jueves, 27 de mayo de 2010

Bueno, pues habíamos quedado en que Fernando VII entró en la destrozada España, desde Francia, dando un rodeo por Valencia, para contactar con las tropas del general Elío, que le sirvieran de apoyo y de fuerza, para imponer en la capital de la nación su proyecto absolutista, declarando inservible la Constitución de Cádiz.
Ya hemos comentado que esta actitud provocó rechazo y motines en distintos puntos de nuestra geografía, con frecuencia el intento de golpe de estado o pronunciamiento, en lenguaje de la época. Hoy vamos a comentar uno de ellos, puesto en marcha el 21 de Febrero de 1816; el conocido como la Conspiración del Triángulo, protagonizado por el general Ramón Vicente Richart, que encabezaba a un grupo de masones que habíanse repartido la obligación de actuar en grupos de tres personas, no todos militares; cada una a su vez buscaría a otros dos conspiradores y así sucesivamente. Posiblemente se tratara del golpe de estado mejor diseñado de todo el siglo XIX (organizado por la masonería, claro). Su pretensión era asesinar al rey, cuando pasara por la Puerta de Alcalá, por donde solía atravesar cuando se dirigía a visitar a alguna amistad de notoria intimidad nocturna, y despues proclamar la constitución de 1812. Yo creo que, tratándose de la masonería, su propósito estaba muy lejos de implantar una constitución como la de Cádiz de corte liberal, y, digamos que, democrático. Más bien estoy convencido que, habiendo fracasado la revolución francesa, según las intenciones masonas, pues los gabachos hubieron de revertir muchos de los principios nihilistas, anticristianos y antitradicionales, España, la España destrozada por las tropas del poderoso Napoleón y facilitado por los menguados y capones ejércitos oficiales patrios (con las excepciones que ya hemos comentado), y sin ningún rumbo y dirección política, era la presa adecuada para meterle el diente por parte de las logias.
El golpe estaba muy bien preparado, era poco menos que imposible identificar a todos los conscriptos revoltosos, pero, debido a un soplo de dos sargentos de la unidad de Richart, las autoridades tuvieron conocimiento del movimiento sedicioso, detuvieron al general Richart, desbaratando la intentona. En realidad, las detenciones fueron escasas, debido al sistema triangular de recluta que impedía que los implicados se conocieran entre sí. El general Richart sería ahorcado y decapitado despues su cadáver el 6 de Mayo de 1816, junto con otros 50 inculpados, en la plaza de la Cebada de Madrid.
Mañana más.

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