lunes, 4 de abril de 2011

Sin abandonar nuestra Historia de España y siguiendo donde lo dejamos ayer,recordaremos que al final del siglo XVII el estado mental y físico de Carlos II era catastrófico. Se hizo cargo del gobierno la histérica de la reina Mariana, que cedió los poderes al cardenal Portocarrero, quien más que preocuparse por gobernar se dedicó a intrigar para preparar el nombramiento del candidato a la corona española, según su propio interés, ya que estaba claro que el rey era incapaz de tener hijos (estaba hechizado), y yo creo que ni de intentarlo, y además se encontraba físicamente en las últimas.
El candidato del cardenal era Felipe de Anjou, nieto de Luis XIV de Francia, mientras el favorito de la reina Mariana era su sobrino el Archiduque Carlos de Austria. Esta doble candidatura creó tensiones tan poderosas en Europa que condujo a una guerra civil en España conocida como la Guerra de Sucesión.
En realidad Carlos II padecía, según se ha afirmado recientemente, una enfermedad cromosómica conocida como Klinefelter, que provoca retraso mental y graves trastornos físicos congénitos. Según el informe del médico que hizo la autopsia a su cadáver, observó que: "No tenía ni gota de sangre; su corazón era como un grano de pimienta; sus pulmones estaban corroídos y los intestinos putrefactos. Además su cabeza estaba llena de agua y solo tenia un testículo negro como el carbón" ¡Vamos! Una joya.
Más en favor del rey hay que testimoniar que, hasta su muerte el 1 de Noviembre de 1.700, con 38 años (nadie creía que pasara de la niñez) hizo todo lo que pudo por España, (no gran cosa, claro) lo que es más de lo que se puede decir de muchos otros reyes posteriores, supuestamente lúcidos y sanos. Ciertamente en el testamento final de Carlos II (porque redactó varios, siempre bajo presión), cuando ya agonizaba, dejaba la corona a Felipe de Anjou, aunque la verdad es que Portocarrero dirigía su mano con la pluma entintada, puesto que él era incapaz de escribir, ni de pensar siquiera, firmando por él un documento ya previamente redactado. Carlos de Austria no tragó, buscó aliados (entre otros los catalanes) y arremetió contra Felipe, que ya estaba en territorio español. La Guerra de Sucesión, en la que combatieron distintas naciones de Europa apoyando a uno u otro bando, fue ganada por Felipe de Anjou, que reinaría como Felipe V, ¡el primer rey Borbón! dando fin así la saga de los Augsburgo, o los Austrias.


Anatole France, en las notas marginales a su obra "Infancia" afirmaba:
"Dudo que haya nada en el mundo compatible con la facilidad que tienen las mujeres para olvidar lo que para ellas lo ha sido todo. Este poder espantoso de olvidar, y su facultad amorosa, las convierten en verdaderas fuerzas de la Naturaleza".
Bien es verdad que en estos días estamos leyendo y escuchando todo tipo de comentarios y alusiones referidos a los actores o espectadores del circo de la "sucesión" zapateril, y no seré yo quien añada alguna insensatez a las que ya nos regalan políticos y votantes, si no es necesario, que no lo es por el momento.
Más impactante me resulta haber tenido conocimiento de la falta de sensibilidad y vergüenza de una juez catalana que ha tenido el cuajo de añadir al drama, a la tristeza de un padre de haberse quedado en el paro, la de retirarle, por este solo motivo, la custodia compartida de sus hijos menores; señoría vaya mi nausea y mi desprecio más absoluto hacia su persona. Y al hilo de esta tragedia singular, verdadera tragedia, y no lo de ZP, para comentar que, evitando hacer sangre que es lo que me piden las tripas, nunca entenderé como es posible que las mujeres estén convencidas de que los hombres no queremos a nuestros hijos con todas nuestras fuerzas y manipulen su existencia como si tuvieran un derecho supremo de posesión sobre ellos, algo radicalmente en contra de una realidad humana e incluso biológica. Aunque también es posible que sepan ciertamente las damas, con precisión calculada, el daño que hacen, al varón cuando así actúan. ¿Despecho? ¿soberbia? ¿maldad? ¿mentalidad psicopática?¿"violencia de género" impune ante la sociedad, a sabiendas de que "los hombres nunca lloran" pero como se les puede hacer sufrir? Verdaderamente es difícil encontrar corazones más abyectos que el de las mujeres, con un montón de excepciones, y el de los obispos. En cualquier caso materia pera meditar, y odiar.
Y el mismísimo Cervantes, en un pasaje del Quijote, parte II, cap. XXII, pone en labios del ingenioso hidalgo estas palabras:
"Opinión fue de no sé qué sabio que no había en todo el mundo una mujer buena, y daba por consejo que cada uno pensase y creyese que aquella sola buena era la suya, y así viviera contento"
Y mira que la metedura de pata de Miguel Ángel Rodriguez, político y escritor, hombre al que siempre he considerado inteligente y capaz, que no se le ocurre otra cosa que llamar nazi al doctor Montes. ¡Pero hombre! ¿como nazi? ¿que tendrán que ver los nazis con los comunistas marxistas revanchistas trincones? El tal Montes este pertenece a una raza de asesinos (presuntos claro) en serie, pero te recuerdo Miguel Ángel que de ellos los comunistas, que ahora nos quieren convencer que son demócratas (otra razón para no serlo yo), asesinaron a cien millones de seres humanos, mientras los nazis solo a cincuenta. Y de entre esos asesinos, no pocos andan pululando por el pago español recibiendo honores y sinecuras, o bien dando lecciones de "democracia", derechos humanos, defensa de los trabajadores y no sé cuantas villanías más, vestidos, si no de corderos, sí de sindicalistas, diputados e incluso héroes de guerra. Nazi no, amigo mío, simplemente comunista, y basta.
Que me perdone el bueno de Miguel Ángel, pero debo referirme ahora a una frase de Victor Hugo que afirmaba:
"...el burro, ese soñador de cuatro patas... pone inhiestas las orejas algunas veces cuando los filósofos dicen tonterías"
Y hablando de comunistas, Fernando arrabal, un hombre inteligente, culto, polifacético e inevitablemente resentido, más francés que español, por voluntad propia, anda, rondando ya los 80, de extravagante adoctrinador y va a protagonizar unas mesas redondas en París sobre "Surrealismo, movimiento pánico, teatro y televisión", con las que pretende demostrar que ya se le va la olla. De intelectuales de este jaez, que lo es sin duda alguna, muy amigo de Cela y Dalí y más rojo que la pasionaria, hemos de temer y aprender, porque son los privilegiados cerebros capaces de crear como los ángeles o destruir como demonios. Pero denme un Arrabal antes que muchos Zapateros, Pajines, Pepiños, Rubalcabas, Mendez, Tojos, Laras, Chacones, Galas y otros pendejos ignorantes con los que tenemos que bregar a diario.
Decía Bacon, en "Los Ensayos de Moral y de Política":
"Los audaces no sirven para los primeros puestos donde las cosas se resuelven, y solo son buenos para ejecutar, cuyo oficio pertenece a puestos más secundarios".

Perdónenme las damas pero los hombres recibimos a diario una somanta de palos y andamos callados; hoy les ha tocado a ellas. Que descansen.

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