lunes, 7 de enero de 2013

Ya en posesión de la corona de México, según lo acordado el 10 de Abril en el tratado de Miramar, Maximiliano de Absburgo hace su entrada en la capital del nuevo (segundo) imperio mexicano, el 16 de Junio de 1864. Le acompaña su esposa, la ahora emperatriz Carlota María,  hija del rey de Bélgica. Hijo del archiduque Francisco carlos de Austria, había intervenido escasamente en la política de su país, lo que favoreció el propósito del emperador francés, Napoleón III, de emplearle como instrumento para extender a México su dominio. Trás la invasión de la república mexicana por Inglaterra, España y Francia, para forzar al presidente Juarez al pago de la deuda externa, los gobiernos de Londres y Madrid accedieron a un pacto que Francia no aceptó. Mantuvo en México su ejército de invasión, que tomó la capital, donde una asamblea de notables, con predominio conservador, decidió restaurar el imperio mexicano y ofrecer la corona al príncipe Maximiliano. Despues de entrevistarse con Napoleón II, Maximiliano decidió aceptar el ofrecimiento, que iría acompañado de su renuncia a todos sus derechos sobbre el trono austriaco.
 
Antonio Cánovas, en el discurso pronunciado en el Ateneo de Madrid el 6 de Noviembre de 1889, decía:
"La experiencia de todos los día enseña que no cabe que exista colectividad o clase que con cualquier motivo esté llamada a querer o mandar algo, sin dividirse en partidos".
Hace años que en España contamos con asociaciones pseudopolíticas para todos los gustos, aprovechando que en tiempos del franquismo no podían existir de ninguna manera. De modo que remontándonos 30 años, o quizás más, se inauguró otra forma de expresarse en nombre de la sociedad, de revolverse contra la injusticia de parte del pueblo, de negarse a aceptar con indiferencia lo inevitable a cargo del veedor de telediarios. Ante el crimen vasco aparecieron multitud de grupos populares que reivindicaban el rechazo a la violencia, pero de manera "democrática", es decir, tal y como se entiende en este país, poniendo la otra mejilla. Las "personas de bien y de órden" no exigian el ojo por ojo ni diente por diente, sino que cuando se encontraban por la calle al asesino de su padre, de su hijo o de su hermano, paseando tranquilamente, gracias a los cautos oficios de los jueces y santificados por los obispos de aquella tierra de los Várdulos y Caristios, posteriormente vasconizados o vascongados, el manual del buen demócrata (antes era del buen cristiano) exige agachar la cabeza y correr chorreándo lágrimas con la cara oculta entre las manos... y por supuesto inscribiéndose en alguna organización como Víctimas del Terrorismo, Voces contra el Terrorismo, ACVOT, Asociación 11-M Afectados del Terrorismo, Fundación Victimas del Terrorismo... (todos aquellos que hayan visto la película "La Vida de Brian" reconoceran el simil acerca de la Unión del Pueblo Judaico, Unión Judaica del Pueblo, Unión del Pueblo de Judea, etc) Por otro lado nacieron ¡Basta ya!, Manos Limpias, Manos Blancas y más recientemente Covite, entre otras muchas formas de no hacer nada al respecto del asesinato, la extorsión, el secuestro y el dominio de una mafia de extrema izquierda en una región española, pero recibir, al menos, una subvención estatal y mantener sin dar ni golpe a un montón de personas sin otro oficio conocido que convocar manifestaciones dos veces al año. A esto ya nos hemos acostumbrado. Pero hay un segundo escalón cualitativo de asociaciones con un matiz político todavía más acentuado y con propósitos de avance hacia lo que en España resulta una profesión que algunos, demasiados, acogen desde la adolescencia y no la sueltan hasta más allá de la jubilación, algo que los italianos conocerían como el "dolce far niente", pero con vinculación económica a los presupuestos del estado. Del PSOE se desligó el partido UPyD de Rosa Diez que anda por ahí navegando unas veces con vela triangular y otras con vela cuadrada, mientras, no sabermos de donde, pero acto seguido brotó del jardín de lo democráticamente posible un partido catalan buenista "totalmente español" del nudista Alberto Rivera que se llama Ciudadanos y que sirve para que don Alberto, y alguno más, viva sin dar un palo al agua ni produzca nada útil. Abundando en estos ejemplos hace escasos años se creó la Fundación para la Libertad, al parecer para incrementar el caudal lacrimoso sobre los pecadillos de los vasco, organización que se va a pique por razones financieras sin que no haya oído hablar de ellos ni sus mismísimos progenitores, y más tarde se fundó la Plataforma Democrática y Libertad en la que se acogían aquellos que deseaban opinar de manera discrepante de la oficial. Estos nacieron en la época de Zapatero como grupo de opinión, pero, como no, rapidamente se han politizado al abrigo de la editorial Intereconomía y bajo la sombra de un personaje tan inteligente y siniestro como Mario Conde, oportunista donde los haya,  fundaron el partido político Sociedad Civil y Democracia que, si algún día obtienen algún escaño, será sin duda para provecho de Conde que de esa manera se incorpora a la profesión más productiva, inútil y corrupta del estado español. Pues ahora parece que hemos llegado al despropósito absoluto de asociaciones "civicas" y "de opinión" (porque de utilidad y eficacia nada de nada), pero con vocación política, es decir de vivir del pesebre que mantenemos los que todavía trabajamos, que resultará de la agrupación de personajes tan dispares com Bono, Zaplana, Trujillo, Acebes y demás descalabrados trás algunos tsunamis políticos y que, nadando contra corriente, harán todo lo posible para subirse al barco. ¡Espectacular! Y nos parecían extravagantes los mejicanos con un emperador austriaco en los años 60 del siglo XIX. Ya solo nos queda esperar tranquilamente a ver por donde nos sale Esperanza Aguirre. Manténgase atentos a la pantalla.
Ortega y Gasset en "La Rebelión de las Masas" escribió:
"Ya no hay protagonistas; sólo hay coro".
 
Felices sueños.

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