martes, 15 de enero de 2013

El papa Urbano VIII, en 1642, lanza desde su solio romano un anatema oficial contra el uso del tabaco, al que acusa de ser vehículo de discordia social, perturbador de la armonía familiar e inductor de alucinaciones y de prácticas aberrantes. El hábito del tabaco, una hierba americana que Colón introdujo en Europa al regreso de su primer viaje a las indias, se ha generalizado en todo el viejo mundo y cuenta con numerosos adeptos entre la clase sacerdotal y también, al parecer, entre las altas dignidades y prelaturas de la curia romana. La guerra contra el tabaco, sin embargo, no es privativa de Urbano VIII, ya que ha habido reyes, filósofos y moralistas que también lo combaten, y hay quien llega a identificarlo como la causa del declive sufrido por el antes poderoso imperio español.

El 19 de Abril de 1853 el diario "Tribune" editaba unas líneas en una crónica que enviaba un corresponsal desde Londres que era nada menos que Carlos Marx:
"¿Se parará alguna vez el gigante estado ruso en su marcha hacia el poderío mundial?".
Es bien conocida, para quien tenga interés en informarse sin prejuicios, el desarrollo y conclusión de la Unión Soviética, a partir  del año 1989, y que durante un corto espacio de tiempo que pudo acabar en una guerra civil, se produjo un estrafalario pulso entre el presidente de la URSS (Gorbachov) y el presidente de Rusia (Yelsin) para levantar un estado bien a través de una transición progresiva o romper bruscamente con el antiguo régimen para imponer el nuevo, de cualquier forma una insostenible bicefalia. Ganó Yelsin, imponiendo sus tesis en 1991, tras haber sido secuestrado Gorbachov en su residencia de Crimea, un intento de golpe de estado propiciado por su propio gobierno y la KGB para imponerle su retirada y la vuelta al estado comunista, con riesgo de su vida, maniobra que detuvo el propio Boris Yelsin con espectacular beneficio para su causa. Y ahí comenzaron las malas artes. Aquellos polvos trajeron los actuales lodos. La liberalización descabezada y desquiciada de la industria y el comercio en la nación trajo como resultado una serie de oligarquías que impusieron de manera mafiosa su imperio a todo el país. Nada se producía, se importaba ni se exportaba de Rusia sin el conocimiento y la manipulación, para su enriquecimiento, de un puñado de jerarcas que se adueñaron de la transición a la "democracia" tan ansiada por la mayoría de los rusos. Así las cosas, la llegada de Putin no solo es que no resolvió la acción corrupta de las camarillas todopoderosas que se habían adueñado de la riqueza de la nación, sino que, aquel presidente procedente de la más dura policia soviética, la KGB, cuyos métodos dominaba a la perfección, inició algunas represalias sobre los capos económicos para demostrar que allí el que mandaba era él. Y funcionó. Funcionó a favor de Putin no a favor del estado y la sociedad rusa. Putin se había transformado en el capo de la mafia rosa. En realidad el presidente no persiguió con la ley sino que se hizo con las riendas de la mafia rusa creando las bases de un estado corrupto hasta los cimientos, con una pléyade de funcionarios, policias y militares corrompidos que actuaban asesinando, torturando y eliminando a los indisciplinados; jueces al servicio de la mafia estatal, cárceles para la tortura y el exterminio de personas no gratas al poder criminal superior, pero todo controlado por él mismo, por el todopoderoso Vladimir Putin. Este escueto relato puede ser refrendado por los lectores rusos de este blog, que los tengo, me consta. Y si la dictadura Lenin-Stalin fue responsable de la mayor masacre de personas de la historia (se calcula que se acercarían a 100 millones) los crímenes cometidos por el estado en la actual Rusia, manejada, manipulada por el zar Putin, dentro de 30 años, es posible que nos vuelva a sorprender y espantar.
En España, tras una dictadura infinitamente más blanda que la soviética, se nos aseguró que la democracia estaba servida. A día de hoy, la dejadez, la avaricia, los privilegios de oligarquias (burguesa catalana, por ejemplo), las amistades políticas individuales o colectivas (la Andalucía y Extremadura "socialista" o la Valencia y Baleares del PP) y los intereses políticos del momento (el intocable terrorismo vasco) han provocado, estan desarrollando sin pausa un estado de corrupción institucional de progresión más lenta, pero inequivocamente institucional, que es posible que en el momento actual ya sea demasiado tarde para desmontar. Si consentimos que los poderes políticos y sus intereses económicos personales se hagan, es un suponer, con los beneficios que supone la entrega a empresas privadas y poderosas relaccionadas con los políticos de turno, de la sanidad pública, le seguirán los demás servicios sociales como la justicia (ya muy corrompida), la enseñanza (que en algunas regiones es manejada descaradamente por el gobierno comunitario), la vivienda (hundida hasta los cimientos por las mercedes y patrocinios concedidos a las constructoras por el estado), una gran parte de empresas crediticias con amparo claramente público, o los bienes de consumo imprescindibles (agua, luz, gas, combustible, alimentación, etc.) monedas de presión para exprimir al ciudadano, el camino de una España, en otro momento pujante, la dirige hacia el precipicio.
Según Eugenio D´Ors, en "Los Diálogos de la Pasión Meditabunda":
"El sonrojo puede ser nuestra última nobleza, cuando ya el silencio parece haber dejado de ser nuestra última y triste virtud".

Feliz descanso.

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