lunes, 25 de abril de 2011

Hasta ahora, en este recordatorio de nuestra Historia de España, no he dicho una palabra sobre las posesiones de España en el mundo. ¡Miento! Sí dije que durante el reinado de Felipe II en ellas no se ponía nunca el sol. Pero ello no podía seguir así. España, desde entonces, iba empobreciéndose como estado y como "unidad de destino en lo universal", es decir como "imperio hacia Dios" , vamos, que iba quedándose en cueros. Concretamente, al entrar el siglo XIX, a lomos de la calamidad de Carlos IV y Fernando VII, nuestro país, que durante unos años se desangró en una guerra cruel y marcha a trancas y barrancas en un absoluto desgobierno, mostrando ante el mundo sus precarios andrajos, se transforma en despojo moribundo para las mas carroñeras aves de rapiña (principalmente los ingleses, que por donde han pasado han medrado robando a manos llenas).
Con estos dos ilustres Borbónes ya comenzamos a perder todos los territorios del sur de EEUU, a raíz de su independencia (de 1779 a 1783), incluso vendiendo territorios a los americanos, como ocurrió con Florida, por 5 millones de dólares. El desgobierno en la madre patria, durante el periodo napoleónico, provocó, primero levantamientos populares en las Américas, y posteriormente, a cargo de los "libertadores" Bolívar y San Martín, volaron todas las colonias de centro y sur América. Y no es que ello fuera ni malo, ni inevitable (que haríamos hoy nosotros con tipos como Chavez, o Morales, Correa, Karitz, Zelaya, Ortega, grupo de los Kirschner, Bachelet, etc; ¡vaya punta de ganado!), ni innecesario, sino que España basaba una gran parte de su ya maltrecha economía, muy quebrantada por el elevado coste de evitar con el ejército y la armada lo inevitable en las importaciones llegadas del otro lado del occeano. Cuando la vaca americana dejó de dar leche, en la primera mitad del siglo XIX, la hambruna en nuestro país comenzó a hacerse crónica. A ello se sumaron las malas cosechas, debido a la "Pequeña Glaciación", y las epidemias, y los brazos jóvenes muertos en una u otra guerra... A España solo le quedaban Cuba, Filipinas y los protectorados del norte de África, que solo dieron penalidades.
Desde la muerte de Fernando VII, en que, como ya comentamos, comenzó la primera guerra carlista, guerra civil reincidente que se extendería por casi todo el siglo XIX, y hasta el comienzo del reinado de Isabel II, en 1843, regentó la corona su madre la intrigante Mª Cristina, entre las disputas de tres generales que perdían el tafanario por detentar el poder, a saber: O´donell, Espartero y Narvaez.
Isabel comenzó a gobernar a los 13 años. Resultó, en esta primera etapa, una niña mal educada y caprichosa, que de vez en cuando metía baza en el gobierno, aconsejada por arribistas, bien nutridos cortesanos, beatos y cenobitas de avío, y liaba cada zapatiesta de mucho cuidado. Afortunadamente, pasó a una segunda etapa, tras la boda con el ninfo cacorro de su primo Francisco de Asís, en que se dio con fruición al jaranero arte de fabricar niños (o al menos de no perder la oportunidad de intentarlo) con cualquier caballero que pasara por la cercanías, hasta el punto de que, hoy todavía se tienen dudas de la paternidad de su hijo y, finalmente sucesor, Alfonso XII.
Poco podemos decir positivo de los distintos gobiernos de Isabel II, salvo que se llevó a cabo la tímida extensión de los ferrocarriles, algunas obras hidráulicas (como el canal de Lozoya que lleva su nombre), la apertura de algunas universidades que cerro el mastuerzo de su padre y poco más. Así las cosas, y siendo insostenible la situación socio-política, y la ruina total del estado, la situación revienta, con un golpe de estado el 18 de Septiembre de 1868, que fue conocido como "La Gloriosa", de la mano de los generales Topete, Prim y Serrano de parte de todas las fuerzas políticas. A SM la sorprendió el evento veraneando en San Sebastián y tuvo que salir pitando exiliada a Francia con uno de sus amantes de turno (no recuerdo si fue Moltó, Arana o Marfori), en tanto en el país se reúnen las Cortes Constituyentes, se crean Juntas Revolucionarias, se nombra regente del invento a Serrano, y se declara que España es una monarquía ¡sin rey! ¡Cosas de nuestra España!


Cánovas del Castillo afirmaba:
"Los que imaginen, si los hay, que los gobernantes felices y victoriosos únicamente abrigan eminentes cualidades, ni han estudiado de veras la historia, ni deben de haber intervenido personalmente en los grandes negocios de estado".
Bueno pues hoy invito a reflexionar a mis lectores acerca de un tema que nunca pensé que llegaría a ser motivo de conversación en mi blog. Me refiero a un vulgar asunto deportivo, como tantos otros que vienen siendo cartel de las páginas de deportes de la prensa especializada en tales eventos y que, habitualmente me traen sin cuidado. Pues resulta que la atleta Marta Dominguez ha sido victima de una encerrona preparada por las autoridades del Consejo Nacional de Deportes. En fin, esto no parece nada nuevo, ni siquiera interesante. Pero cuando me he decidido a informarme con más detalle en la prensa nacional, han vuelto a erizárseme los pelos de la nuca; resulta que estamos ante un fenómeno político de alto calado en el que se implica la honorabilidad del propio estado de la nación española y la credibilidad de una institución tan tradicionalmente popular como la Guardia Civil.
Que la honorabilidad en un político es un ornamento innecesario para la practica de semejante actividad, no cabe ya ninguna duda a nadie en nuestra nación. Que la vileza y la traición en un partido político de la tradición infame, indecente y deshonrosa como el PSOE, que ha cometido, durante el periodo que nos ha llevado desde la muerte de Franco hasta el día de hoy, todo tipo de delitos, desde el secuestro, el robo, la prevaricación, el cohecho e incluso el asesinato hasta para conseguir el poder, ya hay pocas personas que lo desconozcan; que compran a jueces, fiscales, médicos, políticos de otros partidos, e incluso votantes, con cuatro perras, está a la orden del día. Y que Rubalcaba es, de entre todos los indecentes galopines que nos tienen rodeados a los ciudadanos, el más nauseabundo representante del partido actualmente en el poder, es una afirmación que por repetida en mis escritos no voy a reiterar más. Pero la trama que alrededor de una deportista de élite mundial, perteneciente al PP, se ha tejido para obtener ocultación de culpas en el incidente de los controladores aéreos, hundiéndola ante la opinión pública como hacía la inquisición e incluso siendo torturada por la "Benemérita" en un calabozo, estando embarazada de 3 meses, institución armada esta que se prestó a saltarse a la juez que entendía el caso de presunto dopaje de Marta, para provecho político de Rubalcaba y Lissavetzky, es de una felonía y una maldad institucional solo comparable al nacional socialismo en los años 40 del pasado siglo.
¿Que nos queda ya a los españoles? La policía colabora en beneficiar a los asesinos de ciudadanos informándoles del riesgo de ser detenidos ; los mandos de ejército se bajan los pantalones ante una ministra independentista que odia a España; El partido en el poder cuenta con grupos de maleantes que pueden ser activados para apalear e incluso matar a las personas en beneficio de la politica que les convenga; la justicia reverencia sus deseos permitiendo la violación de las leyes sin ningún recato; la enseñanza se ha transformado en adoctrinamiento de la juventud según los cánones masónicos (que no socialistas); el enriquecimiento de la clase política y pseudopolítica se lleva a cabo en plena luz del día a la vista de todo el país; se ha parcelado la nación para debilitar su presunto patriotismo; el Jefe del Estado no sabe, no contesta, y no se le espera y la propia Guardia Civil colabora con el delito estatal. Ni al propio Adolfo Hitler se le hubiera ocurrido trenzar un horror tan abyecto alrededor de un cartel que dice "pais democrático", otro que reza "estado de derecho" y un tercero que afirma "todo por la patria".
Amigos lectores las riendas de la cuadriga nacional está manejada por el PSOE sin remedio y sus aliados y guardianes. Solo una revolución ciudadana, una insurrección cívica, una conspiración de la gente negándose a votar en todas la elecciones y bloqueando el sistema podría terminar con esta locura que de aquí a dentro de un año puede traer desgracias irreparables.
Alguna vez creo haber referido esta frase de Benavente:
"Las personas inteligentes y prácticas solo hacen el mal que les conviene. Dios nos libre de las personas de pocos alcances que hacen el mal aunque no les convenga".

Buenas noches.

No hay comentarios: