miércoles, 7 de septiembre de 2011

Queridos lectores: Ya he tenido ocasión de comentar con anterioridad los sucesos que condujeron a la Europa del siglo XX a las dos guerras mundiales, y también me he expresado en el sentido de que en mi opinión el suceso de mayor relevancia política, social, económica e incluso de seguridad para la humanidad de la pasada centuria fue, sin duda, la guerra civil rusa, y sobre los acontecimientos que llevaron a aquella calamidad voy a pormenorizar, pero tanto hoy como en las dos jornadas sucesivas, dado el calado del evento y mi deseo de que no se me quede nada en el teclado.

Pues señor, es del dominio público que la Rusia zarista, implicada, en virtud de acuerdos internacionales previos, participaba de la Primera Guerra Mundial y que en el año 1917, sin que el conflicto hubiera concluido, tuvo lugar en sus intestinos una violenta revolución que sacó a su ejército de la guerra y acabó con el secular imperio zarista implantando una reforma política y social hasta entonces desconocida en el mundo.

El 7 de Noviembre de 1917 los guardias rojos, dirigidos por León Trotsky, entran en el Petrogrado y se apoderan de los principales puntos de la ciudad, poniendo fin de esta manera la gobierno provisional presidido por Alexander Kerenski. Este golpe de estado coincide con la celebración del II Congreso de los Soviets, por lo que la noticia suscita un gran entusiasmo entre los delegados. Tras la conquista y asalto del Palacio de Invierno, el Comité Militar Revolucionario asume el poder, pero las propuesta de Lenin en el congreso de los soviets referentes a la construcción de un estado socialista provocan la retirada de los representantes moderados que se niegan a legitimar el golpe de estado bolchevique. La retirada de los social-demócratas, de los social-revolucionarios, y de otros representantes democráticos, permite a los bolcheviques controlar totalmente la asamblea. Así, los delegados presentes en el congreso aprueban la proclamación del estado de los soviets, bajo la dirección de un Consejo de Comisarios del Pueblo, presidido por Lenin y dominado por los bolcheviques.

Las conclusiones que sacan Mencheviques y Bolcheviques de la fracasada revolución de 1905 son opuestas: mientras que para los primeros estrictamente marxistas, la condición necesaria para el desarrollo de un gran proletariado, y la consiguiente revolución socialista, es el acceso a un Estado capitalista moderno, para los segundos, únicamente el proletariado ruso , apoyado por los campesinos, puede realizar la transición hacia el socialismo.

En el periodo 1905-1917, Rusia se haya inmersa en plena dictadura de la burocracia nobiliaria, de la policia, del ejército y de la iglesia ortodoxa; la familia imperial, por su parte, está sometida a la influencia de Rasputín; el 85% de los rusos viven en el infinito campo en situación muy precaria. Sin embargo se ha ido formando un sistema capitalista , con la aparición de los kulaks, o campesinos propietarios, y la existencia de 3,5 millones de obreros gracias al desarrollo de la industria en manos extranjeras. Ya desde 1915 el Imperio Ruso se encuentra profundamente desorganizado: el ejército sufre muchas pérdidas en la guerra, cuyo coste desencadena la inflación; así como una crisis de abastecimientos; hay escasez de armas en el frente, se producen numerosas huelgas en las ciudades y algunos acumulan grandes fortunas al amparo del favor oficial. Se llega al punto culminante de la crisis en el invierno de 1916-1917, con la escasez de todo en las ciudades, la subida de precios, las intensas huelgas y las numerosas deserciones en el ejército.

El sin par Francisco de Quevedo hace la siguientes reflexiones “la vida del buscón llamado Don Pablos”:

“El era un clérigo cerbatana, largo solo en el talle…, cada zapato podía ser tumba de un filisteo. Pués su aposento … aún arañas no había en él. Conjuraba los ratones de miedo que no l royesen algunos mendrugos de pan que guardaba. La cama tenía en el suelo y dormía siempre de un lado para no gastar las sábanas. Al fin, el era archipobre y protomiseria”.

Queridos lectores al hilo del texto de Quevedo he de confesar que ya me están tocando los apéndices nasales el vil Rubalcaba y todo el coro de periodistas que se empeñan en traducir sus ocurrencias día tras día, en el de hoy con el debate de que los ricos son los culpables de la crisis, son los que tienen que apretarse el citurón y, sobre todo, tratando de averiguar quienes son los ricos. Miren Vds. en este país de, genéticamente necios, y, lo que es peor, sin intención de enmendarse, todo aquel que no es de izquierdas tienen que ser, indefectiblemente, de derechas, porque no se concibe en medio de la simplicidad de la estulticia ibérica, otra cosa que no sea ser del Real Madrid o del Barsa…, de derechas o de izquierdas. Pero hay algunas personas a las que el futbol les trae sin cuidado, lo cual no es óbice para ser espectadores de un buen partido cuando no se tiene otra cosa mejor que hacer, y leen y conversan sobre otros temas. Porque ahora resulta que ser rico es no ser pobres de solemnidad, es decir o vas recogiendo cartones con un perro esquelético atado con una soga, o eres rico… en definitiva somos ricos los de la clase media.

Confesaré que no tengo claro si el debate de marras se basa en la demagogia que caracteriza a las izquierdas, que también, o en que hay que hablar de algo en las tertulias y los telediarios para no mentar la bicha.

A ver excelsos plumíferos os voy a aclarar lo que es un rico: para empezar ricos son aquellos que fuerzan la caída de la bolsa para crear el pánico y a los pocos días cuando las acciones están tiradas por el parqué, compran y vuelve a subir el IBEX-35, es decir los especuladores; son ricos los Presidentes, Ministros y Diputados del Gobierno de la Nación y de las Autonomías; lo son los consejeros que acumulan media docena de consejos de administración en empresas llevándose la pasta sin dar un palo a un charco; son ricos todos los parásitos que viven de la política, especialmente los sindicalistas y aquellos con cargos ejecutivos dentro de sus respectivos partidos, que jamás han producido nada pero a los que pagamos un sueldazo entre todos. También son ricos los constructores de las grandes empresas del ramo, todos los sinvergüenzas que salen en “la Noria” y demás especímenes de la prensa y el espectáculo del hígado; los que estando en el paro rechazan una y otra vez un trabajo, aquellos que medran viviendo del PER inscribiendo a todas la familia en la lista y multiplicar los ingresos sin multiplicar el curro; los que se esconden tras unas siglas que prometen ayudas al prójimo para forrar al prójimo de izquierdas, es decir la mayoría de las ONG. Por supuesto son ricos más de un contertulio y periodista de renombre, médicos y abogados que se han hecho de oro a costa de la salud y la felicidad de los demás, los escritores que procuran que se les edite solo a ellos y los editores que solo editan a algunos escritores… y los ricos.

Decía Fernando Díaz Plaja en su obra “El Español y los siete pecados capitales”:

“Al español le gusta invitar porque siempre lleva dentro un Duque de Osuna mancado y le hace gracia que este embajador español en Rusia arrojase su vajilla de oro al río Moscowa después de una comida, gesto que en otros países produciría sensación de locura”.

Que descansen

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