jueves, 5 de mayo de 2011

La historia del siglo XX en España resulta muy difícil de tratar, y mucho más de sintetizar, porque las manipulaciones que se han llevado a cabo, y aún hoy (y mañana) tienen lugar, sobre la pura verdad histórica, por unos y otros, han deformado de tal manera la historia, que yo lo comparo a una pared blanca sobre la que se han pintado grafitis de manera continuada y superpuesta durante años; ya no sabe uno de que color era la pared en su origen. Y es que, queridos lectores, todavía a día de hoy, existen miles de majaderos, iletrados y oportunistas que viven, (¡y como viven!) del producto mercantil que supone devorar, rumiar y regurgitar, para alimento de la ignorante ciudadanía, la historia del hombre, tal como se produjo, para bien o para mal, a lo largo del tiempo. Unos comercian con colmillos de elefantes, garras de gorila o cuernos de rinoceronte, y otros se forran con miembros putrefactos de la historia.
En fin, que Alfonso XIII comenzó a reinar, con 16 años, en 1902, un año antes de que, por fin, muriera Sabino Arana. Ya hemos descrito ayer la paupérrima situación por la que atravesaba nuestro país, y, en justicia, he de añadir que el resto de Europa no se encontraba exenta de convulsiones y dificultades muy serias. Se casó el rey Alfonso XIII en 1906 con Victoria Eugénia de Battenberg, una bellísima dama miembro de la realeza británica, pero que era portadora de una enfermedad que se trasmite en herencia por las mujeres aunque la padecen los hombres: la hemofilia.
La verdad es que el rey era un buen hombre, pero que iba de error en error; nunca quiso ver la realidad social, tal como se venía encima, en gran parte procedente de Europa. Para empezar pretendió seguir con el sistema alternativo de gobierno entre conservadores y liberales, que tan bien le funcionó a su madre con Cánovas y Sagasta. Pero la realidad política ya era muy distinta. Existían opciones políticas, más radicales, que incluidas en el juego democrático, quizás hubieran sido más fáciles de controlar. El hambre del campesinado y mala situación de las clases bajas, la pobre industrialización y el recrudecimiento de la guerra de África, con el envío de reclutas hacia Marruecos, para morir entre agrestes peñascos, proporcionó argumentos suficientes a grupos socialistas, republicanos y anarquistas, que tiempo hacía que venían agitando los ánimos en las fábricas y el campo, para echarse a la calle, llegando a provocar, en 1909, en Barcelona la quema de iglesias y conventos y una auténtica sublevación popular que obligó a la intervención del ejército.
La crisis de la Semana Trágica de Barcelona, marcó un hito en el devenir político y social de la nación. Ya, el día de su boda, Alfonso XIII y la reina sufrieron un atentado con bomba, que denotaba dos cosas que no supo entender: en primer lugar el descontento popular por la situación social y política, y en segundo lugar la provocación necesaria para que grupos extremistas de izquierdas, en plena campaña de proselitismo marxista, contaran con argumentos que esgrimir en pro de la agitación (no solo en España).
La Primera Guerra Mundial (1914 a 1918), no detuvo la crisis en España, si acaso aplazó los momentos más trágicos de la misma. No obstante permitió exhibir el carácter bondadoso del rey español que, habiendo declarado a España país neutral en el conflicto, creó, bajo su personal tutela la Oficina Pro Cautivos, instalada en el Palacio Real, y desde donde SM intercedió entre las potencias beligerantes, salvando la vida de decenas de miles de civiles y militares de ambos bandos. A pesar de todo las huelgas y revueltas continuaban teniendo lugar sistemáticamente en todo el país, con mayor ahínco hacia en final de la Guerra, cuando, habiéndose producido en Rusia la victoriosa revolución bolchevique, la consigna leninista era el levantamiento de las clases trabajadoras en toda Europa.
Marruecos seguía siendo el panteón de miles de españoles. Los errores militares, la corrupción en el ejército y el paupérrimo estado del material, armamento y uniformidad, conducían, una y otra vez al drama, como el lamentablemente famoso desastre de Annual, de 1921, donde dejaron su vida varios miles de españoles, muchos de ellos torturados, decapitados o privados de agua y alimentos hasta la muerte, por los rifeños. En definitiva, que a Alfonso XIII se le había escapado la situación de las manos totalmente, si es que alguna vez tuvo el control, y falto de ideas y recursos apeló a una solución que habría de ser su ruina y liquidación como rey de España.

Al hilo de las soflamas, alegatos, catilinarias y diatribas que vamos a soportar en adelante, cortesía de nuestros políticos, me viene a la memoria una frase del conde de Romanones, un facha como todo el mundo sabe:
"Más fácilmente que a una pareja de bueyes se conduce a un pueblo, pero ¡ay del conductor si los bueyes recuerdan que fueron toros! Razón esta para el empeño en acabar con la tauromaquia en España, y sobre todo en Cataluña.
Bueno, bueno, si ya lo veníamos diciendo: hoy toca que el PSOE exija a sus señorías constitucionalistas que legalicen solamente la mitad de Bildu, como quería el PP hace unos días, aunque ayer exigía la total deslegitimación de los vascos y vascas estos. Si ya lo veníamos diciendo: Cada día un criterio distinto. Afortunadamente esta noche ya acaban de deshojar la margarita de la más que dudosa legalidad vasca, mediante sentencia del obediente Constitucional, pero... empieza la quincena de pasión para el ciudadano: la campaña electoral. Preparémonos a escuchar los disparates y necedades más selectos de la selecta política española; y tomémoslo con resignación, que aún quedan las generales dentro de un año y estos no van a parar. Y cambiando de tercio ¿Han visto lo jamona que se está poniendo González Sinde desde que es ministra; lo mismo que la Pajín y la Trini. ¡Que bien nos comen las ministras!
A partir de hoy, como digo, comienza el besuqueo de niños y ancianos, poniendo todos los políticos cara de no haber roto un plato en su vida, y, créanme, la cara no es el espejo del alma, como asegura el adagio, pues, sin ir más lejos, hay que ver que parecido físico tienen el etarra Usabiaga y el señor Ibarra. Se emitirán vídeos terroríficos, apocalípticos y escatológicos del enemigo político, se demostrará con números y estadísticas falsos lo bien que lo ha hecho uno todo, y lo malo que es el contrincante. Se convidará a paella al personal, cada vez más hambriento, para convencerle de que les vote. En fin, insultos, improperios, mentiras, mercadeos, amenazas, ¡y tú más! ¡pues anda que tú!... pero de los más de cinco millones de "callados" nada; y eso que, entre las medidas de ajuste que le exigen a Portugal para el rescate están expulsar a un montón de funcionarios, abaratar el despido y el recorte en Sanidad, es decir, que todos los médicos y enfermeras que huyeron de España al país luso, comenzarán a retornar engrandeciendo el paro.
Y con un presidente inactivo, en tiempo de fuga y totalmente descerebrado, todo es posible. Sin ir más lejos, aparte de parecerle muy bien el método de "detención" que Obama ha puesto en práctica con Osama (a mi también) en contra de sus principios sobre la alianza de civilizaciones, resulta que ahora procura que no se culpe a Al Qaeda de los asesinatos del 11-M (yo tampoco les culpo). Y digo yo: si no ha sido Al Qaeda ni, como afirma la progresía, tampoco la ETA ¿Quién coño llevó a cabo los atentados? ¡Ven como el PSOE ya se está liando y todavía no ha empezado la insulto-campaña electoral! En tanto Pepiño se dedica a vender pisos por Europa aprovechando las rebajas de primavera.
Si ya decía Aparisi Guijarro en el discurso pronunciado en el Congreso de los Diputados el 4 de Julio de 1865:
"La justicia entraña la libertad, porque reconoce y ampara los derechos que Dios ha dado a los hombres o las obligaciones que les ha impuesto. No hay más sino que muchos, incluso los demócratas, no saben lo que son derechos naturales".

Buenas noches.

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