miércoles, 14 de julio de 2010

En fin que si creíamos que los episodios revolucionarios del siglo XIX habían acabado, estábamos muy equivocados, porque el levantamiento cubano de Octubre de 1868, había abierto heridas que, ni mucho menos, habían quedado cerradas. Muy al contrario, el pueblo cubano esperaba la revancha con ansiedad, a pesar de los intentos de los gabinetes de Cánovas y Sagasta para dulcificar la situación de esclavitud y aparhteid, a que los sucesivos monarcas y gobiernos españoles habían sometido a la población indígena durante siglos, en beneficio, durante los últimos decenios, de la burguesía industrial.
Pero para reavivar las ascuas, e iniciar una nueva gran hoguera hacía falta un líder, un mesías, y él llegó en la persona de José Martí, quien, apoyado por los EEUU (que ya lo habían intentado anteriormente, sobre todo los estados del sur), inició la revuelta con la invasión desde Haití de un contingente guerrillero, que desembarcó en el este de la isla, reclutado en Costa Rica y la República Dominicana.
Martí murió nada más comenzar el conflicto, pero la mecha estaba prendida. Los combates se producían con una gran mortandad, sobre todo en el centro de la isla, ante la mirada de buitre de las potencias mundiales, sobre todo de los americanos, los cuales decidieron dar fin al conflicto, hundiendo su propio acorazado Maine, anclado en la bahía de la Habana y culpando a los españoles del "atentado". De la agitación social en los EEUU, contra España, se encargaría la prensa amarilla, y el cóctel estaba servido.
Los yanquis, herederos del espíritu corsario, tan característico de los británicos (siguen siéndolo ambos) declararon la guerra a España, destrozando la armada de la bandera roja y gualda y forzando la rendición española en 1898, y ya que habían empezado el melón, también se quedaron con Puerto Rico y Filipinas. El robo a la, ya, pobre España, ya estaba consumado.
Los muertos en las campañas contra los lugareños y los americanos, que desnudaron a España, exhibiendo ante el mundo y, sobre todo, ante sus propios hijos sus miserias y precariedades, dio lugar a una amarga generación de literatos, que fue conocida como la Generación del 98, crisol de una de las generaciones intelectuales más relevantes de los últimos tres siglos. Y con este grito de dolor de la cultura, la ciencia y el pensamiento hispano patriótico, que nunca ha vuelto a repetirse, dio fin el ajetreado siglo XIX, durante el cual tuvieron lugar más de 40 golpes de estado ¿Y todavía alguien se escandaliza por lo sucedido el 23 F?
Pues esto no ha terminado, vamos a seguir hablando del siglo XX, el siglo de las mentiras y los crímenes de estado, algo que el XXI ha heredado sin pausa ni rubor.

Y ya que todo el mundo está enardecido de orgullo patrio, y los progres capitalistas apuntándose el triunfo, por la victoria de la Selección Española en los mundiales de fútbol, llevados a cabo, con todo tipo de fausto, en un país africano donde los que no tienen para comer multiplican por diez (al menos) a los que comen tres veces al día, creo digno de anotar que con lo que está cayendo, y lo que queda por caer, todavía existen un montón de millones de españolitos, que Dios guarde con el corazón helado, que confiesan votar a Zapatero, y un montón de millones más que se encuentran dispuestos a votar, a quien sea, como "un mal menor", que hace falta ser imbécil, en un reino sin rey y en el que el estado de derecho está siendo pisoteado, diariamente, por todas las instituciones, grupos criminales (los sindicatos, por ejemplo) o individuos sin conciencia, que han convencido a la masa, que la democracia consiste en meter un papel en una arqueta cada 4 años y ya...
Debo insistir en una idea que ya expuse hace tiempo: En tanto el político que se presenta a las elecciones no firme un "consentimiento informado" como los médicos antes de la cirugía, de compromiso de resultados sobre el programa prometido, aceptando responsabilidades penales en caso contrario, y hasta que el ciudadano se vea obligado a votar a un programa y tragar con la lista de candidatos que le enjareten, sin conocer a nadie, en lugar de listas abiertas, nadie debería acercarse a una urna.
La democracia es únicamente un sistema de elección de representantes, y nada más. Pero este sistema de elección sin estado de derecho, al ciudadano, no solo es que no le sirve para nada, sino que es peligroso, por tratarse de un cheque en blanco para los sátrapas.

Por cierto, no había oído y leído tantas necedades, majaderías, cretinismos y afirmaciones malintencionadas, por unidad de tiempo, que estos días en relación con el estatuto catalán (que no de Cataluña), y la sentencia del Constitucional del Gobierno "masón socialista". Memeces cretinistas como las de González afirmando que el alto tribunal podía haber evitado ofender a nadie, (Este, desde que se le ha disparado el espermiograma con la novia, ha perdido las pocas sinapsis que le quedaban despues de haberlas agotado para el mal) o que el famoso estatuto, que nadie ha leído, y menos José Luis, fue refrendado por los ciudadanos. ¿Que ciudadanos? Yo no he refrendado nada. O lo del derecho de los catalanes a decidir. Los catalanes, los homosexuales, las mujeres, o los controladores, por ejemplo, no tienen derechos. El derecho existe, (nunca dejaré de insistir) se aplica a las personas y no a las comunidades. Algún gilipollas ha dicho que no se pueden juzgar los sentimientos...Yo sí; vosotros no tenéis más sentimientos que la pela y la poltrona, que no es poco. Y la de la Vega reconoce en un escrito poseer una delicada sensibilidad...Y así todos
¿Y Vds. van a votar a esta chusma? ¿O al que se marchó del parlamento a meditar al Tibet, mientras rezaba el conxiuro en una queimada, agotado por el esfuerzo intelectual realizado? ¿Allá ustedes? En 2012 hablaremos.

1 comentario:

Anónimo dijo...

¡¡Madre mía el tiempo que hacía que no me ponía al día con tu blog!! No podemos negar que la gente está adormecida, que tenemos un gobierno que es capaz de dejar en la miseria al país y aquí no protesta nadie ¡¡son unos genios "encantadores"!! Aunque te diré que en la oposición no veo tampoco una opción, ni solución a este destrozo.
Un abrazo de tu sobri Lurdes