viernes, 10 de enero de 2014

En alguna otra ocasión he comentado que la raíz inmediata de nuestros males de hoy deriva de que ZP y el zapaterismo hundió España en todas sus calidades, su alcance como nación y sus valores tradicionales reconocidos en el mundo entero; vamos que Zapatero hundió España. En cambio Rajoy, con el pretexto de salvar España, ha hundido en la miseria a los españoles de bien uno a uno, robando a cada familia la poca alegría y esperanza que le quedaba de progreso, y en muchísimos casos incluso de comer dos veces al día... o uno. A ninguno de los dos presidentes, ni a sus corifeos, les ha importado jamás un maravedí la patria ni sus gentes.
Hoy en concreto he tenido la oportunidad de escuchar a dos jóvenes, varón y mujer, que rondaban los treinta años hablando, en un programa de debate de una televisión privada sobre sus experiencias, principalmente en el extranjero, y que piensan reproducir en España, como empresarios tras haber sido considerados como emprendedores especiales en países de capitalismo estable, aconsejando a otros jóvenes la manera de salir adelante sin tener que depender del gobierno español, ni de sus ramales capitalistas. No es la primera vez que escucho a jóvenes formados, inteligentes, sensibles, capaces y, sobre todo, honrados, de momento, dando auténticas lecciones de supervivencia a todo aquel que desee escucharlos, con un sentido común, una capacidad analítica y una solvencia en la aplicación de soluciones, sorprendentes a esa edad, y ello me está reconciliando con la juventud que siempre contemplo como indolente, carente de visión de futuro, alcohólica, amoral y, en resumen "ni-ni". Hay jóvenes capaces de sacar adelante a las personas que Rajoy ha hundido en la miseria. Y lo que más atrajo mi atención es que en ningún momento, estos chicos comentaron el partido político de sus amores, ni lo malos que son los políticos de..., ni si pertenecen a las juventudes de... o ¡arriba la bandera...!. Que seriedad. Y yo me pregunto ¿No sería posible que nos gobernaran estos muchachos? sin pasar por las horcas caudinas de ningún partido político, ni ideología, ni vender su alma a una multinacional, un banco o cualquier otra forma de capitalismo salvaje.
Yo sé perfectamente la forma de que en el plazo de seis meses todo el mundo podría tener opción a trabajar y como los servicios clave de una sociedad civilizada (sanidad, enseñanza, justicia y orden público) estén lo más arriba que puedan estar en el ranking del concierto mundial. Lo sé perfectamente. Pero sería bueno que los ciudadanos que se preocupan por los suyos, su familia, su gente y no por la Prima de Riesgo, el IBEX-35 o el recorrido de la Deuda Pública, exijan un gobierno de coalición entre estos jóvenes emprendedores, preparados a tope y llenos de energía junto a aquellos jubilatas que nos alejamos de nuestros puestos de trabajo agotados por el esfuerzo inútil durante décadas, defraudados por los manejos turbios a nuestro alrededor, y con los ojos bañados de lágrimas viendo nuestras manos vacías de provecho después de media vida entregada a una labor constante, pero eso sí con el saco repleto de una experiencia que solo puede adquirirse con el tiempo, con mucho tiempo, muchos errores, sinsabores y noches sin pegar ojo. Esa es la única coalición que puede salvar a la nación española. Los valores de la experiencia honrada y sin "timbre" junto a la pujanza analítica y el ardor emprendedor de la juventud más preparada. Pero mientras el ciudadano siga apoyando a los partidos políticos, agencias de colocación al más necio, logias para la pirueta de vivir sobre el mullido "dolce far niente", una y otra, y otra, y otra vez, del engaño, la mentira y el delito, ya pueden hacer colas en las oficinas del INEM y donde den la "sopa boba" de caridad porque esos jóvenes y muchos sesentones hemos entendido que no se trata de que "lo estén haciendo bien o mal" Rajoy, o Rubalcaba, o Chacón, o Rosa Díez o la madre que los parió a todos ellos sino que esta tropa jamás alcanzarán la cumbre que yo estoy ofreciendo, de manera tan ingenua, desde la que se divisa el auténtico mal de una sociedad cuya ignorancia no puede ser motivo suficiente de culpa para acabar despeñándose por el abismo de aquellos a los que les han pateado el pasado, les han embarrado el presente y les han robado el futuro.

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