Finalmente hemos alcanzado un momento decisivo en la historia del siglo XIX, sobre el que daré unas pinceladas, aunque para una información más completa, aconsejo leer mi libro "UN PAÍS INGOBERNABLE", de Editorial Creación.
Resulta que Isabel II, cuyos aciertos durante su gobierno pueden contarse con los dedos de una sola mano (y desde luego muy inferiores que el número de sus amantes), estaba sentenciada, aunque su caprichosa soberbia no le permitía darse cuenta; sus días como Reina de España estaban contados.
Así las cosas, mientras la reina se encontraba de vacaciones en San Sebastián con uno de sus amantes, en Septiembre de 1868, y habiendo muerto O´donell el año anterior, con lo que su partido liberal distribuyó sus miembros entre republicanos, progresistas, demócratas y nuevos liberales, contempló con cierto desdén, como el almirante Topete desembarcaba en Cádiz seguido por la armada y parte del ejército al mando de Serrano, Prim, (que había salido disfrazado desde Londres hasta Gibraltar), y varios altos militares más. A esta revolución se conoce en la historia como LA GLORIOSA.
Tras la lectura de una proclama revolucionaria contra Isabel, se toma la decisión de hacerse con el gobierno del país, (pero para volver a nombrar un nuevo rey) postura a la que se sumaron fuerzas más radicales que buscaban implantar una revolución burguesa o incluso social.
Muere Narvaez. Según avanzan los ejércitos revoltosos hacia el norte, se les va uniendo una gran parte de las fuerzas, salvo un grupo, mandados por Pavía, que apenas ofrecieron una tenue resistencia en tierras de Alcolea.
Isabel II, empezó a ver las cosas de color hormiga y no dudó en pasar la frontera, con el amante de turno, y exiliarse en Francia.
El golpe había prosperado. Se formó un gobierno provisional regentado por Serrano y ocupando Prim la cartera de Estado, y posteriormente la de Guerra y Jefe del Gobierno. Muy pronto quedará claro que el prestigio de Juan Prim eclipsaba con mucho al del regente Serrano.
A partir de entonces España comenzará una etapa histórica nueva, con consecuencias insospechadas.
Por cierto, que nadie tema que uno de los miembros de la canalla sindicalista se atreva a provocar una revolución social marxista leninista, (al menos de momento) aunque lo intentarán sin cansancio, eso sí desde las tribunas, no dando la cara, arropados por la masa juramentada, porque son unos cobardes. Van amenazando con "reventar Madrid" y "entrar a matar", etc. ¡Pero que van a reventar nada! Si acaso apalear a un indefenso trabajador entre cincuenta vagos de estos. ¡Cobardes! ¡Chusma! y bien "pagaos", que es lo que son. Esta actitud mafiosa, nacional socialista, es añeja, una constante de los "derechos" de los "trabajadores" desde hace décadas, y suelen acompañarse con el sabotaje de medios de comunicación, sin preocuparles si el mismo puede poner en riesgo la vida de los usuarios, el bloqueo de las cerraduras o por el contrario, el asalto de locales públicos o privados o de las sedes de partidos políticos, y agresiones lanzando objetos metálicos, o piedras, tan letales como las balas, contra los medios de comunicación o lugares de trabajo, ocupados por personas indefensas.
Esta gentuza sabe que pueden saltarse cualquier ley a la torera, porque nunca van a ser reprimidos, ya que trabajan, bien remunerados, al servicio del gobierno, si es de izquierdas, o de fuerzas opositoras progres. Aquí siempre podemos encontrar jueces, fiscales, policías, militares...Y hasta médicos, capaces de atropellar y quebrantar cualquier ley, por sagrada que resulte para los demás ciudadanos, incluida la Constitución, que han arrastrado cualquier intento democrático o de estado de derecho por el cieno, que, paradógicamente, era más tranquilizador en época del dictador, que en el postfranquismo (de hecho Zapatero ha prometido a los catalanes saltarse la Constitución y sortearla con leyes redactadas a su conveniencia).
Lectores extranjeros, no tengan la menor duda, España no es un país democrático, y mucho menos un estado de derecho; jamás lo ha sido despues de la muerte de Franco. Y en el momento actual es, incluso un estado peligroso.
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