viernes, 13 de mayo de 2011

Bien, queridos lectores, lo del último día fue duro. No en vano traté, en los dos relatos anteriores de nuestra Historia de España, de darle una mano de estuco al tema, desarrollando reflexiones "medioambientales", para poder deglutir lo que no es más que el relato histórico, compendiado en una capsula. A pesar de todo, lo más importante de la historia son las conclusiones que una inteligencia normal pueda extraer de su análisis. Y en esta línea, voy a romper el hielo reflexionando un poco, principalmente para los jóvenes que se arriesguen a leer historia, pues sobre estos acontecimientos que estamos narrando estan escritas más alucinaciones fruto de la intoxicación provocada por una droga conocida como sectarismo que solo puede conducir a la confusión; claro que la mayoría de los jóvenes actuales no leen historia, sino, si acaso unas noveluchas con la que el autor gana mucho dinero pero no ayudan en nada al conocimiento de la verdad, la basa de la columna de la sabiduría. Y sin que sirva de precedente voy a trenzar mis habituales dos secciones, la historia y la crítica política de actualidad para dar mayor agilidad a estas consideraciones.
La República Española fue un autentico desastre desde su comienzo, principalmente porque nadie queria llevar a cabo una acción de gobierno para sacar a España de las arenas movedizas que se la tragaban, sino expresar ante los ciudadanos, haciendo uso de la violencia del populacho, y valiéndose del delito, que cada cual, afirmaba tener la solución mágica, y con ese fin se presentó ante los españoles un Congreso ineficaz de representantes del pueblo, sin ideas ni voluntad, para que fueran las fuerzas provinentes de turbulentos vientos europeos, (socialismo/comunismo y fascismo) las que sacaran las castañas del fuego a aquellos que las proclamaban en beneficio propio.
Nadie llegó a gobernar. Los más urgentes y necesarios proyectos reformistas, salvo aquellos más populistas, quedaron sobre las mesas de los despachos. La Guerra Civil española no comenzó en el año 1936, sino muchos años antes, y en aquel tiempo el ánimo popular, fruto en su mayoría de la ignorancia de unos y de la reserva de privilegios de otros, fue cociéndose en el amargo caldo del odio entre las gentes flageladas. Y aquello es lo que se buscaba. La horda, el vulgo a las plazas y avenidas, reparto de armas, quema de iglesias para señalar a los culpables de la miseria física y moral del pueblo, delincuentes comunes a la calle, asesinatos, revueltas, represión gubernamental a sangre y fuego para dar una falsa sensación de autoridad; miedo, mucho miedo, también entre los políticos.
El pueblo seguirá muriendo de hambre, de miseria y enfermedades, pero matará. No hay para pan pero sí para balas.
Nunca gobernó nadie la Segunda República española, ni siquiera lo intentó, y nunca nadie pensó en España. Y jamás podemos olvidar una cosa: una guerra civil podemos saber cuando empieza, pero nunca cuando termina; de hecho yo afirmo de que no termina nunca. Ejemplos de este aserto lo tenemos en la guerra de secesión americana (hoy continua el enfrentamiento provocando el ánimo de los sudistas), la guerra de los Balcanes y, como no, la misma Guerra Civil Española, de cuyo desarrollo nos ocuparemos en próximas reflexiones, que hoy día todavía es explotada para el beneficio partidista, hacia el ignorante y entontecido pueblo, todavía bien comido y bebido; mañana veremos.
Creo que ya anteriormente he hecho este comentario, pero no me importa repetirlo, pues su reflexión se manifestó de actualidad a finales del siglo XIX, en los años treinta y también en la actualidad: Don Santiago Ramón y Cajal comentó en cierta ocasión que los males inveterados de España, obedecen a tres condiciones:
"1ª- Que cada institución o clase social, se estima como un fin y no como un medio, creciendo viciosa e hipertróficamente a expensas del estado.
2ª- Que, salvo contadas excepciones, nadie ocupa su puesto; los altos cargos políticos, militares y administrativos, se adjudican a gente sin adecuada preparación, con tal de pertenecer al partido imperante, por donde aviene su rápido desprestigio.
3ª- Que cualesquiera que sean los fracasos e inmoralidades de los poderosos, jamás se les inflige ninguna sanción, ni aún la del ostracismo. Solo en la desventurada España, se da la monstruosa paradoja, de galardonar con ascensos, las derrotas, imprevisiones e insensateces de los próceres, de la política o de la milicia".
Revelador ¿Eh? Existen muchas más consideraciones políticas de interés, afirmaciones de grandes pensadores, alguna de las cuales vamos a dejar impresas al juicio del lector:
-Decía Canalejas que:
"La agilidad es una excelente condición para subir a los árboles, pero no para gobernar a los pueblos"
"Uno de los hábitos más peligrosos de los hombres políticos mediocres, es prometer lo que saben que no pueden cumplir" (Le Bon)
"En política, lo que no es posible es falso" (Cánovas)
"La oratoria política es el arte de decir vulgaridades con corrección y propiedad" (Palacio Valdés)
"Todo lo favorable, obralo por sí; todo lo odioso, por terceros" (Gracian)
"Desconfiad del primer movimiento; el primer movimiento es siempre generoso" (Talleyrand)
"Las instituciones no valen más que lo que valga el hombre que las aplica" (Amiel)
"Toda nación tiene el gobierno que se merece" (Maistre)
"Los que imaginen, si los hay, que los gobernantes felices y victoriosos únicamente abrigan eminentes cualidades, ni han estudiado de veras la Historia, ni deben de haber intervenido personalmente en los grandes negocios de estado" (Cánovas)
Por lo tanto, queridos lectores, estudiar la historia, la de verdad, con juicio crítico es la condición primera para ser ciudadanos libres.

A descansar.

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