miércoles, 7 de noviembre de 2012

A la muerte de Alfonso XI, quedaba cerrado un periodo en que abundaron en Castilla las agitaciones nobiliarias, provocadas por los pretendientes a la tutoría de la edad menor del rey, pese a ser ejercida esta con mano firme por su abuela María de Molina.
Los que aspiraban a seer tutores eran los infantes don Pedro, tío de Fernando VI, y don Juan Manuel, con la ayuda de otros caballeros, y en realidad lo que consiguen es llevar el reino a la anarquía.
Tras morir don Pedro y don Juan ante Granada, aún surgirian otros nobles, que continuaron ensangrentando Castilla con sus prertensiones. En 1325 Alfonso XI convocó cortes en Valladolid y, aunque solo tenía 14 años, consiguió que le declarasen mayor de edad. A partir de entonces, en acciones que le valieron el título de Justiciero, fue matando a sus tutores y apodeandose  de su posesiones y castillos. De esta forma empezó a depender de la corona el señorío de Vizcaya, que era, hasta aquel momento, el feudo de Juan el Tuerto. Una vez sometida la levantisca nobleza, Alfonso XI podría llevar a cabo su obra de expansión y modernización de Castilla.
 
Schopenhauer afirmaba en "Pererga y Paralipomena:
"Lo que turba y hace desdichados los años de la juventud es la caza del bienestar, emprendida en la firme creencia de que se le puede encontrar en la vida".
Es inevitable que la comidilla mediática de esta semana ronde alrededor de la dramática fiesta de esa majadería que ahora está impuesta en la sociedad española, tan dada a detractar sus raices y cargar con las de los demás, en este caso la aglosajona de Halloween, que ni nos va ni nos viene. Pero, seamos sinceros y no andemos, como de costumbre, mareando la perdiz: naturalmente que la violenta muerte de unas jóvenes es un drama familiar, para sus amigos y el resto de la sociedad, pero la auténtica tragedia social es que los jóvenes españoles consideren una diversión el estar encerrados como borregos en un redil de 20.000 cabezas de ganado, berreando a voz en grito y sin poder moverse ni para orinar (imagino que se lo haran encima), ni poder hablar, y practicamente a oscuras... ¡Y se consienta! Esto es el verdadero drama, y el caldo de cultivo para que crezcan estos eternos adolescentes como las sardinas de los cardúmenes, dispuestas a ser enlatadas, despersonalizados, con la misma sensibilidad que un berberecho y sin la más mínima posibilidad de madurar en la esfera humanística. De modo que, como estas Navidades volveremos a encontrarnos con "macrofiestas" que le dicen a la "berrea" juvenil, indefectiblemente, pues esperemos que, al menos, no mueran violentamente nadie más aunque todos se vayan muriendo poco a poco en cada fiesta entre ruido, alcohol, sudor y drogas. Por otro lado, ya me habrán leido quejarme en otras ocasiones del comportamiento de algunos miserables policias municipales de San Lorenzo de El Escorial, de Villalba y otras localidades de la Sierra; y yo me pregunto: en primer lugar ¿a quien se le ocurrió llamar policias a estos niñatos o desarrapados intelectuales y éticos y carente de toda profesionalidad? porque siguen siendo los guardias urbanos de los años 50, pero indisciplinados, creidos de su placa policial, con actitudes chulescas de cherif del pueblo y sin el mayor atisbo de respeto por el órden, la justicia y la cortesía debida al ciudadano. ¿Como es posible que hubiera fuera del local donde se celebraba la fiesta de Halloween varios miles de individuos emborrachándose y las "fuerzas del órden"  no intervinieran para impedirlo, porque la causa de la tragedia de las niñas no fue el aforo del recinto, ni que el que lo regía sea un golfo y otro el concejal que negociaba con él, ni si la alcaldesa se va a Portugal o a acapulco, eso son intenciones de distraer la atención de la auténtica vergüenza; el drama, el crimen lo provocaron los delincuentes que entraron como cabestros, cargados de alcohol etílico hasta las cejas, y los guardias municipales que estaban fuera haciendo la vista gorda, estos fueron los homicidas, no busquen más, y aquellos responsables de que se cumpla la ley que estan mirando para otro lado todavía hoy.
Y es que nos quieren hacer comulgar con ruedas de molino nuestros politicastros y la prensa complaciente cuando nos tratan como si fueramos, todos, gilipollas al exhibir por todos los medios aquello que quieren que veamos. Otro ejemplo es el del cobro de un euro por cada receta en la Comunidad de Madrid. El nuevo presidente pretende convencernos de que la idea de marras se corresponde con el propósito de racionalizar el uso de medicamentos y el gasto público. Vamos a ver, la imperiosa necesidad de la Comunidad de Madrid de ingresar dinero, por el método que sea. lo mismo que expulsar de los hospitales a final de año a los interinos, de privatizar los centros hospitalarios e incluso los ambulatorios, etc., se debe  a que no hay un duro, y de hecho ya no queda dinero para pagar las nóminas de empleados públicos más que hasta Mayo. La situación es muy complicada, mucho más que lo que puedan pensar quienes no estan dentro de la casa cuartel  de la administración pública. Pero, amigos, el mentir, es el fundamento elemental del político... el otro es robar.
Decía Lord Chesterfield, en "Cartas a Su hijo", de 25 de Septiembre de 1747:
"Observa que los más tontos son los que más mienten".
 
Que descansen.

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