sábado, 18 de febrero de 2012

En 1808, Karagjeorgje (Jorge el negro), fundador de la dinastía serbia de los Karagjeorgevich, se hace reconocer príncipe heredero de los serbios por una asamblea popular. Los exceso de los jenízaros provocan la insurrección de Karagjeorgje en 1804, que pronto deriva hacia un movimiento nacionalista contra el dominio turco, de tal envergadura que Constantinopla se ve impotente para sojuzgarlo. Karagjeorgje vence a los turcos en Misar y libera Belgrado.
Proclamado príncipe heredero de los serbios, recibe el apoyo del zar, pero cuatro años más tarde huye al extranjero al creerse abandonado por Rusia, trás la firma de la paz de Bucarest entre Mahmud II y Alejandro I. Trás la invasión turca se refugia en Austria y en 1817 regresa a su país, donde es asesinado por orden del nuevo príncipe Milos Obrenovich.

Gracián en "El Criticón" escribió:
"Para gobernar locos es menester gran seso y para regir necios, gran saber".
Puedo asegurar, y aseguro, a mis lectores, que llevo varios días devanándome los sesos para encontrar un tema original con que establecer un debate en este blog. ¿De que se puede hablar en relacción con la actualidad española?: ¿del chorizo de Urdangarin que no es chorizo hasta que lo diga un juez? (en este caso no tengo claro si lo oportuno el que el juez sea de derechas o de izquierdas, que es lo que determina el resultado de la justicia española); o de los golfos del PSOE que quieren ocultar su desorganización interna, pasando a la agencia Reuters, que el gobierno del PP exageraba en el déficit de 2011 para pedir limosna, aunque fuera falso de toda falsedad; o que un izquierdista se descuelgue diciendo que de qué nos quejamos si todavía no han matado curas ni han incendiado templos (lo cual es mentira); o que Garzón ha montado un circo que a cualquier persona con un ápice de dignidad le hubiera desplomado la faz de vergüenza, facilitando la incursión de sus patéticos testigos sobre delitos franquistas durante la Guerra Civil, en perjurio (vg. María Martín), en la línea de mentiras que el canoso abogaducho inició hace años, como de las mentiras sobre sus cursos en los que invitaba a unas comidas pantagruélicas a destacados canallas como el nazi Kissinger, en las que se bebieron, Felipe González entre ellos, hasta el agua de los floreros; en la gabelas de los sindicalistas que pancartean a voz en grito (ahora, mientras callaron durante 7 años ante el progresivo paro) en tanto se forran al calorcillo de la banca capitalista; o que nuestros políticos siguen dando, sin reposo, muestras diarias de como forrarse al albur de dolce far niente (en este caso Rosa Diez que ademas del sueldo de diputada cobra el correspondiente al de ex-consejera vasca, mientras a los médicos nos persiguen para que no pasemos consulta privada si nos jubilamos); y precisamente hablamos de los médicos que estamos hasta los huevos de lo que ocurre en la sanidad (algo de lo que ya he comentado en este blog en más de una ocasión, y que cuando he intentado en la prensa profesional hablar de las verdades del barquero me han obligado mis superiores a rectificar lo comentado bajo amenazas de purga y exoneración (algún día, trás mi jubilación escribiré un libro contando todo lo que sé, con nombres y apellidos); o comentamos las agitaciones callejeras sectarias a favor de los intereses del vil Rubalcaba; o insistimos en que un grupo de jueces ("para la democrácia") han manifestado que se niegan a cumplir, aplicar y hacer cumplir las leyes vigentes (naturalmente jueces de izquierdas); y que ya sabía yo, y aquí lo he dicho, que a Garzón no se le iba a castigar por ningún más con cualquier pretexto; que Pepiño es un bendito; que, si tenemos en cuenta que la familia que derrocha y malgasta el sueldo acaba en los comedores de caridad, los catalanes tenían que comer mierda en vista de la destrucción del caladero económico que se han creado y que ya no les permite ni pagar sueldos ni atender a los pacientes en los hospitales; en definitiva que pasar a conversar sobre la actualidad española es hundirse en las movedizas arenas de la ruina económica, de la ausencia de una moral y una ética que, como en Sodoma y Gomorra, salve a un solo directivo, a un solo gestor público o privado de ser un corrupto, cuando no un delincuente declarado, o de la estupidez del ciudadano español que está viviendo con una pensión miserable o comiendo mondas de patata, como en la posguerra, y encima aplaude, abraza y jalea a los políticos y jueces porque "son los suyos". Queridos amigos, estoy cansado; me aburre escribir siempre sobre los mismos temas y, me temo que aburro a quien me lee. España es una cochiquera. No obstante si alguno de mis lectores conoce un puestecito en algún consejo de administración que proporcione buenos dividendos por tocarse los huevos una vez a la semana, que me recomiende, porque estoy adquiriendo un complejo de gilipollas...
Benavente tenía claro que:
"La vida nos dice en sus lecciones que, alguna vez, para ser bueno, hay que dejar de ser honrado".

Feliz descanso.

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