martes, 17 de noviembre de 2015

Cuantas veces habremos reflexionado desde esta atalaya de opinión sobre la falsedad de una Europa unida a través de intereses políticos, estratégicos, comerciales y ni siquiera morales a pesar de lo que tanto se ha querido divulgar sobre semejante concordia. La parodia exhibida sobre las flores y las velitas, los minutos de silencio, las lágrimas, las marsellesas y los alegatos de "todos somos París", no pasan, por más que lo intenten, del apunte folclórico y del espectáculo  para consumo. Ni siquiera las declaraciones sobre que esta es una guerra librada en otra dimensión (la tercera guerra mundial en fascículos que dijo el papa) contra el modo de vida, los valores determinantes del mundo de occidente, esas sobre las que tanto empeño han puesto comentarios y escritos mediáticos,  han servido de nada para que los dirigentes de las naciones europeas hayan comprendido que deberían seguir fingiendo complicidad si no quieren que esta Unión Europea tan descalabrada en tiempo y modo acabe de derrumbarse a través de las grandes grietas por las que algunos llevamos años viendo se escapa a chorros el agua de la presa.
No estoy dispuesto a discutir ahora que la religión sea o no el opio de los pueblos, como afirmaba Lenin, pero lo que ningún cerebro fascinado por el marxismo más radical, el anarquismo más drástico o la necedad más zapateril podrá discutirme es la enorme influencia, el valimiento, el poder y el gran peso que la religión ejerce sobre las turbas, la plebe y la patulea descerebrada, ignorante y carente de principios morales que en los festejos conocemos como "el respetable" y en el ámbito socio-político occidental como la ciudadanía o, en estas fechas de campaña electoral española, como el noble electorado (por cierto si no me equivoco el catalán Valls anda al asalto de la corona presidencial en menos de año y medio, al tiempo que se celebraran las federales en Alemania, y en unos meses las de USA).
Mas si se trata de una religión como el Islam en la que no existe un referente de autoridad, sino que el primer barbudo resentido se autoproclama imán, líder espiritual, una religión en la que sus adeptos afirman adorar a un dios que les ordena masacrar a inocentes con el mayor sadismo, en la que el crimen, la ausencia de la más mínima empatía hacia los demás (y no digamos piedad, clemencia, compasión o misericordia),  y el desprecio por la mujer, por el progreso a través del trabajo, la sana ambición de superación, el regusto por formar a tus hijos para que lleguen a ser personas de bien, la noble adaptación al desarrollo y prosperidad de una civilización adecuada a los tiempos y los avances científicos y técnicos y por la vida, a la espera de un más allá bendecido con un millar de huríes vírgenes, en definitiva una religión basada en el odio, para qué queremos más.
No voy a debatir ahora si esto es una guerra con el islam, si se debe aniquilar a todo bicho viviente, no solo de las regiones de Irak y Siria, sino también de África y Asia, que tengan relación con la canalla de los de Isis, Al Qaida, o cualquier otra porqueriza semejante, o si Europa y EEUU deben unirse en la defensa de sus ideales o marear la perdiz para no comprometerse con sus "delicados" electores, o poder ofender a mentes tan desquiciadas como las de Podemos, los comunistas de distinto pelaje, nacionalistas, etc. porque no sería democrático, pero lo que sí sé es que (y ya lo he comentado anteriormente) el pastor luterano Niemöller advirtió:
"Cuando los nazis vinieron a buscar a los comunistas,  yo no dije nada porque yo no era comunista. Cuando encarcelaron a los socialdemócratas guardé silencio porque yo no era socialdemócrata. Luego vinieron por los judíos, y yo no dije nada porque yo no era judío. Luego vinieron a por los sindicalistas, y no protesté porque yo no era sindicalista. Luego por los católicos, y yo no dije nada porque yo era protestante. LUEGO VINIERON A POR MÍ PERO, PARA ENTONCES, YA NO QUEDABA NADIE QUE DIJERA NADA"
Y ya vienen a por nosotros y a por los nuestros y lo nuestro. De modo que, para todos aquellos que estén dispuestos a votar a corto o medio plazo, recordad quien no os defendió, quien no hizo uso de los ejércitos creados para ello y quien prometió unos estados unidos europeos y no cumplió, cuando venían a por nosotros y dejaros de velitas, ramos de flores, minutos de silencio y cánticos marchosos y patrióticos. Nuestro futuro y el de nuestros principios es tema mucho más serio que todo eso. Y no olvidemos que la civilización occidental y democrática está criando cuervos que, antes o después, nos sacarán los ojos. Se impone, pues, cortar de raíz toda la mala hierba y luego extender un buen herbicida para que no vuelva a crecer.

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