lunes, 7 de septiembre de 2015

Según la prensa el criminal Putin está tratando de recomponer su imagen. Un jefe de estado intenta recomponer su imagen luciéndola en camiseta y alardeando de figura como un capullo de piscina. En fin. Además a ese que falta le hace retocar su imagen si tiene por costumbre imponerla mediante el tiro en la nuca o el envenenamiento; nadie le tose en Rusia y, como mucho le evitan en el resto del mundo. Pero no me hagan mucho caso que este no es el tema del día, lo que ocurre es que el tipo este me puede, sabemos que es un sociópata, torvo, resentido, estrafalario, amargado, receloso, aprensivo y mafioso pero el tener todos estos diagnósticos no impide que me levante el estómago, y cada día más.
En realidad, a día de hoy, estamos viviendo una peligrosísima situación que vengo anunciando hace mucho tiempo. Sin entrar a analizar los esfuerzos del Premio Nobel Obama por dar lecciones de moral social y política a través de sus homilías, pero evitando entrar en debates sobre la necesidad de convencer a los países occidentales de formar una coalición militar que entre a saco en esas dos caricaturas de naciones que son Siria e Irak y no dejar vivo ni a un solo miembro del Estado Islámico, ni a uno solo (tema sobre el que podríamos extendernos largo y tendido), resulta que los gobiernos de la Europa "libre", las "democracias" del Viejo Continente del siglo XXI, que tampoco están por la labor de jugarse ni un solo voto (que al fin y al cabo es el único objetivo de las mismas), en traer soldados muertos a casa y dar explicaciones a los antitaurinos... ¡huy! perdón, he querido decir los antisistema (los antitaurinos españoles son los antisistema financiados por la Holanda que tanto nos ama, para alborotar el ya muy alborotado patio español), es decir las extremas izquierdas, vamos los comunistas y los socialistas al uso, y ven, como ya hemos anunciado en este blog, acercarse a la serpiente multicolor inmigrante, comienzan a dar palos de fascista... ¡de ciego quería decir!, y enarbolan los métodos más irreflexivos, atolondrados, sin caer en que se les ve la posadera. En fin resumiendo diríamos que les encontramos evacuados en un retortijón intestinal incontenible que me provoca un estado entre una mezquina vergüenza ajena y la desazón de la nausea.
No hace mucho que yo lo advertí. Pero nada que no escuchan. Ahora me gustaría saber lo que piensa aquella comisaria europea, ¿Cómo se llamaba aquella majadera? ¡Ah, sí! Cecilia, y aquel otro comisario de derechos humanos, nada menos, un gilipollas llamado Nilh algo y, sacando factor común, todos los mentecatos, sean o no españoles, que también los hay, de la necia Europa que se han dedicado a criticar al gobierno de España y a la Guardia Civil, por evitar la entrada de expatriados en las fronteras de Ceuta y Melilla, por cierto con todo cuidadito para que no se hagan pupa con los pinchos, o devolverlos a Marruecos, cuando los países de Centroeuropa, es decir los dignos eslavos, los aguerridos prusianos, los progresistas escandinavos o los húngaros herederos de todos aquellos 5.000 supervivientes del nazismo que el diplomático español Ángel Sanz Briz conocido como el "Ángel de Budapest", sacó de las garras de una dictadura criminal y que a esta hora se dedican a masacrar a otros desgraciados que les parecen inoportunos y molestos.
Las alambradas de espinos y cuchillas (tan criticadas a España), las represalias policiales, que incluso impiden que la Cruz Roja les proporcione agua y alimentos, la utilización del ejército por parte de británicos y franceses (los mismos gabachos que siempre han presumido de ser un país de alojamiento para exiliados políticos, como Jomeini, por ejemplo), el hacinamiento en trenes al estilo de los judíos por las SS, para quitárselos de encima, la caza despiadada de familias que escapan del horror de una muerte segura y espantosa y van dejando un rastro de cadáveres a sus espaldas y... vamos que si se hubieran metido, los países de la digna Europa boreal, la lengua en el culo cuando opinaban, displicentemente, ante una taza de te o una jarra de cerveza, sobre la bien merecida fortuna de "esas tierras de desgraciados que huelen a ajo" llamadas España, Italia y Grecia, sin pestañear, y negándose a colaborar para resolver la sangría de los emigrantes en el Mediterráneo, los miles y miles de inocentes ahogados o muertos por frio, asfixia, hambre o sed, ahora no se les estaría  viendo el alcance tan pobre de su ética, de la moral de una civilización que va apagándose, de una Europa que se desmorona lentamente sin remedio... Y el islam lo sabe perfectamente.
¿Recuerdan como empezó la Gran Guerra? Pues creo que desde 1945 no se conocía un drama semejante, salvo los crímenes cometidos por los serbios en la Guerra de los Balcanes, naturalmente aún sin esclarecer ni castigar la mayor parte (muy al estilo de la payasada de Núremberg), o las purgas comunistas en el mundo soviético, que han pasado a la historia porque no hay que mirar al pasado, es más es mejor desconocerlo, ignorarlo, porque el comunismo resulta que es democrático en todos los parlamentos, incluso el comunismo más marxista y estalinista, mientras el fascismo, lógicamente, no. No obstante setenta años son muchos desde el final de la última contienda mundial; creo que a Europa le está haciendo falta otra gran guerra.
 

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