lunes, 27 de julio de 2015

Decía mi madre que más vele una vez colorado que ciento amarillo. Si se hubiera dado, hace muchos años, un puñetazo en la mesa, si alguien hubiera tenido los testículos suficientes para impones, por la vía que fuera, la ley en este país...Pero me temo que no todo era falta de testosterona.
El odio es ciego... pero también necio, irreflexivo y muy, muy dañino. Y si encima es ejercido por bestias cuyos argumentos o motivos no son la respuesta a una agresión previa por parte del odiado, sino que ni saben el origen de ese destructivo estado de ánimo, solo sienten el instinto de aniquilar, demoler, hacer un daño infinito como respuesta a bajas emociones hijas del rencor, la envidia y frustraciones, prejuicios y fracasos personales, resulta aún más doloroso, porque se engarza a la cadena genética de los individuos pasando de generación en generación sin que, al final, nadie sepa como comenzó semejante aborto emocional. Los asesinos vascos, los vascos en su conjunto, nunca han sabido a ciencia cierta el por qué de la necesidad de matar, observar impávidos como matan aquellos a los que llaman sus representantes, sus libertadores, o justificar estos actos. En resumen hay que expresar (derecho de expresión) el odio y las frustraciones asesinando de cualquier forma.  Pero con esa amenaza han malvivido en una situación de purga estalinista, vigilándose unos a otros, convencidos (mira que son mulas) de que podían obligar a todo un país a arrodillarse a sus pies aterrorizados y vencidos.
Pero he aquí que a los próceres nacionales, desde hace mucho tiempo, les priva la idea de ser, cada uno de ellos, quien pase a la historia como el "pacificador" de la región vasca, aquel que consiguió que la ETA no matara más. Y el milagro ha tenido lugar a caballo entre los gobiernos de la alianza de civilizaciones de ZP y el del "buen rollito" de Rajoy. ¿Y cómo lo han conseguido? Es fácil de saber si nos damos cuenta de lo que -¡Oh casualidad!- está pasando hoy día. Solo me falta por saber quien les convenció a los vascos diciéndoles:
"No seáis jumentos ¿no veis que así no vais a conseguir nada? Son muchas décadas intentando una independencia haciendo el bestia sin ningún resultado. Uníos a nuestra "democracia" y conseguiréis vuestro propósito".
Habrá sido el Gedeón de Zapatero, el autista Rajoy... No lo sé pero sé que la chusma etarra se está adueñando de las instituciones locales a pasos agigantados, en colaboración directa con la línea marxista leninista de las últimas elecciones y la actual dirección nacional del PSOE. ¿Es esto lo que esperaban conseguir todos ellos y temíamos todos nosotros, o al menos los que razonamos?. Creo que sí. Y es más el triunfo de la revolución bolchevique, el golpe contra el estado español, contra todas sus instituciones, las normas y reglas que nos rigen, nuestras costumbres, tradiciones, historia, creencias y en definitiva, todo aquello por lo que hemos luchado y sufrido toda nuestra vida, parece imparable, inevitable. Pero los vascos ya no matan... de momento. Porque ¿Quién será el que recoja la pistola de las manos asesinas vascas? Los catalanes (a estos no les hace falta ya), las fuerzas de la izquierda marxista tras el presuntamente inminente golpe, como ocurrió en 1931 con el Frente popular. De momento la franja de tierra que limita, más o menos, con los Pirineos, el Ebro, el Cantábrico y el Mediterráneo, autorizada a desmadrarse contra la ley y contra el ciudadano libre, reflexivo y de buena entraña está inflamada y en expansión. Pero la ETA ya no mata... De momento

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