lunes, 28 de diciembre de 2015

Existen evidencias de que Europa representa una unidad política, social y metabólica y ello incluye a la misma España, pero no basada en el amiguismo de los pueblos, sino en que todos los países de corte capitalista, el conocido como mundo occidental estamos pasando una enfermedad común, e incluso puede que contagiosa. Aquellas previsiones que alentaban sobre un futuro despejado, un equilibrio universal vacunado de errores, que se elevaron en la segunda posguerra y, sobre todo, tras la caída del muro de Berlín y el derribo del pacto de Varsovia, y por ende, el fin de la guerra fría, ha resultado, como dicen los periodistas y políticos cursis, cortoplacistas. Se han hecho muchas cosas mal, muchas, tanto en naciones tan presumidas como las del norte del continente, como en las "progresistas" del centro o las pre-africanas del Mediterráneo, cada uno a su manera, que diría Sinatra. 
Las ideologías híper-evolucionadas, audazmente florecientes y doctrinalmente avanzadas política y socialmente de la melancólica Escandinavia, pero eso sí, con una densidad de población para todo un país a los que gobernar comparable solo a la de Londres o París -así cualquiera- confiaban que nacían y vivian en el árbol de Yygdrasil  protegidos por Thor y Odín,  se alimentaban de manzanas de lounn e hidromiel y caminaban venturosos hacia el Valhalla esparciendo su ultra-socialismo a los miserables pueblos del sur. Eran, son, inmunes a los conflictos del resto de los europeos.
En las tierras de los Teutones y Eslavos de espíritu vigorizado por su fuerte brazo y creadores de riqueza (industria) y poder. Hombres de acero, de metódico desvelo y alma guerrera, que no tienen empacho en exhibir sus putas en luminosos escaparates. Nada ni nadie puede dominarlos.
El Mare Nostrum siempre ha establecido el mundo de las almas independientes, del yo hago lo que me da la gana, del ingenio desperdiciado, de la cultura romana y cristiana, que es todo lo que les vale cultural y socialmente pero que ahora desprecian porque después de tanta invasión por el norte y desde África no saben cual es su verdadero genotipo, si parecerse a los primeros, a los tristes, a los suicidas blancuchos y rubios a los que envidian; a los teutónicos, fuertes y trabajadores o bien a las gentes del sur, de chilaba, babuchas y pendencias terroristas para alcanzar el puñado de vírgenes que a cada rebelde le corresponda.
Qué distintos todos ellos. Cómo es posible que hayan cometido errores sociopolíticos semejantes. Iguales en el error  y la fracasada política durante décadas, cuyos frutos amargos ya vamos recogiendo. Quién nos iba a decir que Spain ya no es diferent. Aunque todavía nos alienta un hilillo de esperanza, pues aún en la Hispania los socialistas, en el resto de Europa conocidos como social-demócratas, cantan la internacional puño en alto y se alinean con ultra marxistas, anticapitalistas  y destructores del sistema para poder gobernar. Esta tierra contiene una región que asesina a hombres, mujeres y niños con el perdón y la justificación de los tres estamentos representantes del estado, y lamen las llagas de otra región en la que la derecha burguesa busca con anhelo de ninfómana cortesana  los favores del anarquismo destructor del mundo capitalista, donde la sociedad más masónica, avarienta y usurera existente en la península hace cama con un puñado de desarrapados interesados, al parecer, en aniquilar todos los principios que mantienen el interés del resto de Europa por España: el sistema bancario occidental, la OTAN, la Comunidad Europea, el euro, las tendencias demócratas (aunque las evidencias lo nieguen), el derecho de las personas sobre el de las regiones, el respeto por la ley, la libertad y el parlamentarismo como medio de gobierno. El caso es hacerse con el poder... Bueno pues va a resultar que Spain sí es diferent... Salvo en los errores que nos igualan a todos en el continente. Al fin y al cabo ello constituye un nexo de unión para afirmar que Europa existe. Pero si Carlomagno levantara la cabeza.

No hay comentarios: