miércoles, 18 de enero de 2017

Decía Schopenhauer que "África tiene monos y Europa tiene franceses". Yo no quito ni pongo rey, pero no me cabe la menor duda de que semejante afirmación solo pudo hacerla desde una inquina poderosa hacia los gabachos. A pesar de todo, y aprovechando este comentario y la teoría sobre la semejanza entre la parte y el todo, no puedo evitar contemplar, a veces, a España y los españoles como un trasunto social de nuestro Viejo Continente y los europeos.
Para empezar habría que definir quienes son los europeos. Naturalmente yo desecho de inmediato a los turcos. Por lo demás son todos aquellos pueblos que han compartido, en algún momento de su historia, destinos conjuntos y que han mantenido una relación estrecha aunque fuera para molerse a palos. En ese sentido los países escandinavos, entre los que puede añadirse Rusia (que se considera eslava), solo pueden aducir haber cooperado con la historia del resto del continente, a través de las invasiones vikingas, aunque a este respecto, las islas Británicas sí pueden afirmar haber alojado el suficiente tiempo a los normandos, las gentes del hielo, como para haber genetizado una buena parte de su alma cruel, impasible, altanera, ingrata y pendenciera (que posteriormente trasladaron a los EEUU).
Y a eso voy. Yo, a los países nórdicos, a los escandinavos y eslavos, aunque geográficamente lo sean, no los considero europeos; de hecho me cuesta aceptar igualmente a los pueblos de la orilla oriental del Adriático y de la occidental del mar negro. Pero el resto hemos tenido que aguantarnos unos a otros, siglos y siglos lo mejor que hemos podido.
España, crisol de culturas, no puede evitar ser, así mismo, un estofado hecho con algunas viandas caducadas. África tiene monos y Europa franceses... Europa tiene británicos y España catalanes, porque es notoria la similitud entre ambas ruines sociedades, tan próximas al espíritu puro y duro de las mafias (no necesariamente las italianas). Igualmente Europa tiene rusos y España vascos.  Una nación, como la rusa, gobernada durante siglos y siglos por el institucionalizado asesinato (ahora también) del disidente, del contrario a la doctrina impuesta por el poder, tiene su espejo (diría Stendhal) en la tribu asesina del norteño pueblo vascongado, por otro lado mucho más reciente en el desarrollo del Rh marxista-requeté-clerical, más claramente asesino. Y la línea que une a estas dos regiones españolas por el Pirineo sur, comunica a los gemelos más dañinos de la época contemporánea: el comunismo y el fascismo, por otro lado, como escribí en una pasada reflexión, y afirmaban Francois Furet y Ernst Nolte, las dos caras de una misma moneda.
A día de hoy, el alma británica está dando cuenta de sus limitaciones y de la ignorancia de la historia. Sus limitaciones como personas de bien. Estos energúmenos llegan hasta donde llegan y no más allá, posiblemente por vivir en un clima tan desabrido y acre, amargados por una alimentación carente de gracia y de muchos principios activos imprescindibles para acceder a una convivencia feliz o, como dije antes, unos cromosomas contaminados por genes normandos, por cierto, indeseables e indeseados. Y rezuman ignorancia de la historia contemporánea cuando no acaban de darse cuanta de que aquel espíritu bucanero, de que aquel sometimiento y explotación de los pueblos donde ponían el pié, de que aquel expoliar a próximos y lejanos por la fuerza, muchas décadas hace que pasaron de moda. Que se marchen de Europa no debería arrugarnos el entrecejo pues solo han estado unidos al continente en dos ocasiones: a través del imperio romano y durante el periodo en que poseían la Normandía continental, desde el siglo XI hasta que la perdió Juan I (Juan sin tierra). El resto de su historia ha sido un pasar absolutamente del continente, salvo para beneficiarse de sus habitantes, y manifestar de todas las formas posibles que ellos no son europeos y que mucho cuidadito no vaya a ser que os mandemos la armada y os volemos los puertos. Y así siguen (véase sus actuaciones en Gibraltar). Pues que parecido con los catalanes  que no hay quien les quite de la cabeza la idea de que son superiores al resto de los españoles, aunque no paren de hacer el ridículo por el mundo, y se han asido a los métodos más nacional-socialistas que están a su mano para putear a los indiferentes a su dogma, pero sin dejar de aferrarse a la teta de la vaca española. En definitiva, Europa tiene británicos y España catalanes.
Mientras, Putin, el asesino de opositores por el procedimiento tan renacentista del veneno, o de sus propios militares (Kursk), en un estofado de marxismo estalinista al que se le añadió un chorrito de leche para suavizarlo un poco, podría ser el espejo de unas provincias vascongadas en las que el asesinato ya forma parte se su ser, donde el cadáver de una persona tirado en la calle o volcado sobre el volante de su coche, no inquieta a la "ciudadanía", ni les impide dejar de jugar a las cartas (o era al dominó, no recuerdo) en el bar próximo o alterarse en su paseo o atragantarse con su chiquito. Y si hay que votar, porque somos muy demócratas, pues se vota a la ETA y sus apoyos y andando. Europa sufre a Rusia y España a Vascongadas. Como si los europeos no tuviéramos bastante ya con el Islam, la crisis, los rescates, los populismos, la ola de frio polar y Trump. ¡Que calamidad!

1 comentario:

Anónimo dijo...

Doy por hecho que el autor sabe que generaliza injustamente. Por ejemplo, conmigo. Soy vasco y obviamente muchos de nosotros (aunque menos de lo deseable) hemos estado siempre contra ETA. O el artículo es irónico, y no queda muy claro, o es falso por inexacto. No sé dónde vive el autor pero seguro que encontraría en la Historia más de un ejemplo de cobardía moral o actitud criminal en su comunidad, ciudad o pueblo, barrio e incluso familia. A lo mejor hasta en su persona. No se nota en su pieza que sea consciente de esta innegable verdad.