domingo, 18 de noviembre de 2012

Entre  2500 y 1500 adC. se difunde por toda Europa una cultura, de la que se discute su origen, procedente de la Península Ibérica principalmente. De economía primaria pastoril, tiene su actividad más relevante en la metalúrgia del oro y del cobre, y la cerámica campaniforme le concede señales de identidad. En la P. Ibérica tiene sus centros más importantes en la zona del Guadalquivir, meseta superior e inferior, Miño, Duero, valle del Jalón, bajo jalón, bajo Tajo, Galicia, Almería, levante, Cataluña y Pirineos. En todos estos enclaves se dan características  culturales comunes: enterramiento individual; abandono de la iconografía funeraria tradicional; sustitución del armamento de piedra por el de metal; el uso de joyas y adornos; barroquismo en la decoración cerámica, con cambio radical en la realización y en las formas utilizadas. Sería muy aventurado hablar de una "uniformidad nacional", de un principio de Hispania "unida" en sus cauces sociales, pero la historia marca las sendas de los pueblos.

Antonio Machado fue una de las glorias de la conocida como "Generación del 98", junto con ilustres literatos como Unamuno, Pio Baroja, Salinas, Maeztu, Azorín, Ortega... una generación de extraordinarias piezas del tablero de humanistas españoles, a los que la  progresía hispana recuerda, cuando le conviene, con veneración, quizás olvidando que el tal movimiento literario, artístico e intelectual floreció como una reacción patriotica ante la debacle finisecular de una España destruida por el atavismo, la corrupción y la indolencia de muchos. Por ello Machado nos recordó una reflexión que sigue vigente a día de hoy:
"Ya hay un español que quiere
vivir y a vivir empieza,
entre una España que muere
y otra España que bosteza.
Españolito que vienes
al mundo te guarde Dios,
una de las dos Españas
ha de helarte el corazón".
Seguramente la mayoría de los lectores extranjeros de este blog, estarán informados de que en España se produjo en el siglo XX una guerra civil; aquí no se le ha olvidado a nadie. El conflicto, dicen las crónicas históricas, duró desde 1936 hasta el 1939, pero de hecho hoy existen todavía dos Españas enfrentadas a muerte, principalmente porque una de ellas, la que resultó derrotada en la contienda, sigue empeñada en ganar aquella campaña que perdió, 70 años después (en la manifestación del otro día contra la política de Rajoy, no se vió ni una sola bandera española, solo las de la Segunda Repúblia, las rojas o las de los sindicatos de izquierdas). La Guerra Civil Española marcó un antes y un despues; antes del conflicto comprende desde la época de los Homo Antecessor, hace 800.000 años, hasta 1931, y desde esta fecha hasta nuestros días, el después. Con esto quiero recordar a las personas no formadas al respecto que todo lo anterior a 1931 no tiene valor ni repercusión en nuestro quehacer diario, primero porque se desconoce, segundo porque puede conducir a ensalzar a una España de todos y para todos y esto no conviene y en tercer lugar porque se puede manipular al gusto mintiendo y regalando los oidos de la secta.
Aquella dramática guerra española la ganó el ejercito de un general al que se ha etiquetado de fascista (en realidad Franco no era fascista pero se revistió de semejante ropaje porque fueron sus aliados en la campaña grupos paramilitares de esa ideología, como la falange, los restos de los carlistas identificados como requetés, y hoy como PNV de ideología asesina e independista, las JONS, y otros, que permanecian armados trás la victorias y que no hubiera podido controlar en la postguerra si no los hubiera integrado en su política de reconstrucción nacional) y cuya dictadura duró 36 años. Las opiniones acerca de la legitimidad de aquella dictadura, los beneficios de su acción política y social y su legado, lo mismo que la implantación y desarrollo de la Segunda República española, están sujetos a la opinión de aquel que opina, con enorme frecuencia desinformado y tendencioso, pero lo que es una realidad es que la guerra civil no ha concluido y el bando perdedor necesita una victoria urgentemente para satisfacer su "dignidad burlada". ¡Que les voy a contar a los norteamericanos de las secuelas de una guerra civil que tampoco han digerido todavía!.
El dictador Francisco Franco murió hace 37 años; se implantó una "democracia" (mentira) que afurmaba sería la alianza de todos los españoles y la restauración de resentimientos. Pero lo cierto es que hoy día en España no existe la derecha, si acaso cuatro desgraciados falangistas que andan por ahí haciendo el payaso, porque el Partido Popular se define como de ideología centrista (¡vaya majadería!) o, para ser más europeos, cristiano demócrata o democristianos (otra majadería), pero la izquierda (socialistas y comunistas, valga la redundancia) no solo existe, sino que se ha potenciado en su acción desestabilizadora y delincuente hasta extremos decimonónicos, lo cual implica que para conseguir su proyecto, a caballo entre estalinista y masónico, no repara en ceremonias, desde el asesinato en masa (11-M, el GAL), pasando por el secuestro o la intriga, la corrupción  y la mentira política; lo del robo, el nepotismo y el forrarse es algo genético en España. Y esta es la España, destruida por unos e incapáz de ser reconstruida por otros que nos ha helado el corazón y que pretende ser reconocida por los estados europeos.
Espronceda en los primeros versos de la "Elegía a la Patria", cantaba con desánimo:
"¡Cuán solitaria la nación que un día poblara inmensa gente!".

Que ustedes descansen.

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