viernes, 25 de junio de 2010

Tras concluir la Segunda Guerra Carlista y hasta el comienzo de la Tercera, en 1872, tuvieron lugar sucesos de notable interés para nuestros propósitos, aunque desde 1848, fin de los levantamientos de Madrid y del Regimiento España, hubo un periodo de relativa calma, hasta que en 1854 se organizó un follón de mucho cuidado que se ha llegado a conocer como La Vicalvarada.
La verdad es que el evento tuvo miga. El 28 de Junio de 1854 se produce un levantamiento militar, un golpe de estado militar, encabezado por dos primeros "espadas": O´donell y Dulce y, como no, con la colaboración inteligente del "paleto", Espartero.
Durante el levantamiento, el pueblo soberano, que se apunta a un bombardeo para juerguearse, aunque sea con "la roja", de Madrid, con la asistencia militar, asaltan e incendian edificios públicos, e incluso los domicilios privados de miembros del gobierno , linchando hasta la muerte a algunos representantes públicos, como el jefe de la policía, y atacando e incendiando los palacios de los nobles de la capital.
Es posible que a muchos progres actuales devotos de la ceja y tal, les parezca muy bien. Hay que acabar con los opresores aristócratas, y chupones nobles explotadores del pueblo. Pero ocurre, hijos míos, que los dos vencedores de la asonada, y beneficiados del golpe con sendos carguitos como Presidente del consejo de Ministros, y Ministro de la Guerra, a saber, respectivamente Espartero y O´donell, eran, el primero: Príncipe de Vergara, duque de la Victoria, de Luchana y Morella y Vizconde de Banderas, y el segundo: Conde de Lucena ¿Vale? En fin, no sé porqué me ha venido a la memoria el 11-M.
Total que durante dos años, más o menos, España tuvo un gobierno "liberal", hasta que, inevitablemente, O´donell y Espartero entraron en conflicto. La Reina apoyó al primero y Espartero se fue a hacer puñetas.
¿Y porque doña Isabel otorgó su apoyo a O´donell? Pues muy sencillo, porque antes le había otorgado otros bienes corporales y no le iba a desairar; ¡Vamos! que el apuesto militar se beneficiaba a Su Majestad (sería solo uno de los muchos).
Claro que el fajado armígero demostró entender poco de mujeres, pues cuando la veinteañera soberana se cansó de la aventurilla, pusóle de patitas en la calle y nombró de nuevo a Narvaez.
En fin, todo muy español; volvimos a las mismas despues de un montón de muertos, vergonzosos procederes y mierda liberal para el pueblo... Esto me suena.

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