De modo que el 12 de Abril de 1931 se produjeron simultáneamente 3 golpes de estado, con el propósito de cambiar, no solo el gobierno (como el 11-M), sino el régimen (como hoy día andan dándole vueltas).
Uno de ellos lo inspiraron y lo fomentaron los intelectuales más notables de la época, los que a los pocos días, horrorizados del monstruo que habían parido, salieron pitando de España murmurando "no es esto, no es esto...". A la vez se produjo un golpe militar del ejército (y la Guardia Civil) que había jurado servir a la bandera y al rey, y que arrastrados por Sanjurjo (que algo más de un año despues intentó dar un golpe de estado, el muy cabrón, que moriría en el 36 "casualmente" en accidente de aviación) renunciaron, incluso a protegerle al rey en el camino del exilio, negándose a garantizar su seguridad (por lo que les estuvo muy bien que lo primero que hizo Azaña, fuera cerrar la mayoría de las academias militares). Por último, se produjo un golpe de estado de las fuerzas de izquierdas cuyo propósito, ni siquiera era el bien de una España republicana, sino, manejados y dirigidos desde la URSS, pretenden desatar una revolución bolchevique al estilo soviético, o, aún más, anarquista. Así nació la Segunda República.
El gobierno republicano, que había comprobado el fracaso de la política de Primo de Rivera cuando inició las reformas potenciando infraestructuras, y dada la agitación popular del momento, prefirieron empezar por las reformas "sociales", (es decir carne de circo a la plebe) la Constitución liberal, la enseñanza, la reforma agraria, entregando al campesinado las tierras de la Iglesia y de los burgueses terratenientes, es decir ideas demagógicas y populistas, que no se comían. Además es que era imposible comenzar por otro sitio ya que los ferrocarriles, la telefonía, la industria eléctrica y los transportes, por ejemplo, estaban en manos de capital extranjero, capital ansioso de crear capital, pues nos encontramos bajo los efectos de las secuelas de la Gran Depresión, además de que el capital europeo o americano no se fiaban un pelo de una España que había caído en manos de una izquierda revanchista, revolucionaria y socialista; una España en desorden y caos completo.
El mundo dio la espalda a la Segunda República.De modo que el incendió de iglesias, los asaltos de las fincas, los asesinatos, las purgas y, sobre todo, la política populista (escucha José Luis) no solo no sirvieron de nada sino que resultaron desfavorables en todos los campos. La fuerza y el poder otorgado al mundo de la agitación, el independentismo y los radicales (escucha Rodriguez) se acabó volviendo contra sus intereses.
La República nació fracasada e imposible y la guerra civil había comenzado ya aquel Abril de 1931.De todas formas, en los cinco años que duró aquel despropósito de promesas incumplidas y patético espectáculo ante el mundo, no podía ser más inoportuno, pues Europa se debatía entre dos tendencias políticas radicales: el Comunismo y el Fascismo-Nazismo, y, o pertenecías a una familia o a la otra, no había alternativa. Y las noticias que llegaban a España de los hechos de los unos y los otros, provocaron el pánico entre los ciudadanos españoles, que temieron un gobierno radical de izquierdas, unos (con mayor razón tras comprobar las bestialidades de que eran capaces) y la reacción ultraderechista, los otros (sobre todo tras la fundación de la Falange, en Octubre del 33, por el hijo del general Primo de Rivera).
Así las cosas, los políticos se desentendieron de gobernar y se dedicaron a asegurar su posición. Fueron cinco años de pronunciamientos varios, de todos los colores, motines huelgas, y sangrientas represiones, no de media España contra la otra media (eso es un bulo que siempre les ha funcionado a unos y otros) sino, incluso de las izquierdas contra la república (huelga de la telefónica a los 3 meses de la proclamación) y los republicanos contra la república.
La Segunda República comenzó siendo una cruzada de la izquierda, y terminó siendo una cruzada de la derecha. Las figuras que tanto se han ponderado despues, en realidad eran mala gente; así, los dos presidentes de la república que se alternaron en el poder yo los califico: a Azaña como un canalla y un criminal, al que, cuando le pidieron que sacara a la calle a las fuerzas de seguridad para impedir el saqueo e incendio de los templos, respondió que todas las iglesias y conventos de Madrid no valían lo que la vida de un solo republicano... Y Alcalá Zamora un traidor y un acojonado inmoral.
Curiosamente en un estado de "libertad de opinión" se decreta, por ley, la prohibición de difamar públicamente el nuevo régimen... Curiosamente el cardenal Herrera Oria manifiesta las virtudes de avanzado evolucionismo occidental de la república española... Y curiosamente las fuerzas de la república masacran a los sediciosos de izquierda radical que protestaban, y que habían sido sus aliados en un principio, como en Casas Viejas o Castilblanco.
Otro intento de golpe de estado (que de eso va esta secuencia histórica) fue el de la izquierda revolucionaria, tras ganar las elecciones la derecha de Gil Robles en Noviembre de 1933. En fin, más golpes, pronunciamientos, revueltas, motines... más de lo mismo en relación con el siglo XIX. Pero algunas cosas habían cambiado. El mundo había cambiado. Europa había cambiado y para mal.
Bueno, mañana seguimos.
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