jueves, 15 de marzo de 2012

En 1653 un peligroso cisma se produce en la Iglesia rusa a causa de la reforma litúrgica propiciada por el patriarca Nikón con el apoyo del zar. Divergencias en cuanto al número de dedos que deben emplearse para hacer la señal de la cruz o respecto a la ortografía correcta del verdadero nombre de Cristo-Jesús amenazan con escindir la comunidad de los cristianos de rito ruso, ya que son muchos los que se niegan a aceptar los cambios introducidos por Nikón. El propósito del patriarca es enmendar, de una vez para siempre, unos cuantos errores de interpretación de la liturgia, causados por la desidia de los copistas y traductores de los originales griegos. Los refractarios que se autodenominan raskolnikovi (viejos creyentes) ya han comenzado a ser perseguidos bajo la acusación de herejía.

Fernando Díaz Plaja en "El Español y los 7 Pecados Capitales" dejó una reflexión de Donoso Cortés en "Carta a Luis Veuillot":
"Si alguna vez os vienen ganas de salir de la Europa moral sin pasar empero las fronteras de la Europa geográfica, venid a España".
El día de ayer, en la cadena televisiva de Intereconomía, se llevó a cabo un reportaje que pormenorizaba datos exhaustivos con los que aderezaban sus afirmaciones, en el que quedaba demostrada la falsedad, el fraude, el robo y el delincuente abuso que representan los famosos cursos de formación que sirven, apenas solamente, para ocultar gran parte de la descabellada cifra del paro nacional, sostener a un indeterminado número de vagos y maleantes que jamás asisten a los susodichos cursos, y para que unos golfos se enriquezcan con el dinero que reciben como subvenciones de la administración pública, en cantidades que espeluznan, "negocio" este en el que están pringados, por supuesto, los sindicatos más reivindicantes de justicia para el trabajador, quienes preparan huelgas generales al abrigo de un progreso individual que les confiere el poder de los mafiosos negocios con que se alimentan, y por Dios que se alimentan bien, para montar un chiringuito nacional de potestad, jerarquía, soberanía y prepotencia equiparable, si no superior, al gobierno de la nación, con el que se amalgaman, como la Iglesia con Franco, o con el que compiten para derrocarlo, según su conveniencia.
En estos trapicheos delictivos e inmorales andan los sindicatos, pero también la patronal representada por la mayoría, por no decir todos, los patronos que les representan, que también dan cursos, y, como no, lecciones de bajos instintos e indeseable personalidad, así como los comunistas, el PSOE y, en menor medida, algún indigno maleante del PP.
Subvenciones al margen, yo me pregunto ¿Y esta chusma a quien representa? ¿en nombre de quien habla o actúa? porque en el mío no, radicalmente no... ni los unos ni los otros, ni los de más allá ¿no puede actuar contra las individualidades, previa investigación, de estos sinvergüenzas la ley una vez desenmascarados? ¿la fiscalía es incapaz de represaliarlos, manu legislativa, de oficio?. Porque, recientemente, la vicepresidenta del gobierno ha informado que cierran algunas empresas públicas porque, entre otras cosas, en ellas, carentes de toda actividad, hibernaban más consejeros que empleados. ¿Y no va a ir nadie a la cárcel? ¿pero en este país es que no se mete en el trullo a ningún ejecutivo, vividor y aprovechado malabarista con el dinero público? ¡que nos llega ya la mierda por encima de la barbilla! En España estamos viviendo la apoteosis del universo especular o el mundo al revés: los asesinos (vascos), los ladrones y delincuentes varios en la calle, los demás a morirnos de asco encerrados en nuestra impotencia.
Émile Zola en su "Yo Acuso" escribe:
"¡Qué confusión, qué cenagal, siempre en aumento! Hemos visto cómo se enardecía cada día la mezcla de intereses y pasiones, las historias necias, los comadreos vergonzosos, los desmentidos desvergonzados; hemos visto como cada mañana abofeteaban el simple sentido común, aclamaban al vicio, silbaban a la virtud, toda una agonía de lo que constituye el honor y el placer de vivir".

Feliz día de San José.

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