domingo, 11 de julio de 2010

Hemos comentado dos "guerras civiles" dos revoluciones en la España de finales del siglo XIX, la primera de Cuba y la primera de África, puesto que estos dos territorios eran España igualmente en aquella época. Habíamos entronizado, también, al hijo de Isabel II, Alfonso XII, que la historia conoce como "El Pacificador", y que yo adjetivaría como un neurótico mal educado (como su madre), que reinó desde el pronunciamiento de Martínez Campos en 1875, hasta su muerte por tuberculosis en 1885, 10 años que se quedaron en nada, porque gobernar, lo que se dice gobernar, gobernó 4 o 5. En realidad lo peor del reinado del final del siglo, se lo comió, a su muerte, la regente, su segunda esposa Mª Cristina de Augsburgo, por cierto una gran señora, a la que Alfonso amargó la existencia, con su desprecio, el tiempo que vivieron juntos.
Y sería justo al año siguiente de su muerte, cuando el General Villacampa, tiene la ocurrencia de pronunciarse, en 1886, con la intención de proclamar una república, en vista del éxito obtenido por la Primera República española.
Ya 3 años antes Ruiz Zorrilla había intentado lo mismo tímidamente, y con un pie en Francia, por si las moscas, fracasando en su tentativa debido a la falta de entusiasmo demostrado por las fuerzas convocadas. Villacampa habíase matriculado en el partido republicano de Zorrilla y ensayó una nueva cruzada republicana, pero, nuevamente las tropas desertaron cuando se dirigía hacia Alcalá de Henares.
El general salió por pies, pero fue apresado y condenado a muerte por alta traición. Sería el presidente del gobierno Sagasta, quien le indultaría. En resumen que el acontecimiento, que cobardemente había aprovechado la muerte del rey y creía provechosa la debilidad de la regente, para dar un golpe de estado y provocar un cambio régimen, se remató con la caida del gobierno de Sagasta.
¿Han contado los lectores el número de golpes de estado, revueltas y confrontaciones civiles que hemos comentado hasta la fecha? Pues háganlo, háganlo, y comprobaran dos cosas: primero que esta costumbre forma parte de la tradición política de nuestra nación (la española, claro), y en segundo lugar que lo ocurrido en el recientemente concluido siglo XX, no es más que la continuación del frangollo ibérico.
Y todavía nos queda la gran Guerra de Cuba, con la pérdida de todas nuestras posesiones de ultramar, antes de rematar con agónica tristeza un siglo que dejará en la memoria de nuestra tierra, de aquellos que les preocupa la verdadera memoria histórica, la semilla que germinará en los dramas desatados en el siguiente siglo... y los que vivimos en la actualidad, y los que nos quedan por sufrir en un inmediato tiempo.

Que digo yo que ¿Porque no les damos la independencia a los catalanes de una puñetera vez? Eso sí despues de echar de sus poltronas a Zapatero y a Rajoy, y aplicarles la ley de fuga, porque si no, nos incluyen a todos en la "nación catalana". Y una vez conseguido esto, podemos empezar a hablar de lo que verdaderamente nos preocupa a los españoles (que no es "la roja").
Esto, dejando claro que no existe el derecho de las comunidades ni de los pueblos, en casi ningúna legislación del mundo occidental; desde luego no en la española. Existe el derecho de las personas individualmente. El rollo este de los derechos de los catalanes, de los homosexuales, de las mujeres, o de las comunidades de propietarios, por decir algunos, es una de las muchas imbecilidades que han puesto de moda los oportunistas y la progresía, basándose en una cagada más de las Naciones Unidas, que no sabía como desenredar el ovillo que había creado, siempre con la intervención del Reino Unido, para ordenar de forma inteligible y "civilizada" el follón que se había provocado en tierras de África, Sudamérica y Asia, tras las guerras mundiales, con las fronteras de países que formaron parte de imperios europeos como protectorados o así.
La ONU, en 1966 emitió un arbitraje de compromiso para aquellos pueblos muertos de hambre (y que se siguen muriendo de hambre, además de matarse a machetazos entre sus distintas etnias) en 1966, y al que se han agarrado todos los tradicionales nacionalistas, y los que no eran tradicionales, para dar por saco a los ciudadanos de la nación que les da de comer.
Pero, insisto, por favor, que se vayan a hacer puñetas los catalanes, de una puñetera vez, y vamos a ocuparnos, si no de vivir, de sobrevivir en esta destrozada España.
En cuanto a Vascongadas, y otras Comunidades terroristas, y teniendo en cuenta el articulo 145 de la Constitución en vigor, que impide un estado federal, deberá aplicarse el articulo 155, para que, o entren en razón, o respeten, sin más, y por las bravas, las leyes vigentes. He dicho.

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