miércoles, 22 de agosto de 2012

Desde el desastre de 1898, con la pérdida de las colonias, y lo que económicamente representaba para el país y para la burguesía industrial, principalmente la catalana, es decir la masonería, esta región no dejó en ningún momento de echar leña a un fuego que amenazaba con abrasar la monarquía española desde antes de comenzar el reinado de Alfonso XIII.
Si a eso añadimos la misérrima situación social, la ausencia de una industria mínimamente competitiva, el azote marxista leninista, y la guerra de Marruecos, la nación caminaba hacia una guerra civil indefectiblemente.
Y sería la desastrosa campaña del Rif, trufada de desatinos, penosas acciones militares y traiciones, lo que condujo a una situación tan inestable y tambaleante de Alfonso XIII, que no tuvo más remedio que aceptar un golpe de estado del general de Cataluña Miguel Primo de Rivera, en 1923, aunque se mantenía la figura del monarca. ¡Otro golpe de estado!
Primo de Rivera, en primer lugar resolvió el conflicto de Marruecos, en 1925, que, a pesar de todo, no dejó satisfecho a nadie, pues la alegría del fin del conflicto, que había durado un cuarto de siglo, quedaba ensombrecida por las gravísimas secuelas que había arrastrado en vidas y capital.
Ahora D. Miguel tenía que elegir el camino de reconstrucción, y eligió bien desde el punto de vista económico, pero mal desde el punto de vista político y social. Consideró primario la construcción de infraestructuras, carreteras, ferrocarriles, pantanos, industria... Y posiblemente ese fuera el camino, pero cuyos beneficios llegarían al pueblo, cuando menos a medio plazo, y la miseria no permitía ni un día de plazo, algo que les venía de perilla a la presión de izquierdas, tanto sindical como partidista. A ello habría que añadir la oposición a Primo de gran parte del ejército y del mundo intelectual, lo que condujo al rey a destituir al golpista.
Ahora, Alfonso XIII se había quedado solo, y los errores que cometió a partir de este momento acabarían con su reinado. Al rey, todo el mundo le acusaba de todo, y su acción no podía ser más errática. Se produjeron varios pronunciamientos militares, que no llegaron a prosperar, y la aristocracia y la derecha tradicionalista le abandonó, acusándole de no detener las pretensiones populares, cada vez más "impertinentes".
En definitiva, que el 12 de Abril de 1931 se celebraban elecciones municipales, para nombrar alcaldes y concejales en toda España. Para presentarse a los comicios se asociaron todos los partidos republicanos (hoy día no figuran, como tal, en nuestro espectro político).
En el cómputo general triunfaron los partidos conservadores y monárquicos, pero en las capitales resultaron más votados los partidos republicanos (debido a que los tradicionalistas y la aristocracia, quisieron "castigar" al rey sin presentarse a votar).
En realidad, aquí debía haberse quedado la cosa, en el nombramiento de los distintos concejos, que es para lo que se había votado, pero la acción política de las izquierdas, los republicanos y un buen grupo de intelectuales, sobre todo estos, le dieron a estas elecciones carácter de plebiscito, que no habían ganado, por cierto, y dieron UN GOLPE MILITAR más, declarando instituida la Segunda República. ( Ahora Zapatero quiere dar, igualmente, carácter plebiscitario al hecho de que algunos catalanes, sin contar con el resto de la nación, votaran a favor de un estatuto independentista, para darlo por bueno, saltándose todas las legislaciones que sean necesarias, a pesar de tener controlados todos los altos tribunales de la nación).
Concretamente los intelectuales que impulsaron aquel Golpe de Estado, de la categoría de Ortega, Marañón, Pérez de Ayala, Romanones y muchos otros eminentes cerebros, se habían dejado llevar, parece mentira, de su ansiedad republicana, sin pensar con que país estaban tratando y cual era la situación de agitación revolucionaria y los intereses reales que abrigaba; y eso sin contar con la poderosa acción de la masonería que tan bien supo manejar López Malo.
Y aquí, en este Golpe de Estado de 1931 comenzó la guerra civil. Sí, en 1931, y no en 1936

Máximo Gorki en "El Reloj" escribía:
"En la lucha, las horas de hastío y de angustia pasan rápidas, inadvertidas". Luchemos.
Mariano, aquellos que reniegan de su tradició y su génesis, los que traicionan a su nación y quienes venden la historia y el futuro de su país en el zoco de las rameras merecen tener una larga vida, vivir por toda la eternidad y faltaría tiempo para atormentarse con su bajeza y su insidia día tras día. A nadie se le oculta que el tarado cromosómico de ZP resultaba, al menos y entre otras muchas cosas, ridiculamente grotesco y risible, aunque para nada divertido, pero he de confesar que tu no tienes maldita la gracia, eres patético. Podría entender, aunque nunca aprobar, que te posiciones apoyando el asesinato vasco, en tanto que masacras a los empleados públicos arruinándoles hasta las Navidades, por ejemplo, una de las pocas ocasiones que la vida nos depara para la reconciliación familiar, aunque con ello ni te aproximes a resolver la grave, la crítica situación económica y social de España, para bornearte en el poder regional en las próximas elecciones vascas (aunque hace falta ser iluso para creer semejante ficción), pero es que cada jornada que transcurre te vas ajejándo más y más de los ciudadanos honrados y especialmente de tus votantes y de aquellos que sirviendo durante décadas al interés público soportando la nación sobre sus hombros como modernos Atlas, deberían haberse ganado, al menos, el respeto, si no la gratitud de los gestores de la res pública. Pero eres torpe, necio, traidor, muy soberbio o bien tienes rezones ocultas para tus actos que el razonamiento desconoce. No hace mucho tiempo que se fundó una plataforma de opinión libre e independiente llamada Democracia y Libertad a la cual, en su día, mostré mi simpatía por coincidir con la rebeldía que asomaba a los tristes ojos de alguno de sus miembros, aunque ahora se disuelve y crea un partido político, Sociedad Civil y Democracia, que enarbola un líder, lo que me obliga a retirarme hacia mi aislada domus donde mantengo mi independencia, en virtud de mi aversión a la acción política activa, y que expresa con notable claridad y oportunidad el rechazo de una buena parte de los electores conservadores (creo que de momento unos 10.000) al proyecto del "Partido Socialista Popular". Espero que no caigan en los mismos errores de Rosa Diez, cuya arrogancia y oportunismo nos ha permitido cointemplar como se le transparentaba el traspuntín, para quedarse mucho más distanciada del éxito político de lo que podría haber logrado; la prueba quedará patente en las inminentes elecciones vascas. Es lástima que nadie le haya explicado a Mariano, o si se lo han explicado su altanería y sobrantía no le han permitido entrar en sesudas consideraciones, que la tibieza y los brindis al sol, en nuestra actual situación, podrían haber funcionado en una guardería preescolar pero ya no cuela en un país que esta hasta los cojones de que le tomen el pelo. El toro que el mamarracho de ZP pinchó una y otra vez hasta el segundo aviso, al gallego se lo devuelven a los corrales (lo que significa adelanto de las elecciones generales antes de concluir la legislatura), y la nación, de cualquier forma, será el pagano de un estropicio cuya pormenorización ya proporciona tema, no para un artículo de opinión, sino para una enciclopedia del disparate. Mariano hoy se ha reunido con el Jefe del Estado y me da que ninguno de los dos está por salvar a España, y la historia es inflexible con aquellos cuyos actos no es que sean equivocados sino indignos, serviles e indecentes.
Y recordando a Calderón de la Barca anotemos estos versos:
"...mal de los males,
mortal enfermedad de los mortales,
privación de los bienes,
que en otros entregas lo que en tí no tienes;
ánimo pervertido,
viciosidad del interior sentido
delirio de la mente...".

Que ustedes descansen.

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