jueves, 26 de julio de 2012

En el siglo XVII el bandolerismo catalán , iniciado a mediados del siglo XIV, alcanza su periodo culminante y desata una gran violencia que alarma el poder. Fenómeno típicamente mediterráneo, surgió en Cataluña a causa de la descompensación entre economía y demografía, y se extendió a todas las capas sociales. Si bien en un primer momento el bandolerismo fue aristocrático, en estos años se transforma en popular y origina una serie de medidas (prohibición de viajar más de tres hombres armados, facultad para violar la inmunidad eclesiástica, etc.) mal acogidas. Concentrado en las zonas montañosas, su persecución se hace dificil por el apoyo que recibe de la población y por la dualidad de poderes (Generalitat-poder central) del principado, que se delegaban al problema. Felipe II quiso erradicarlo, pero no tuvo éxito, porque la brutal represión a cargo de los virreyes solo provocó el odio al poder central y un cierto nacionalismo.

Eurípides en "Medea" reflexionaba de esta manera:
"... muchas veces hacen los dioses lo que no se espera, y lo que se aguarda no sucede y el cielo da a los negocios humanos fin no pensado. Asi ha acontecido ahora".
No creo que a ninguna persona perspicaz se le haya escapado que la presión despiadada, feroz y cruel a que nos tienen sometidos nuestros socios europeos comunitarios responde a un propósito perfectamente calculado, con una finalidad determinada a corto-medio plazo. A mi no hay quien me quite de la cabeza que existe un interés en que España (y en el mismo lote Grecia, Italia y Portugal) caiga con todas las consecuencias que ello representa. La creación de la Comunidad Europea, y no digamos nada de la Europa del euro, fue proyectada por neuróticos paranoides, y algunos, entre los que me encuentro, advertimos desde un principio que esto no iba a cuajar y que volveríamos a la peseta, en el mismísimo año 2002. Ahora, desde hace algún tiempo, se van convenciendo en tierras de los galos, germanos, britanos, vándalos, godos, dacios e incluso eslavos de todas las regiones, que con los pueblos del Mediterráneo más vale no tener tratos porque son gente de muy poco fiar, es decir con la mayoría del antiguo Imperio romano, pues una vez que se desplomó el susodicho imperio, civilizadores de todo el orbe conocido, y entraron los musulmanes, las costumbres se enmerdecieron hasta el punto de, como en Sodoma y Gomorra, no quedar una persona decente entre las paredes de sus ciudades. Y tienen razón. De modo que, sin prisa pero sin pausa estan orquestando una serie de maniobras más o menos oficializadas para alcanzar una Comunidad Europea que llaman de dos velocidades, dicho en otras palabras mandarnos a hacer puñetas, mientras estamos nadando en nuestras turbulentas aguas  domésticas y además llevándose la ropa.
Mucho daño ha hecho Zapatero y su cuadrilla, sin duda (de cárcel para todos); poco acierto y valor está teniendo Rajoy para llevar a cabo las reformas estructurales políticas, sociales y económicas y sobre todos orgánicas, es claro, pero que nadie nos está ayudando sino todo lo contrario, haciendo daño para que caigamos estrepitosamente, no tiene vuelta de hoja. Grecia no se recupera ni se recuperará; Portugal intervenida, España también y flotando en un mar aqpestoso de comunidades autónomas sobre las que el gobierno ni el jefe del estado no tienen poder ninguno; e Italia en caida libre. Este es el momento de quitarse a estos molestos delincuentes de encima (y de rebufo a Creta y Malta), así como es el momento de darles la independencia a los catalanes a ver si los quiere alguien por ahí, porque hacen falta ganas para ir a veranear a Cataluña cuando no tienen ni una sanidad tercermundista... te pones enfermo y más vale que te marches a tu país de origen porque no te van a dar ni una tirita; eso sí con el envase escrito en catalán.
Amigos, es cuestión de tiempo... muy poco tiempo.
Afirmaba Gustavo Le Bon:
"El hombre es el verdadero creador de su destino. Cuando no está convencido de ello no es nada en la vida".

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