sábado, 16 de abril de 2011

Sigamos sumergidos en nuestra Historia de España de modo que vamos a contar cuatro cosillas de Carlos IV, hijo de Carlos III. Comenzó a gobernar en diciembre de 1788. Ya siendo bien jovencito dio muestras de ser corto de intelecto y débil de carácter, pero de mayor se reveló más bien como imbécil de baba, y un necio sin ideas propias -afortunadamente, aunque consiguió que las Cortes aprobaran su proyecto de derogación de la ley Sálica, sin que se llegase a aplicar- que, quizás espantado por los acontecimientos ocurridos en Francia con la Revolución Francesa y el paso por la guillotina de su primo Luis XVI, delegó toda responsabilidad de gobierno en las manos de la taimada, intrigante y mangoneadora de su esposa (además de fea), Mª Luisa de Parma, con la que tuvo 14 hijos, aunque embarazada estuvo 24 veces, y de su valido Manuel Godoy.
Con ello parece que el rey tenía claro que entre la tarea de tener hijos, yantar, con escasa mesura, en banquetes y arreglar relojes, SM lo tenía todo hecho. Afortunadamente heredó de su padre dos grandes políticos: primero Floridablanca que al contemplar los acontecimientos que tenían lugar entre los gabachos en 1789, cerró las fronteras pirenaicas con el ejército, dio cerrojazo asimismo a las Cortes y aisló España para que la "tóxica nube revolucionaria", no penetrara en el solar patrio. Pero todo parecía inútil. Las noticias corrían como la pólvora. Entonces tomó las riendas de la gobernación Aranda, que intentó lo contrario, es decir llevarse bien con los miembros del gabinete revolucionario francés... Un fracaso.
De modo que en 1792, por decisión de la reina, le soltaron toda la responsabilidad al gallardo de Godoy, en realidad un oficialucho de medio pelo, sacado del cuartel por caprichito de Mª Luisa. Bueno, pues el desastre nacional estaba cantado, ya que toda la gobernabilidad del estado español tenía lugar a remolque de lo que ocurriera, día a día allende los Pirineos; y esta sería la norma el resto de su reinado.
De entre todos los hijos de Carlos IV, el Príncipe de Asturias era su retoño Fernando, precisamente; una de las personas más traidoras, ruines, falaces, rufianes y embusteros de la historia de España, ¡hasta nuestros días!, al que España, y los españoles le importaban una higa, pero, mira por donde, ha pasado a la historia como el rey "Deseado". El enfrentamiento entre los reyes, Godoy y el príncipe, impediría traer a nuestro país nada que no fuera desgracia y sangre, en consonancia con los acontecimientos europeos, y un retraso, en todos los terrenos, del que, aún no nos hemos recuperado.

Ricardo León en "La Escuela de los Sofistas" nos dejaba esta reflexión:
"La mayor parte de los hombres reposan tranquilos y satisfechos sobre un cierto número de lugares comunes que les ahorran el trabajo de pensar... El lugar común es el dogma del necio".
Es inevitable, ineludible, forzoso, y mira que me fastidia, pero hay temas de actualidad que le arrastran a uno como una avalancha, y me es imposible soslayar el comentario de moda, dada su trascendencia.
El otro día compartía yo con mis lectores la necesidad de ciertos sucesos de nuestra historia reciente para que sirvieran de pasto y recebo a los personajes que dominan el poder patrio, y concretamente afirmé la necesidad que la mayoría de las instituciones del estado tienen de la existencia de ETA, pues sin esta organización mafiosa de izquierdas no tendría sentido en España cualquier otro suceso, y mucho menos la política propiamente dicha.
¿Por qué un grupo de átomos de carbono se organizan en un anillo bencénico? pues por proximidad y por afinidad de valencia; es así de sencillo. ¿que da un cierto aspecto morfológico, deforme si quieren, pero materializado ante el escaparate nacional e internacional? Pues la ETA, cuya máxima utilidad ha quedado reflejada en su utilización en el 11-M para conseguir el poder, esos que dicen que también son de izquierdas como la ETA de hecho el actual presidente del gobierno se ha definido como reojo (y feminista, es decir imbécil). Y el debate de si el PSOE está negociando o no con esa mafia vasca asesina (como todas las mafias) resulta una controversia que, por estúpida y ofensiva a mi inteligencia, debo confesar que me trae al fresco.
Ahora bien, lo que me ha dejado descolocado es el disfraz del PP; ahora resulta que son la madrastra de Blancanieves, camuflada de inocente ancianita con su cesto de manzanas envenenadas. Que Rajoy es un traidor no es nada nuevo, de hecho ya se lo llamé, en una carta personal, hace varios años, sin recibir respuesta, claro, cuando le vi las canillas por debajo de la puerta. Que no trago al OPUS, y, por tanto, a los opusitores, elementos siniestros capaces de pringarse en el asesinato de Juan Pablo I, y en lo que haga falta, es teorema que forma parte de la ecuación de mi ser más íntimo, de modo que Trillo simplemente me ha repugnado siempre, sentimiento que me provocan también las cucarachas. Pero este asunto de apoyar al gobierno de la nación para dar cancha a los asesinos vascos, en razón de no se sabe que oscuros motivos. Esta es la negociación que más me preocupa en este momento, porque, a nadie le cabe dudas de que España esta siendo vendida por parcelas al mejor postor, y su patrimonio despachado en almoneda, pero es que los españoles, nuestro presente, nuestro futuro y el nuestros hijos (el que los tenga), el de los ciudadanos como personas se está vendiendo en pública subasta, y no sabemos a quien, ni a cambio de qué.
¡Majestad!, o espabiláis y tomáis cartas en el asunto o ¡Viva la república! Os lo dice un monárquico por inmersión histórica.
De los pensamientos, máximas, caracteres y anécdotas de Chamfort, extraigamos esta afirmación:
"Conservad, si es posible, los intereses que os atan a la sociedad; pero cultivad los sentimientos que os separan de ella".

Buenas noches.

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