jefe del Partido Liberal, y Disraeli, jefe del Partido Conservador (algo parecido a lo que sucedió en España durante el reinado de Alfonso XII y de la regente, su viuda, Mª Cristina de Habsburgo). Los gobiernos liberales dictan leyes progresistas con el objeto de solucionar el problema de Irlanda, mejorar las condiciones de vida de los obreros y aumentar la representatividad del Parlamento. Los gobiernos conservadores se caracterizan por el reforzamiento del colonialismo; fue Disraeli quien aconsejó a la reina que adoptara el título de emperatriz de la India y quien se hizo con la mayoría de las acciones del canal de Suez.
El reinado de Victoria es la época de oro de la burguesía británica, que consigue el poder efectivo a nivel económico y político. ¿Más información? En los libros.

Blas Pascal definía al hombre con estas palabras:
"Juez de todas las cosas; imbécil lombriz de tierra, depositario de la verdad; montón de dudas; gloria y desperdicio del universo".
Créanme que me provoca rubor incluso comentar la desvergüenza con la que el vil Rubalcaba emponzoña el ambiente que le rodea por donde pasa, atmósfera que hiede a kilómetros. Claro que no ha sido el único malhechor político, ni mucho menos, desde la muerte de Franco, este periodo que los ingenuos, los aprovechados o los ignorantes llaman "los años de democrácia", en absoluto, pero por lo menos Jordi Pujol, por ejemplo, cuidaba las apariencias (la nazi de su mujer no) aunque el resultado fuera el mismo. Triste es, no obstante, principalmente, que acabe por reconocer que solo les van a votar los electores "ideologizados", palabra que debe utilizarla con el mismo significado que agilipollados, es decir parásitos sociales a la espera de su oportunidad para delinquir, siguiendo el ejemplo de sus ideólogos, o aquellos a los que les da igual que reviente la nación, que los parados formen una cola que llegue a Moscú, o que roben a manos llenas, extorsionen, asesinen (Gal, sedaciones terminales del hospital de Leganés por el tal Montes, héroe de Chacón), prevariquen, inflen de cohecho los despachos oficiales, la enseñanza sea la vergüenza europea, no se respeten, por parte de cargos públicos y privados bendecidos, las leyes, principalmente la Constitución, la corrupción policial provoque una inseguridad desconocida desde el 1931, etc... les da igual, ellos son socialistas de toda la vida y les vale todo. Y esos 7 millones, más o menos, de mamarrachos continuaran votándoles, junto a algún lerdo despistado; eso, al menos, dice Rubalcaba, el "amiguito" de la Chacón.
Por cierto que para aumentar el sofoco que uno siente al confesar por Europa que es español, resulta que una parte de la prensa se encuentra muy ocupada y preocupada por la manera en que esta traidora ministra cruza las piernas; es más he escuchado en una tertulia radiofónica que tiene unas piernas muy bonitas... Como decía un amigo mío, por cierto urólogo, ¡esto es para ponerse a mear y no echar gota!
En efecto el país está hundido, en quiebra técnica, con una tasa de paro equivalente a la de la Alemania desesperada que subió al poder a Hitler, y totalmente despedazado en 17 fragmentos, pero alguno de esos trozos cayeron sin remisión al cubo de la basura. Es el caso de Cataluña: los catalanes han hundido, unos motu proprio y otros con la papeleta de votar, la sanidad, la enseñanza de los jóvenes como esperanza de recuperación, el respeto y la libertad de los residentes de esa provincia venida a nada, de una manera más letal que el III Reich; porque no solo es que no pueden reivindicar ser la raza superior del país carpetovetónico (lo del RH era vasco) sino que ya no son conscientes del patético ridículo que van haciendo por donde pasan (ya comenté anteriormente las quejas de los guías turísticos por Europa acerca del comportamiento de estos payasos). No lo duden, la extrema derecha que agita Pepiño para dar miedo no es el PP, sino la mentalidad catalana.
Y ya que hablamos del mastuerzo de Pepiño, que defiende la enseñanza pública pero, como todos estos, lleva a sus hijos a un colegio privado, mi padre, cuando era niño, siempre nos ha llevado a un colegio privado, en la época de Franco... y mi padre era franquista, pero tenía muy claro que una cosa era la enseñanza libre de sus hijos, y otra sustituir la educación por el adoctrinamiento.
Recordemos una frase de Alphonse Karr:
"Gracias a las frases formuladas sobre todos los hechos, la mayor parte de las gentes no tienen opinión concreta sobre éstos, sino que escogen entre las opiniones de los demás".

Buenas noches, que descansen. Y LEAN EL ARTÍCULO ANTERIOR, QUE ES EL ÚLTIMO; LO QUE OCURRE ES QUE EL ORDENADOR HA TENIDO A BIEN ALTERAR EL ORDEN.

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