Recientemente el ministro español del Interior Juan Ignacio Zoido parece haber desenterrado el hacha de la justicia, más que atrasada, enterrada en vida para que no oliera mal a aquellos que la apestaron arrastrándola por el cieno del camino, y se encuentra dispuesto a aclarar algunos temas de más que dudosa resolución, digo, sin resolver en absoluto para no perjudicar política y judicialmente a estos o aquellos canallas que sacan pecho de salvadores de la democracia y alzan banderas de progresía incorrupta, aunque todavía existen algunos ciudadanos, entre los que me encuentro, como dice el encabezado de mi blog: "sin adscripción, ideología o creencia que mutile mi libertad intelectual", que somos capaces de pensar sin miedo a los resultados de nuestras reflexiones y, sobre todo, para que no se nos tome por idiotas. Me refiero, y se refiere el ministro,a los casos Marta del Castillo, adormecido porque claramente afecta a "personalidades" de relevancia social, al caso Faisán, que dejó en la boca de muchos españoles el sabor de la sangre escondida en una escupidera gubernamental, y, sobre todo, el crimen del 11-M, que a mí, personalmente, determinó mi convicción, muy anterior, de no implicarme nunca más en ningún folclore pseudodemocrático de este país. Pero miren ustedes que me extrañaría enormemente que el señor ministro fuera capaz de poner los compañones, cuya posesión no le pongo en duda al señor Zoido, encima de la mesa y cargar como un nuevo Quijote contra los borregos que ha ocultado en medio del rebaño a los lobos de fauces ensangrentadas.
Porque la poderosa sospecha de la implicación política, física o de ejecución en la masacre de 2004 del PSOE, de ETA, y de los servicios de inteligencia marroquíes, trípode necesario y suficiente para su finalidad política, y de las implicaciones judiciales y mediáticas en la inyección intravenosa de veneno en los ciudadanos y el seco carpetazo al asunto, no nos ha rendido a un puñado de ilustrados no adscritos.
Y si no recuerden que el comité ejecutivo de ETA se reunió con el PSOE en febrero de 2004 (es decir pocos días antes del crimen); que los dirigentes de Batasuna-ETA y del sindicato LAB llevaban algunos años de reuniones con Eguiguren, del PSE-PSOE, a raíz de que los asesinos vascos hubieran pactado una "tregua" de asesinatos con Carod Rovira para Cataluña exclusivamente, mientras seguirían asesinado en el resto de España; que Marruecos quería liquidar el gobierno de Aznar desde la intentona de Perejil, donde hicieron el ridículo lamentablemente, razón por la que se pusieron en contacto con ETA para planificar un gran atentado que, en vísperas de las próximas elecciones, hiciera caer al presidente español y al PP del gobierno; que el PSOE estaba al corriente de todo y dedicó la campaña, de la mano del vil Rubalcaba, a acusar, hasta de manera subliminal, de fascista al partido popular; que hasta el mismo Rodríguez Ibarra tuvo tantas dudas que dijo que devolvía el carnet y pediría la disolución del partido; que hay una grabación clarificante de Pepiño Blanco a Rubalcaba diciendo: "Ya está todo listo, Alfredo... todo el mundo se ha tragado lo de los islamistas... Hemos ganado las elecciones"; que a Pedro J. Ramírez, que investigó todos estos extremos y muchos otros, le amenazó incluso Zapatero; que Fernando Reinares, catedrático de Ciencias políticas de la Universidad Rey Juan Carlos afirmó que achacar el atentado al envío de tropas españolas a Irak era una enorme simplificación; que Josu Ternera amenazó en el aeropuerto de Frankfort con una masacre por parte vasca; la ocultación posterior de pruebas e implicados por parte de Marruecos; la implicación de mandos de la Guardia Civil, Policía Nacional u CNI, cuya actitud siempre fue sospechosa y con extraña falta de diligencia, como, por ejemplo que la pandilla de moros implicados estuvieran fichados y vigilados y nunca se llegara a su detención; que los expertos negaron que Bin Laden estuviera detrás del atentado, del cual no tenía noticias, aunque pasado eltiempo se apuntó al suceso por interés para capitalizarlo en su beneficio o que los trenes se lavaran con agua y jabón y acetona para que no se detectara el explosivo y que rápidamente se los transformó en chatarra, etc., etc., etc.
Porque algunos sí tenemos memoria histórica.
Y sería posible que el ministro Juan Ignacio Zoido destape de una vez por todas tanta podredumbre cuando su jefe, el presidente Rajoy lleva años evitando tocar el tema... Yo no lo creo.
Porque la poderosa sospecha de la implicación política, física o de ejecución en la masacre de 2004 del PSOE, de ETA, y de los servicios de inteligencia marroquíes, trípode necesario y suficiente para su finalidad política, y de las implicaciones judiciales y mediáticas en la inyección intravenosa de veneno en los ciudadanos y el seco carpetazo al asunto, no nos ha rendido a un puñado de ilustrados no adscritos.
Y si no recuerden que el comité ejecutivo de ETA se reunió con el PSOE en febrero de 2004 (es decir pocos días antes del crimen); que los dirigentes de Batasuna-ETA y del sindicato LAB llevaban algunos años de reuniones con Eguiguren, del PSE-PSOE, a raíz de que los asesinos vascos hubieran pactado una "tregua" de asesinatos con Carod Rovira para Cataluña exclusivamente, mientras seguirían asesinado en el resto de España; que Marruecos quería liquidar el gobierno de Aznar desde la intentona de Perejil, donde hicieron el ridículo lamentablemente, razón por la que se pusieron en contacto con ETA para planificar un gran atentado que, en vísperas de las próximas elecciones, hiciera caer al presidente español y al PP del gobierno; que el PSOE estaba al corriente de todo y dedicó la campaña, de la mano del vil Rubalcaba, a acusar, hasta de manera subliminal, de fascista al partido popular; que hasta el mismo Rodríguez Ibarra tuvo tantas dudas que dijo que devolvía el carnet y pediría la disolución del partido; que hay una grabación clarificante de Pepiño Blanco a Rubalcaba diciendo: "Ya está todo listo, Alfredo... todo el mundo se ha tragado lo de los islamistas... Hemos ganado las elecciones"; que a Pedro J. Ramírez, que investigó todos estos extremos y muchos otros, le amenazó incluso Zapatero; que Fernando Reinares, catedrático de Ciencias políticas de la Universidad Rey Juan Carlos afirmó que achacar el atentado al envío de tropas españolas a Irak era una enorme simplificación; que Josu Ternera amenazó en el aeropuerto de Frankfort con una masacre por parte vasca; la ocultación posterior de pruebas e implicados por parte de Marruecos; la implicación de mandos de la Guardia Civil, Policía Nacional u CNI, cuya actitud siempre fue sospechosa y con extraña falta de diligencia, como, por ejemplo que la pandilla de moros implicados estuvieran fichados y vigilados y nunca se llegara a su detención; que los expertos negaron que Bin Laden estuviera detrás del atentado, del cual no tenía noticias, aunque pasado eltiempo se apuntó al suceso por interés para capitalizarlo en su beneficio o que los trenes se lavaran con agua y jabón y acetona para que no se detectara el explosivo y que rápidamente se los transformó en chatarra, etc., etc., etc.
Porque algunos sí tenemos memoria histórica.
Y sería posible que el ministro Juan Ignacio Zoido destape de una vez por todas tanta podredumbre cuando su jefe, el presidente Rajoy lleva años evitando tocar el tema... Yo no lo creo.
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