jueves, 1 de noviembre de 2012

Hoy quiero recordar algún pasaje de un artículo que editó el diario ABC, con motivo de celebrarse el aniversario, a los 30 años, de la coronación del rey Juan Carlos I de España:
"El rey egipcio Faruk, depuesto en 1952, es recordado a menudo por haber pronosticado que con el paso de no muchos años solo quedarian cinco reyes en el mundo, los cuatro de la baraja y el monarca británico... Aun reconociendo que otros países europeos experimentaron dificultades comparables, conviene recordar brevemente la turbulencia y la inestabilidad que habían caracterizado la vida política española desde la Guerra de la Independencia. Durante este periodo España tuvo 7 constituciones, padeció otros tantos pronunciamientos, asistió a 4 abdicaciones reales y dos cambios de dinastía, fue gobernada por dos repúblicas y dos dictaduras, conoció 4 guerras civiles, y sufrió el asesinato de 5 presidentes del gobierno".
 
El artículo 8 de la actual Constitución española dice:
"Las fuerzas armadas... tienen como misión garantizar la soberanía e independencia de España, defender su integridad territorial y el ordenamiento constitucional".
Pues señor, dejando aparte, como precisiones al artículo anterior, que el número de pronunciamientos que tuvieron lugar en el siglo XIX, sumado al intento de golpes de estado desbaratados, supera la treintena (quién apetezca de mayor información puede recuperar mi tésis doctoral, como doctor de Historia de la Ciencia, en la Facultad Complutense de Madrid), que debemos considerar los intentos de regicidio, dos, las dos regencias y las guerras de ultramar que nunca se contabilizan como guerras civiles, pues resulta que nos encontramos a día de hoy la noticia de que el "demócrata" nacional-socialista catalán se reune con el mafioso comunista (pero a su estilo) ruso para solicitar una alianza. ¿No les recuerda semejante episodio aquel hecho histórico en que Hitler le propuso a Stalin un pacto para merendarse Polonia ante los aletargados ojos del resto del mundo? Bien, pues resulta que en otro alarde de extrema estulticia fascista, de las que ya nos tienen saturados los dirigentes de la corrupta CIU, afirma que la relacción España-Rusia es equivalente a una relacción Cataluña Rusia. Ahora, en llegando a aquesta necedad lo que a uno le pide el cuerpo es que la continuada y exasperante provocación del mamarracho de Arturo Mas y la mayoría de catalanes tenga una contundente respuesta, ya; pero claro, resulta que eso es lo que se busca con tales bravatas y desafios, para contar con argumentos suficientes que esgrimir entre quejas, gimoteos y clamores durante la campaña electoral de los próximos comicios catalanes (y digo comicios y no "bebicios" porque el cava pueden ir metiéndoselo estas Navidades por donde les quepa). Pero la inquietud acibara nuestra alma cuando comprobamos que se adorna en el universo de las opciones a semejante gedeón un personaje que yo apostaría por que de una vez por todas progrese en la política catalana o a lo peor nos la colocan en la nacional; y es que la impresentable Chacón, cual rapaz en su buitrera, observa con esperanza renovada la agonía del vil Rubalcaba, en tanto que Pedro J. Ramirez, a la sazón director del diario "El Mundo", ha comenzado a diseñarle la campaña electoral a la ex de ZP, ignoro si gratis o con alguna contrapartida de las que tan aficionado es el poderoso español a tentar. Sí, hombre, la Chacón es esa individua que, para los que conservamos memoria histórica no selectiva, queda identificada por su aversión a "la puta España", admonición que expresó en el pasado reciente, antes de ser ministra, grabada sobre el pecho de su camiseta cuando se posicionó como defensora de las ideas de Rubianes. Ahora dice la raposa que es "rotunda y radicalmente contraria a la independencia de Cataluña", afirmación que, para los que seguimos adornados de buena memoria, entra en contradicción con sus declaraciones a la prensa gabacha, cuando reiteró ser independentista hasta el tuétano de sus tocidas tibias. Así se está escribiendo la historia de la, en otro tiempo, imperial España. Pero como hay que dialogar porque hablando se entiende la gente, pues... este es, amigos, el resultado de un estrafalario siglo XIX, un dramático siglo XX y un corrupto, hasta la fecha, siglo XXI, en el que, en lugar de proclamar el patriotismo en alabanzas a nuestra bandera bicolor, se alardea del triunfo ante el mundo de "la roja". Pues nada "¡viva er furbo!" y a seguir trabajando para una clase política depravada, para un venal sistema financiero y un estado vicioso y descompuesto que ha convencido a tanto ignorante que España es un país democrático y un estado de derecho.
Según el artículo 55 de la actual Constitución española:
"Los derechos reconocidos en los artículos 17,18, apartados 2 y 3; artículos 19 y 20 apartado1, a) y d), y 5, artículos 21, 28, apartado 2, y artículo 37 apartado 2, podrán ser suspendidos cuando se acuerde la declaración del estado de excepción o de sitio en los términos previstos en la Constitución..."
 
Que Dios les ampare.

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