jueves, 7 de julio de 2011

La Segunda Guerra Mundial, no empezó el 1 de Septiembre de 1939, con la invasión de Polonia por las tropas germanas, ni mucho menos, empezó mucho antes. Ya comentamos el día pasado que la falta de sensibilidad y visión de los políticos que firmaron el acuerdo de Versalles, dejaba la puerta abierta para que un líder alemán reivindicara el honor mancillado de la patria teutona, y se lanzara a encabezar la venganza al estilo de la óperas Wagnerianas. Y eso porque era el pueblo alemán, porque estos "mesías" aparecen continuamente y en todas las épocas. Alemania, tras la Gran Guerra, quedó sumida en una miseria absoluta. La población rebuscaba en cualquier parte algo con que alimentarse. El paro llegó a los 5 millones de trabajadores. Pero eso no era lo peor; lo peor era que se les había dejado sin esperanzas de recuperación, aunque se pusiera toda la nación a trabajar gratis para el estado.
Durante 1921 y 1922, Alemania no pudo pagar el "impuesto de reparación de Guerra" al que se le obligaba; simplemente, no podía. Y entonces los franceses, en un alarde de habilidad política, les arrebataron el valle del Ruhr, el único bastión industrial que les habían dejado para subsistir. El presidente francés Millerand, pensaba con los pies y no veía lo que tenía delante de sus narices. ¿Y que es lo que tenía? Veamos:
En Alemania las manifestaciones de grupos radicales de obreros de todo tipo de tendencias eran continuas y cada vez más agresivas. En los años 20 había nacido un partido ideológico de poca monta, que difundía ideas tan peregrinas como que la raza aria era superior en inteligencia y combatividad a las demás de Europa; que la raza judía había construido un imperio, que abarcaba todo el globo, y cuya misión era hacerse con la economía mundial y además, se habían situado en el polo opuesto al que ocupaban los comunistas, respecto del socialismo (entiéndase de la socialdemocracia), asociando, ignoro con que criterio, a los comunistas con los judíos. Ese partido era el Nacionalsocialismo de los Obreros Alemanes, para abreviar Nazismo. Este partido fue decantándose hacia un estado militarizado, de culto al líder, un gobierno fuerte cuya labor beneficiara solo a los alemanes puros, y la convicción que la solución de los grandes problemas de Alemania pasaban, necesariamente, por la guerra contra sus enemigos, y las anexiones de territorios imprescindibles para crear la Gran Alemania, El tercer Reich.
El presidente de la República de Alemania era el viejo Hindenburg, quien, tras variadas vicisitudes políticas en los siguientes años, viendo que no podía quitarse de encima a aquel revolucionario bajito, y que su partido había obtenido en las elecciones de 1932 el 37 % de votos, le encargó, al año siguiente, de la cancillería (equivalente a primer ministro, en una república), a ver si así quedaba satisfecho y dejaba de dar la murga.
Pero aquel anciano se equivocaba. Para empezar los adeptos al nazismo incendiaron el Reichstag (parlamento alemán) y culparon de ello a los comunistas (que iniciaban una revolución) y a los judíos, claro, lo que lanzó ante la opinión pública a Hitler, con las manos libres para implantar sus principios (a todo esto franceses, alemanes y americanos ni se daban por enterados). Se convocaron nuevas elecciones, en que concurría Hitler junto al católico Von Papen, obteniendo, el primero, una mayoría abrumadora.
El anciano Hindenburg murió el 2 de Agosto de 1934, celebrándosele un entierro de pompa y circunstancia. Horas después Adolf Hitler era el dictador indiscutible de Alemania (para lo cual se deshizo de von Papen) y ya nada le detendría en su proyecto, por cierto, descrito de manera pormenorizada, años antes en un libro que escribió en la cárcel titulado "Mein Kampf" ("Mi Lucha"), y al que nadie prestó la más mínima atención.


Miguel de Unamuno nos reflexionaba:
"La virtud es una forma de inteligencia, y el vicio o es tontería o es locura"
¿A que están esperando que hable del vil y rastrero Rubalcaba; o de Sinde y sus despilfarros desde el ministerio de la ignorancia y el sectarismo; o de Chacón y sus traiciones a la nación española, entre otras cosas, a través de la empresa de "el PSOE" que utiliza para forrarse "cuidando" de los atuneros del Índico; o de los de la SGAE sus robos y su entrega condicional a la secta; la falsificación de las pruebas del 11-M por parte de los TEDAX; las golfadas de Griñán y Chaves (con s); que ya ha entrado Italia en la danza de la quiebra, trás España; de los comunistas Victor Manuel y Ana Belén, Juan Diego, Almodovar, el católico Bono y sus democráticos enriquecimientos con el colesterol por las nubes a base de chorizadas; de las cajas de caudales municipales que han aparecido saqueadas por los anteriores ediles socialistas, alguno de los cuales han desaparecido como el de Collado Villalba; de los asesinos vascos mandando en la policía de la región...? ¡Pues no! No señor no voy a hablar de nada de eso. La chusma española (y la extranjera como el conservador Cameron) y sus votantes me aburren.
Hoy quiero estimular la reflexión de mis lectores con un acontecimiento que, de manera irreflexiva, vitorean muchos países e incluso la ONU: la independencia de Sudán del Sur.
Si resumimos la noticia, se trata de un estado creado ayer, cuya superficie es equivalente a la de toda la Península Ibérica, pero en donde habitan poco más de 8 millones de habitantes, pobres muertos de hambre y hastiados de masacres dictaduras asesinas y crímenes raciales.
Con un campo semidesértico y parcialmente montañosa, su industria principal es la agricultura,... vamos que no hay otra, y consideremos este modus vivendi inoperante por estar los campos arrasados debido a las interminables guerras fratricidas. Vamos, que ya tenemos otros pobrecitos que sacar en el telediario, muriéndose de hambre y enfermedad para "realities show" oficiales al uso que fuercen a los visionantes a sentir una barata gran lástima, a comprobar lo felices que son viviendo en el Primer Mundo y a donar algún euro para cualquier ONG de las de vaya usted a saber con que intención se fundan.
En realidad este, para mí, nuevo drama "democrático", no es más que la consecuencia de otra canallada británica, como con el opio de China, como en la India y Paquistán, como en Palestina, Jordania y Egipto, y, en fin, como han ido pisoteando y robando a la gente por donde han ido pasando a lo largo de la historia. La "independencia" la obtuvo Sudán en 1956, y desde entonces todo han sido muerte, destrucción y miseria.
Posiblemente ustedes hayan visto la película "Khartum", que protagonizaba Charlton Heston. Pues bien, aquel era el Sudan que los ingleses conquistaron, destruyeron y abandonaron cuando vieron que la vaca no daba más leche para el sacrosanto imperio y allí no pintaban nada. Y ahora se independiza un trozo del sur del país, "democráticamente", ya de por sí miserable, a pesar del Nilo", porque dicen que se trata de unas provincias donde van a reunir al grupo de cristianos, ya que la mayoría son musulmanes. ¡Pero si los cristianos son solo el 5% en el sur, frente a la mayoría de mahometanos y adeptos a religiones tribales ancestrales!
Pero a que viene tanta alegría de los países donde se come 3 veces al día, se veranea todos los años y se juega a la bolsa. ¿Porque todo ha sido muy democrático? ¡No hijos, no! Porque en la región hay petroleo que, naturalmente explotarán los occidentales, mientras los naturales siguen muriéndose de hambre y el dictador de turno y capitalista blanco se forran. Y la prensa, creo que toda, echan las campanas al vuelo celebrando que por fin Sudán del sur haya obtenido la "libertad". ¡Es decir, la misma desgracia que han padecido y padecen las naciones africanas donde se han hallado diamantes. No tenemos solución.
"La mayor miseria de la miseria -decía Benavente- es que los miserables no se den cuenta de ella... ¡Tan natural les parece!".

Felices sueños.

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